Muchas personas plantan un árbol cuando muere un ser querido. De alguna forma, es una manera de continuar la vida y de que algo de la persona permanezca vivo y regalando belleza.
Esta costumbre tiene larga data, al punto que hoy existen unas urnas biodegradables que permiten que un árbol crezca a partir de los restos.
Una idea verde
La idea es que la materia se transforme y así los restos mortales de la urna conviven con una semilla de pino que comienza a desarrollarse y así se forma el árbol. El nombre de esta urna es Bios y el punto de partida es el ciclo natural y la posibilidad de que la muerte se transforme en una nueva vida.
Por otra parte, estas urnas son mucho más baratas que los costes de un funeral tradicional y no contaminan el medio ambiente. Por el contrario, se realiza un entierro verde en el que no se utilizan líquidos para embalsamar que contaminan el planeta.
Hay varias urnas de este estilo y una de ellas incluso se ocupa del segundo paso: el trasplante del árbol una vez que ha crecido en la urna. Cuando ya tiene un tamaño lo suficientemente grande para estar en el exterior, el trasplante se hace con una maceta biodegradable que desaparece sola para que no quede huella alguna de su paso por el jardín.
Una nueva forma de recordar
La industria funeraria está cambiando y prueba de ellos son los ejemplos mencionados pero además están los cementerios ecológicos, en donde descansan urnas biodegradables en lugar de las tradicionales lápidas de piedra. De esta forma, los árboles que crecen cuando los restos alimentan a las semillas del interior de las urnas se transforman en el mejor recuerdo de los seres queridos.
Los cementerios ecológicos provienen de la cultura oriental pues en países como China o Japón la mayor parte de las personas fallecidas son cremadas. Por otra parte, en ellos se busca preservar el medio ambiente a través de la siembra y conservación de árboles, plantas y flores para así perpetuar la vida.
Hola me encantaría tener más información.