Experimentar con las plantas te ayuda a aprender más sobre ellas mientras te mantienes entretenido/a haciendo algo que te gusta. Además, así adquirimos experiencia en su cuidado, algo que nunca está de más.
Se suele decir que los aficionados quieren tener aquellas que, en teoría, no podrían crecer adecuadamente debido a las diferencias existentes entre el clima que tiene en su hábitat natural, y el que tiene esa persona. Por lo que hoy voy a hablarte sobre cómo proteger las plantas tropicales del frío.
Me encanta experimentar. No puedo evitarlo. Desde que empecé a cultivar plantas, allá por el año 2006, siempre me han llamado poderosamente la atención las plantas »raras», aquellas que sólo podía ver en documentales o en libros. Así fue como comencé a adquirir plantas llamadas »de coleccionista». Como era de esperar, tuve muchas pérdidas, pero también muchas alegrías. Si bien aquí donde vivo el clima es cálido, con temperaturas absolutas que rondan entre los 38ºC de máxima y los -2ºC de mínima, hay seres vegetales que lo pasan realmente mal, tanto por exceso de frío como por exceso de calor.
Así que, no me quedaba más remedio que buscar alguna solución, que no es otra que la de evitar que las que son más frioleras sientan el frío. No es nada fácil, aunque parezca lo contrario, ya que no consiste sólo en mantenerlas en casa y regarlas de tanto en cuando, sino que hay que estar pendientes también de la humedad (ambiental y del sustrato), del polvo que se deposita en las hojas, y de las plagas que pueda tener.
Para conseguir que la planta llegue sana a la primavera, lo primero que se ha de hacer es colocarla en una habitación muy luminosa, pero lejos de las corrientes de aire (esto implica también evitar ponerla donde las personas podrían rozarla, ya que si esto ocurriera, las hojas podrían terminar secándose).
Una vez hecho esto, tenemos que aumentar la humedad ambiental alrededor de la planta. Para hacerlo, se pueden poner boles con agua alrededor de la misma, o poner muchas plantas juntas. Desaconsejo la pulverización, pues le dificultaríamos la respiración al obligarla a mantener cerrados los poros de sus partes foliares. Por este mismo motivo tenemos que acordarnos de pasarles un trapo (o un pincel con la brocha seca y limpia) para retirarles el polvo.
El riego tiene que ser semanal o decenal, dependiendo de la planta en cuestión. Pero, en todo caso, hay que dejar secar el sustrato completamente antes del siguiente riego, ya que de lo contrario podrían aparecer hongos por exceso de agua.
Y, por último, durante estos meses no abonaremos, pues el crecimiento es mínimo, prácticamente inexistente.
Todo lo demás es tener mucha suerte. Pero seguro que con estos consejos te llevas más de una sorpresa agradable 😉 .