¿Te gustaría cosechar tus propios alimentos pero no dispones de huerto? Si es así, te animo que cultives apio, ya que lo puedes tener tanto en maceta como en tierra. Además, es una planta que, aunque no tengas mucha experiencia, sólo necesitará unos mínimos cuidados para crecer.
Así pues, hoy vamos a aprender cómo sembrar apio. ¿Te apuntas?
Preparando el material
Antes de proceder a la siembra, es importante preparar todo aquello que vamos a necesitar. De esta manera, será una tarea aún más gratificante que nos llevará menos tiempo. En este caso, usaremos:
- Semillas: se pueden adquirir en viveros o en tiendas de jardinería. Es muy recomendable introducirlas en un vaso con agua para que se hidraten, acelerando así su germinación.
- Semillero: puede ser una maceta, envases de leche, vasos de yogurt, pastillas de turba… lo que en ese momento prefiramos. Lo único que hay que tener en cuenta es que el agua sobrante debe de poder salir por alguna parte.
- Sustrato: como los apios no son exigentes, podremos usar turba negra mezclada con perlita a partes iguales, o comprar un sustrato específico para semilleros.
- Regadera con agua: por supuesto, tras cada siembra o trasplante, hay que regar.
- Ubicación soleada: para que nuestras plantitas tengan un óptimo desarrollo, es conveniente que las ubiquemos a pleno sol.
Y ahora que ya lo tenemos, pasemos al siguiente paso.
Siembra de apio
La siembra es una experiencia maravillosa, sobretodo cuando sabes que de esas semillas obtendrás una excelente cosecha. Para sembrar apio, hay que proceder de la siguiente manera:
- Rellenar casi por completo el semillero con el sustrato que hayamos preparado.
- Colocar un máximo de dos semillas en cada uno, y cubrirlas con un poco de tierra.
- Finalmente, regaremos y lo ubicaremos en una zona donde los rayos del sol le lleguen directamente.
En cuestión de pocos días germinarán.
¡Feliz siembra!