Me gustan las plantas con flores de color azul o bien aquéllas que tienen una hermosa tonalidad en tonos violáceos o púrpuras. Son mis favoritas, románticas, femeninas y además transmiten esa sensación de paz y serenidad que siempre resulta agradable.
Estas flores son ideales para combinar con otras tonalidades, ya sea con versiones en blanco o bien con flores de colores fuertes como el amarillo o el rojo, tonos más cálidos que contrastan con la frialdad del púrpura y el azul.
La naturaleza nos regala un gran número de flores que se debaten entre el morado y el celeste, el azul eléctrico y el púrpura con cuerpo. Puedes pensar en estas plantas para cultivar en el jardín o bien para disfrutar desde la ventana que mira al balcón.
La Clematide es una de ellas como así también el Aster y el allium, tres plantas de color púrpura, suaves e intensas al mismo tiempo. En particular, disfruto de la Anémona pues está a medio camino entre el azul y el violeta, con una tonalidad tan propia, tan única y ese contraste perfecto del amarillo en su centro. La Calicarpa nos regala un violeta fuerte y tan intenso como hermoso y lo mismo sucede con el Geranio himalayense. En cambio, la Hortensia es de un azul mucho más suave, al igual que el Agapanto.
Lo cierto es que encontrar plantas con flores de un azul neutro es una tarea casi imposible pues la naturaleza se ha empeñado en entremezclar este color con la gracia del violeta. Creo que ha sido el gran acierto de todos los tiempos pues sólo así podemos disfrutar de estas hermosas y coloridas flores cuyos colores estrechan lazos con la firme intención de ser cada vez más bonitos, fascinantes e inquietos.
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