Las plantas de tomates requieren de un buen abono para lograr que se desarrollen en óptimas condiciones, además, es posible obtener mejores resultados enriqueciendo el suelo al agregar compost y es que como ya sabemos, los tomates requieren de cuidados bastante exigentes, especialmente porque necesitan de una gran cantidad de sol, al igual que de un determinado sustrato para huerto urbano, que cuente con un elevado contenido de nutrientes y aparte de esto, también son delicados, debido a que suelen ser un verdadero atractivo para varias de las plagas más habituales que presentan los jardines durante el verano.
Y es justamente por estas razones por lo que resulta muy importante utilizar un buen abono para la planta de tomate y que no solo promueva el adecuado crecimiento de sus frutos, sino también, que en cierto momento, estos se encuentren lo suficientemente fuertes para combatir algunos molestos visitantes.
Si se desea un crecimiento adecuado de los tomates, es preciso que el fertilizante usado se aplique en el momento apropiado, según la fenología y la fase de crecimiento de la planta.
Cómo utilizar el abono para tomates
Es necesario empezar por algo que, aunque no se trata realmente de un abono para tomates, resulta tan fundamental como el fertilizante, es decir, el suelo.
En caso de estar llevando a cabo un trasplante tardío, es esencial que el lugar final donde serán plantados los tomates, cuente con un alto contenido de materia orgánica. Dicho aspecto es importante debido a que va a ser justamente ese suelo, el que conserve el agua que la planta requiere, al mismo tiempo que previene que esta contraiga cualquier posible enfermedad originada en el suelo, con la cual pueda contagiarse mediante el riego.
Ahora bien, contando con el suelo apropiado, se debe tener en cuenta que el abono para tomates tiene que ser aplicado de forma habitual y únicamente en el transcurso de las seis primeras semanas a partir del momento del trasplante definitivo.
De este modo no se promoverá solamente un enraizamiento de la planta mejor, sino que también le permitirá crecer realmente saludable. Después del primer mes y medio, será preciso disminuir sustancialmente la aplicación del abono, porque a partir de ese momento se corre el riesgo de que el fertilizante haga que la planta crezca pero que no lo hagan los frutos.
Qué se utiliza para abonar los tomates
Para abonar las plantas de tomate se puede usar el humus de lombriz (en venta aquí), aplicándolo bien sea cada 15 días o mensualmente; guano en polvo y/o líquido aplicándolo según las instrucciones del fabricante o cualquier otra clase de abono ecológico.
Es necesario tomar en cuenta que con el propósito de promover el crecimiento y la floración de los tomates, lo más conveniente suele ser usar un abono que posea un alto contenido de potasio y fósforo. Por eso, se recomiendan varios de los abonos conocidos como “balanceados” (como este), los cuales están disponibles actualmente en el mercado, debido a que cuenta con la misma proporción de fósforo, potasio y nitrógeno.
Resulta esencial adquirir un abono para tomates que cuente con los anteriores elementos, ya que además de enriquecer sus nutrientes, fortalece la planta frente a cualquier ataque.
Al ser productos comestibles, se aconseja optar por un abono natural especialmente indicado para la agricultura ecológica; debido a que dicho sello asegura que es un producto que no cuenta con ningún tipo de químicos.
Algunos abonos naturales y orgánicos que podrías utilizar son:
Estiércol
Es posible adquirir bolsas de estiércol en la mayor parte de las tiendas dedicadas a la venta de productos de jardinería, además si posees conejos, gallinas y/o cabras, igualmente podrás usar sus excrementos, ya que al contener un elevado contenido de nitrógeno, los mismos sirven como abono y se pueden agregar directamente en el suelo.
Cascara de plátano
Basta con colocar las cáscaras de plátano dentro de un hoyo encima de la plantación o enterrarlas debajo del mantillo, y podrán usarse como fertilizante.