En el archipiélago canario podemos encontrar jardines con una gran diversidad de plantas, debido a los distintos microclimas que hay allí. Desde plantas tropicales como los palmeras cocoteras hasta de climas algo más fríos como las magnolias. Pero sin duda, si tenemos que destacar una sobre todas las demás es el Drago de Canarias, una planta endémica de la región cuya belleza es espectacular.
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El Drago pertenece a la familia de los ágaves, es decir, a la Agavaceae. Su nombre científico es Dracaena draco, y se puede tener en jardines subtropicales de alrededor del mundo. Además, es razonablemente resistente al fresco, pudiendo resistir temperaturas de hasta los dos grados bajo cero siempre y cuando sea por un breve periodo de tiempo. Si vives en un clima más frío puedes tenerla en interior mientras haya riesgo de nevadas.
Esta es una planta muy longeva. De hecho, en Tenerife crece uno al que se le calcula más de un millar de años. Asimismo, también hay que añadir que es de crecimiento más bien lento; característica que comparten todas las especies vegetales que no tienen prisa por ser adultas.
Si deseas tener un Drago en tu jardín, debes saber que su ubicación más adecuada es en donde reciba la mayor cantidad de luz solar directa posible. En rincones con semisombra sus hojas podrían verse caídas debido a la falta de luz.
Para que su sistema radicular no tenga problemas de ningún tipo, es muy recomendable que mezcles la tierra que tienes en tu jardín con greda volcánica. Así evitarás que el agua permanezca encharcada durante mucho tiempo a la hora de regar, lo cual podría resultarle perjudicial al Drago.
Es una planta excepcional para jardines de bajo mantenimiento gracias a su resistencia a la sequía y a las plagas. Y, por si fuera poco, no hace falta podarlo, exceptuando las hojas secas.
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