Principios básicos de la Escuela Clásica de Bonsái

Bonsái de arce aponés

Bonsái de Acer palmatum

¿Cuántas veces has ido a un vivero y te has parado a contemplar los bonsáis? Muchas, ¿verdad? Y es que son unas auténticas obras de arte en miniatura. Unas plantas capaces de hacernos sentir que estamos en medio de un bosque, incluso en la ciudad. Es asombroso. Pero al igual que la vida misma, ellos también tuvieron un comienzo. Los primeros que empezaron a cultivar árboles en maceta, lo hicieron porque buscaban tener un pedacito de naturaleza en el hogar.

Tiempo después, allá por el año 700 d.C., en China, se fueron construyendo los cimientos de lo que sería conocida como la primera escuela donde se enseñaría este arte. Te explicamos cuáles son los principios básicos de la Escuela Clásica de Bonsái, para que puedas hacer el tuyo propio como antaño.

La triangularidad en el bonsái

Bonsái de pino japonés

Todo bonsái debe de estar dentro de un triángulo. En las exposiciones, es frecuente que los árboles vayan acompañados por una pequeña planta de acompañamiento y un cuadro (que se llama Kakemono, el cual representa un paisaje de la estación que haya en ese momento). Si lo vemos desde una cierta distancia, observaremos que los tres elementos forman la mencionada figurada. Ésto se debe a que en la filosofía del bonsái el triángulo es el camino que nos lleva al cielo. Por lo tanto, en la parte más baja estará situada la planta de acompañamiento, en la parte central estará el bonsái representando al ser humano y en la parte superior el Kakemono en representación de la deidad que corresponda.

Pero, además, en el mismo bonsái también se deben de poder ver la mencionada figura geométrica. Así, el ápice (conocido como SHIN) siempre estará un poco por encima del resto. Por otro lado, tendremos la rama que crezca en la más parte inferior del tronco (conocida como SOE), y la que esté en medio de ambas (conocida como TAI). Uniéndolas, tenemos que tener un triángulo escaleno.

Otra de las cosas que hay que tener muy en cuenta es la armonía. Hay que mantener la triangularidad en el árbol, pero al mismo tiempo hay que conseguir que se vea natural. En la Escuela Clásica del Bonsái no se busca forzar al árbol para crear plantas que, si bien pueden quedar espectaculares dedicándoles muchas horas de trabajo, al no tener su homónimo en la naturaleza se vería muy forzado. Especialmente si te acabas de adentrar en este mundo, lo más recomendable es que te dejes guiar por tu planta.

Observa el tronco, ¿cómo se mueve? Y sus ramas principales, ¿cómo se distribuyen? Sólo así, con el paso de los años, se obtendrán auténticas obras de arte.

Respetar los ciclos del Bonsái

Bonsái de Eurya

Bonsái de Eurya

¿Tienes ganas de comenzar a podar, alambrar, trasplantar…? ¿Sí? Es normal 🙂 . Todos hemos pasado por eso, y no hay quien se libre de la impaciencia. Pero es importante respetar los ciclos de cada planta. No hay que olvidar que un bonsái es un ser vivo y, como tal, es conveniente tratarlo. Esto significa que, a menos que se trate de una especie tropical y tengamos un clima frío, nuestro bonsái estará siempre en el exterior. Es esencial que sienta el paso de las estaciones para que pueda hacer frente a todas ellas con un excelente estado de salud.

Por supuesto, para mantenerlo dentro de la bandeja de bonsái es conveniente ir realizándole algunos trabajos en determinadas épocas. Aquí tienes una pequeña guía que te servirá para saber qué hacer en cada estación:

Trabajos en primavera

Bonsái de Azalea

Bonsái de Azalea

Durante estos meses en los cuales la temperatura se mantiene en valores agradables, cuando las heladas ya hayan pasado, tenemos que hacer lo siguiente:

  • Trasplante: enseguida que pase el invierno, se trasplantarán todas las especies, tanto de hoja caduca como perenne. Utilizaremos un sustrato poroso, mezclando por ejemplo 70% akadama y 30% kiryuzuna. Si tienes árboles tropicales, es mejor esperar a la próxima estación.
  • Riego: no dejaremos secar nunca el sustrato. Lo ideal será regar una vez cada 2-3 días dependiendo de la climatología local.
  • Tratamiento contra plagas: comienza a ser necesario. Pulverizaremos con Aceite de Neem o haremos infusiones con ajo y/o cebolla para prevenirlas.
  • Alambrado: para alambrar al árbol es importante que haya la misma distancia entre giros. Así, el daño que se le hace es mínimo, prácticamente inexistente, y se mejorará notablemente el diseño que hayas escogido. Una vez puesto, se lo iremos revisando de tanto en cuanto -una vez cada 10 días por ejemplo- para que evitar que se incruste en las ramas.
  • Poda: hay que podar sólo si es necesario, quitando aquellas ramas que crezcan hacia adelante, se entrecrucen, se vean débiles o no entren en el diseño.
    NOTA: Si hemos trasplantado, no se puede podar hasta que no llegue otoño o el año próximo.
  • Abono: abonaremos utilizando un fertilizante líquido para bonsáis durante toda la temporada de crecimiento (desde primavera hasta finales del verano).

Trabajos en verano

Bonsái Acer buergerianum

Bonsái de Acer buergerianum

En estos meses la calor es la protagonista climática, y esto a los bonsáis no les suele gustar demasiado, especialmente si el clima es muy cálido. Así que, tendremos que estar más pendientes de ellos, y no olvidar:

  • Riego: el sustrato se seca con mucha rapidez, por lo que regaremos unas dos veces -o más- al día si las temperaturas son muy altas (por encima de los 30ºC).
  • Pinzado: como el árbol está creciendo, quizás necesite algunas sesiones de peluquería. Dejaremos crecer entre 4 y 8 pares de hojas, y cortaremos entre 2 y 4.
  • Trasplante: ahora es cuando se pueden trasplantar especies tropicales, como las del género Ficus, Serissa o Carmona.
  • Tratamiento contra plagas: durante esta época son frecuentes las plagas de cochinillas, araña roja y pulgón. Utilizaremos insecticidas químicos que contengan Imidaclorid o Clorpirifos, o podemos también hacer insecticidas caseros. Si el ambiente es muy seco, un truco para evitarlas es el de pulverizar con agua de lluvia o mineral por la mañana temprano o por la noche.

Trabajos en otoño

Bonsái de Fagus crenata

Bonsái de Fagus crenata en otoño

Poco a poco los árboles comienzan a crecer cada vez más lentamente y algunos, los de hoja caduca, se detendrán y sus hojas cambiarán de color para luego caer. Pero, durante el otoño los trabajos no se terminan:

  • Riego: espaciaremos los riegos conforme las temperaturas vayan disminuyendo. Regaremos, como norma general, una vez cada 3-4 días.
  • Abonado: como la planta detiene su crecimiento, no necesita un aporte de nutrientes extra, por lo que se debe de suspender el abonado.
  • Poda: si no lo hemos hecho en primavera, a principio de estación es el momento más adecuado para hacerle podas de formación cuyo objetivo es el de darle a nuestro árbol un diseño. No tenemos que olvidarnos de desinfectar con unas gotas de alcohol de farmacia las herramientas que vayamos a usar, ni de ponerle pasta cicatrizante en cada herida para evitar que los hongos puedan perjudicarle.
  • Alambrado: durante estos meses se pueden ir quitando para dejar descansar el bonsái. Si vemos que siguen siendo necesarios, el año que viene se los volveremos a poner.

Trabajos en invierno

Bonsái

Y con la llegada de los meses más fríos del año, los trabajos del cuidador del bonsái sí que disminuyen notablemente. Tanto es así que sólo hay que regar de tanto en cuando para evitar que el sustrato se seque, y protegerlo de las heladas en el caso de que sea una especie tropical.

¿Existen los Bonsáis de interior?

Ya que en invierno hay que proteger a determinados árboles de las heladas, me gustaría hablarte de un tema del cual se suele dudar bastante, que no es otro que el de los bonsáis de interior. Lamentablemente, no existen; pero no te preocupes, ya que si los tienes sólo durante los meses de invierno dentro del hogar en una habitación que esté muy bien iluminada, lejos de las corrientes de aire, no le va a pasar nada. Así, tú te aseguras de que va a superar la estación sin problemas, mientras que lo puedes contemplar todos esos días nada más levantarte.

Qué es un bonsái y qué no lo es

Bonsái de enebro

Bonsái de Juniperus

Actualmente puedes encontrar árboles etiquetados con el nombre de »bonsái» en cualquier tienda de jardinería o vivero. Sin embargo, para la Escuela Clásica sólo serán verdaderos bonsáis aquellos que cumplan con estos requisitos:

  • Tienen que ser plantas leñosas, como árboles, arbustos o coníferas.
  • Deben de haberse trasplantado un mínimo de 3 veces, desde que era un joven árbol de semilla o de esqueje hasta el momento de su venta.
  • El que lo haya hecho, tiene que haber seguido el principio de la triangularidad y haber respetado los ciclos del árbol.

Así, los esquejes enraizados y plantados en bandejas de bonsái, no son realmente bonsáis. Tampoco te tienes que dejar engañar por la edad: ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo sobre este tema. Hay quien dice que se debe de empezar a contar desde que el árbol germina, y otros desde que se empieza a trabajar como bonsái. Todavía no está claro.

Ahora bien, independientemente de dónde lo compres, de buen seguro que te servirá para aprender. Incluso es preferible gastarse menos dinero en un »falso» bonsái y mejorarlo nosotros, que gastarse cientos de euros en un árbol que puede que no nos enseñe tanto.

Bonsái de pino

Bonsái de pino

Y con esto terminamos. Esperamos que te hayan resultado útiles estos consejos, sobretodo para hacer desaparecer el miedo inicial que muchos tenemos cuando nos iniciamos en este fascinante mundo. Anímate a cultivar (o ha hacer) tu propio bonsái; verás lo bien que te lo pasas 😉 .


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