Agrobacterium tumefaciens

El Agrobacterium causa muchos problemas a las plantas

Imagen – Wikimedia/CM

Las plantas, si reciben todo lo que necesitan, es muy difícil que tengan problemas, pero a veces surge algún imprevisto: una bajada o subida drástica de la temperatura, una rama que se rompe dejando libre el paso a los microorganismos, personas que podan con herramientas no demasiado limpias, … Cualquier cosa puede pasar. Y la bacteria conocida como Agrobacterium tumefaciens estará ahí, esperando la mínima oportunidad para debilitarlas.

Aunque ese nombre no te suene de nada, quizás hayas visto algún árbol o arbusto con agallas o tumores en el tronco, en la zona que sirve de unión entre la raíz y el tallo mismo. Casi se podría decir que es el cáncer de las plantas, por lo rápido que se extiende y los daños que puede llegar a producir. Sepamos qué síntomas causa y cómo tratarla.

¿Qué es el Agrobasterium tumefaciens?

Agallas en el tronco de mango

Imagen – Flickr/Plant

Es una bacteria no esporulada, llamada ahora Rhizobium radiobacter, que se encuentra distribuida por todo el mundo. Tiene forma de bacilo, y es una gram-negativa (es decir, que no se tiñe de azul oscuro o de violeta por la tinción de Gram, sino que se tiñen de color rosado tenue). Su motilidad es alta, y cuenta con flagelos que se proyectan en todas direcciones. Utiliza una amplia gama de fuentes de carbono.

¿A qué plantas afecta?

Este es un microorganismo que afecta a las dicotiledóneas, que son aquellas plantas angiospermas que producen semillas con dos o más cotiledones, flores con cáliz y corola, un sistema radicular compuesto por una raíz pivotante (o principal) y otras secundarias, y que además tienen un tallo que puede crecer en grosor a partir del cambium vascular que forma la madera.

Si buscas ejemplos, en realidad cualquier planta de este tipo puede ser víctima de esta bacteria, pero como decíamos al principio, a veces un imprevisto, a veces un accidente y/o a veces un error humano puede hacer que un ser vegetal que ayer estaba sano hoy tenga que luchar contra esta bacteria.

En cultivo, desde luego la causa más frecuente de infección somos nosotros mismos. Y es que si no desinfectamos las herramientas antes y después de usarlas, si no utilizamos siempre sustratos ‘nuevos’ (recién comprados o sin haberlos usado previamente), o si adquirimos plantas enfermas, el riesgo de infección no hace sino que incrementarse. Por todo ello, los árboles y arbustos son los más vulnerables, tanto ornamentales como frutales, muy especialmente al almendro, manzano, olivo, peral, rosal, vid, ciruelo, chopo y membrillero.

¿Cuáles son los síntomas?

La enfermedad comienza cuando la bacteria penetra en el tronco de la planta, en la zona del cuello. Una vez ahí, estimula la producción de auxinas y citoquininas, que son hormonas que en circunstancias normales se encargan del crecimiento del ser vegetal, pero que, cuando este es infectado, son producidas sin control. Así, veremos que van apareciendo tumores que van aumentando de tamaño, ya sea en el cuello y/o en la parte aérea (ramas), ya que se extiende con rapidez.

Estos tumores o agallas tienen forma de pequeños bultos al principio, y más grandes después. Durante el periodo de crecimiento, que suele coincidir con los meses de primavera y verano principalmente, pueden aparecer inflamaciones en la planta, globulares y blancas, que se irán lignificando y alcanzando un tamaño máximo de hasta 30 centímetros.

¿Cómo se trata?

Agrobacterium en laboratorio

Imagen – Wikimedia/Seb951

El método más efectivo consiste en utilizar la cepa 84, que es avirulenta. Al inhibir la mayoría de agrobacterias que causan enfermedades, es el más interesante. Para tratar las plantas infectadas, o que son susceptibles a la infección, lo que se hace es pulverizarlas con un caldo con una suspensión celular de la bacteria que no es virulenta.

Pero, como siempre decimos, es mejor prevenir que curar.

Prevención del Agrobacterium tumefaciens

Si bien hemos ido diciendo cosas ya, aún hay algo más que es importante, como mínimo, tener en cuenta si no queremos acabar con más de una planta enferma. Es lo siguiente:

No compres plantas que estén mal (por mucho que te encanten)

Hablo desde la propia experiencia. Ir a un vivero y encontrar una que llevas mucho tiempo buscando pero que no está pasando por su mejor momento… es una de esas vivencias que no le deseo a ningún coleccionista de plantas ni aficionado a la jardinería. ¿Por qué? Porque, aunque suene a risa, te quedas ahí mirándola mientras decides qué hacer. Y la decisión más acertada es dejarla donde está, pero no siempre es la que se escoge.

Pero, ¿cómo saber si una planta está enferma? Bueno, en general no se debe de comprar plantas que muestren estos síntomas:

  • Hojas amarillentas, marrones o negruzcas
  • Manchas blanquecinas
  • Aspecto de la planta triste
  • Tumores o ‘bultos’ extraños en alguna parte (tronco, ramas)
  • Tiene plagas (pulgones, cochinillas, araña roja o mosca blanca son las más comunes)

Separa las plantas enfermas de las sanas

Vista de las plantas en maceta

Es importante tener un rincón en el patio que sirva de »enfermería», esto es, un sitio donde poner las plantas enfermas hasta que se recuperen. Dicho lugar ha de estar bien ventilado pero protegido de los vientos fuertes y del sol directo. De esta forma, podrán recuperarse mejor y más rápido, sin poner en riesgo las que están sanas.

Utiliza herramientas de poda desinfectadas y tapa las heridas con pasta cicatrizante

Los microorganismos pueden quedarse adheridos en las herramientas y entrar rápido a las plantas. Para evitarlo, es muy importante desinfectarlas con alcohol de farmacia o unas gotas de lavavajillas. Al terminar de podar, tampoco está de más darles otro repaso.

Y por cierto, una vez podadas, muy especialmente si las heridas han sido grandes, cúralas con pasta cicatrizante (en venta aquí). Por un lado, evitarás que las bacterias entren, y por otro, ayudarás al proceso de cicatrización.

Con todo ello, podrás prevenir, quizás no al 100% pero sí en un porcentaje muy alto, la infección por Agrobacterium tumefaciens.


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