En los campos y descampados de Europa podemos encontrar una planta que se parece tanto a la zarzamora, que se la conoce como zarzaparrilla o zarza morisca. Se trata de un arbusto trepador de crecimiento muy rápido el cual a menudo se ve creciendo y desarrollándose sobre los troncos de los árboles y de otros seres vegetales.
Produce unas bayas cilíndricas muy parecidas a las cerezas, pero que lamentablemente son ligeramente para el ser humano. Sin embargo, su raíz es comestible… y medicinal.
¿Cómo es la zarzaparilla?
Nuestra protagonista, cuyo nombre científico es Smilax aspera, es un arbusto trepador que posee tallos delgados, de hasta 15m de largo y protegidos con espinas. Las hojas tienen forma acorazonada, son alternas, ásperas, pecioladas y perennes. Éstas, en la base de cada peciolo, tienen dos zarcillos.
Las flores son de color amarillo-crema y aparecen en racimos axilares. Una vez que son polinizadas, comienzan a madurar los frutos, los cuales adquieren forma de baya globosa que contienen de una a tres semillas.
¿Para qué se usa?
Las raíces de esta planta son comestibles, y se usan a menudo como medicinales. Tienen propiedades diuréticas y depurativas; ayudan a reducir los niveles de colesterol, mejoran los síntomas de las enfermedades reumáticas y las de la piel, como el acné, los eccemas o el herpes. También se pueden usar para prevenir las piedras en los riñones.
Sin duda, la zarzaparilla es muy interesante, ¿verdad? Pero, ¿cómo podemos aprovechar sus beneficios? Muy sencillo: tan sólo tenemos macerar durante 12 horas dos cucharadas de raíz seca en medio litro de agua, y después seguir este paso a paso:
- Echamos en una cacerola una cucharada pequeña de trocitos de raíz por cada taza de agua.
- Llevamos a ebullición y, cuando comienza a hervir, lo ponemos a fuego lento durante 10-15 minutos.
- Quedará filtrar la decocción mientras esté caliente.
Tomando dos vasos al día lograremos tener una mejor salud.
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