¿Te has preguntado alguna vez cómo crece una planta hacia arriba o hacia abajo? Este comportamiento de los seres vegetales es un tanto curioso, pues aquí en la Tierra tenemos una gravedad lo suficientemente alta como para que todo aquello que nos rodea, incluso nosotros mismos, nos mantengamos sobre la corteza terrestre, sobre el suelo.
Sin embargo, los árboles, las flores, las hierbas… casi todas las plantas crecen como si quisieran tocar el cielo. ¿Por qué?
Si bien las raíces penetran en el suelo buscando humedad y podrán, además, asegurarse un buen anclaje, los tallos lo hacen en el sentido contrario buscando luz pues gracias a la energía solar podrán realizar la fotosíntesis y por lo tanto crecer. Pero, ¿cómo puede saber la planta hacia dónde dirigir el desarrollo de cada una de sus partes? ¿Acaso la semilla alberga toda esa información?
Bueno, pues aunque parezca increíble, así es. De hecho, puedes realizar el siguiente experimento en casa para comprobarlo:
- Coge un envase de leche, y ponlo horizontalmente sobre una mesa.
- Córtale un lateral, haciendo un corte hacia abajo.
- Ahora, rellénalo de sustrato y coloca una semilla (de guisante, por ejemplo) justo en el medio del envase, lejos del lado donde hayas cortado, pero sin llegar a estar en el otro extremo.
- Finalmente, riega.
En pocos días verás que sus primeras hojuelas (los cotiledones) empezarán a asomar por el lado que has cortado, hacia arriba.
Si bien aún hoy se desconoce por qué ocurre exactamente esto, sí que se da por válida esta teoría: la fuerza de la gravedad es posible que atraiga tanto el contenido celular líquido como su almidón. Ello podría ser el equivalente a nuestro oído interno, gracias al cual nos mantenemos en equilibrio al poder distinguir lo que es arriba y lo que es abajo.
Curioso, ¿verdad?