Las bellísimas variedades de Arce japonés

Mucho se ha hablado del Acer palmatum, la joya del jardín: ese arbusto o árbol que habita sobretodo en Japón, pero también en China, que tiene enamorados a … no sé, ¿miles…, millones? de personas. Y es que, sus hojas poseen una elegancia y una belleza extraordinarias, de esas que te hacen imaginar que estás en un banco en un parque de la oriental ciudad, escuchando solamente la brisa del viento.

Afortunadamente, o quizás lamentablemente para los coleccionistas, hay muchas especies y variedades de arce japonés, y cada cierto tiempo van apareciendo nuevos cultivares. En esta ocasión te voy a detallar las más fáciles de encontrar y cuidar, y sobretodo aquellas que, además, son las más idóneas para climas algo más cálidos que el que sería el ideal para el árbol.

Acer palmatum ‘Atropurpureum’

El Acer palmatum »Atropurpureum» es, seguramente, uno de los más comunes, por no decir el que más. Pero es algo que está más que justificado, ya que sus hojas tanto en primavera como en otoño se visten de color rojo espectacular. En verano, sin embargo, adquieren un tono más verde, también muy llamativo. Con una altura de dos-tres metros es perfecto para jardines pequeños.

En climas cálidos, donde el sol es muy intenso, se recomienda protegerlo de la luz directa.

Acer palmatum ‘Seiryu’

El »Seiryu» es algo diferente. Crece como árbol de cinco a ocho metros de altura. Debido a esto puede vivir bien en exposiciones a pleno sol, incluso en climas como el mediterráneo sólo deberemos de tener en cuenta una cosa… que mencionaré más abajo.

Por ahora, te recomiendo que lo tengas en tu lista de favoritos. Es resistente, y sobretodo muy agradecido.

Otras especies

El ejemplar de la foto superior es un Acer palmatum Shigitatsu-sawa. Un árbol magnífico que alcanzará alturas cercanas a los ocho metros. Si estás buscando un árbol que dé buena sombra y que además embellezca aún más tu jardín, ¡este es el tuyo!

Si no te acaba de convencer, hay otras especies igual de recomendables. Entre ellos:

• Acer palmatum »Osakazuki» (foto inferior) – colocar a pleno sol. Crece hasta una altura aproximada de seis-siete metros. Es, junto con el Seiryu, uno de los más recomendados para climas cálidos como el mediterráneo.
• Acer palmatum »Deshojo» – prefiere exposiciones semi sombreadas. Con una altura de cuatro metros a lo sumo, es ideal para tener en maceta.
• Acer palmatum »Butterfly» – también debemos de ponerlo a resguardo del sol. Alcanza una altura de unos dos-tres metros. Tiene unas hojas variegadas preciosas, pero es por este motivo por el cual se debe de proteger de la luz directa.

A tener en cuenta…

Los arces japoneses se desarrollarán espectacularmente bien en regiones templadas, en donde dispongan de terrenos con un pH ácido (entre 4 y 6’5), ambientes húmedos y veranos no demasiado cálidos. Si vives en un clima seco, con temperaturas en verano superiores a los 30 grados Celsius (éste es el máximo que he podido comprobar que soportan mis propios ejemplares), y si además el terreno es calcáreo… el cultivo es muy complicado. Pero no imposible. Lo que sí que necesitará, sí o sí, son temperaturas mínimas bajas (de cinco grados o inferior) en invierno.

Un truco para que tus arces crezcan sin demasiados problemas es el siguiente: utiliza como sustrato akadama y un poco de turba o, mejor, akadama y kyriuzuna. Esta última es una mezcla que se está poniendo de moda gracias a un conocido bonsaísta, y realmente funciona. El problema de estos árboles es que son muy sensibles al exceso de riego, pero al tener una mezcla tan porosa, que ayuda a que el drenaje del agua sea rápido, se evitan estos problemas. Ah, y por cierto, no olvides regar con agua blanda y de abonar con un abono específico para acidófilas o bien con cualquier abono orgánico.

Por supuesto, puedes hacer de tu árbol un precioso bonsái, ya que resiste muy bien la poda, y puede crecer sin problemas en maceta.

¡Que disfrutes de tu Arce japonés!