La ambrosía es una planta perteneciente a la familia de las asteráceas, ampliamente conocida por ser una de las principales fuentes de alergias respiratorias estacionales en diversas regiones del mundo. Su capacidad para producir cantidades extremadamente elevadas de polen y su habilidad para adaptarse y colonizar terrenos nuevos la convierten en un desafío creciente para la salud pública, especialmente en áreas donde aún no se ha extendido de forma masiva. A continuación, encontrarás información completa y actualizada sobre la ambrosía como planta alergénica, sus características, impacto en la salud, distribución, síntomas, métodos de prevención y control, así como explicaciones detalladas de su relación con otras alergias y alimentos.
¿Qué es la ambrosía y cómo es su aspecto?
La ambrosía (Ambrosia spp.) comprende un género de plantas herbáceas o arbustivas, nativas principalmente de Norteamérica y Sudamérica. La especie más conocida y extendida es Ambrosia artemisiifolia o ambrosía común, la cual presenta un aspecto característico con hojas profundamente divididas en lóbulos, de textura aterciopelada y tallos recubiertos de pelillos que suelen adquirir un tono rojizo hacia finales del verano. Estas plantas pueden alcanzar alturas que varían desde los 50 cm hasta más de 1,5 metros.
La ambrosía desarrolla inflorescencias masculinas en racimos en la parte superior, de color verde-amarillento, mientras que las flores femeninas se localizan en las axilas de las hojas. Su capacidad de adaptación le permite crecer en campos, bordes de carreteras, solares, obras de construcción, jardines y áreas baldías, lo que facilita su propagación en entornos urbanos y rurales.

Distribución y expansión de la ambrosía
Originaria de América del Norte, la ambrosía ha conseguido expandirse progresivamente hacia otras zonas, convirtiéndose en una especie exótica e invasora en Europa y otros continentes. En Norteamérica, es la principal responsable de las alergias respiratorias en la población, mientras que en Europa central su presencia se ha incrementado de manera notable, especialmente en la gran llanura centroeuropea, Hungría, el norte de Italia, el sudeste de Francia y otras regiones.
La expansión de la ambrosía se ve potenciada por la dispersión de sus semillas a través del viento, el transporte accidental (como semillas mezcladas en piensos para pájaros), maquinaria agrícola y construcción. Su polen puede viajar cientos de kilómetros, afectando a poblaciones muy alejadas del área de origen. Esta facilidad de expansión, unida a su resistencia a herbicidas y capacidad para regenerarse tras el corte, complica su erradicación.
Producción de polen y capacidad alergénica
Uno de los principales peligros de la ambrosía es su extraordinaria producción de polen: una sola planta puede generar hasta mil millones de granos de polen durante su ciclo de floración, lo que convierte a la ambrosía en una de las plantas más alergénicas. Además, basta una concentración muy baja en el aire, por ejemplo 10 granos por metro cúbico, para desencadenar síntomas alérgicos en personas sensibles.
El polen de ambrosía es muy ligero y puede permanecer en suspensión durante varios días, facilitando su transporte por el viento a través de distancias superiores a 600 km. Por este motivo, incluso en regiones donde la planta no está presente en grandes cantidades, su polen puede representar un riesgo para la población.
Temporada y síntomas de la alergia a la ambrosía
La polinización de la ambrosía suele comenzar hacia el final del verano y puede extenderse hasta las primeras heladas del otoño. Las personas alérgicas experimentan un aumento de los síntomas en esta época, que anteriormente se limitaba a unas pocas semanas, pero que ahora puede prolongarse debido a factores ambientales como el aumento de temperaturas y cambios en los niveles de dióxido de carbono.
- Rinitis alérgica: estornudos repetidos, picor y congestión nasal, secreción líquida.
- Conjuntivitis alérgica: picazón, enrojecimiento y lagrimeo ocular.
- Asma alérgica: tos seca, dificultad respiratoria, opresión torácica.
- Dermatitis de contacto: enrojecimiento, erupciones cutáneas si se toca la planta.
En personas especialmente sensibles, pueden desarrollarse síntomas graves, como crisis asmáticas, sobre todo si ya existe una predisposición a enfermedades respiratorias.
Mecanismo de la alergia: componentes y reactividad cruzada
La alergia a la ambrosía se produce cuando el sistema inmunológico identifica su polen como un invasor, desencadenando la producción de histamina que da lugar a los síntomas. El principal alérgeno de esta planta es la proteína Amb a 1, aunque contiene otros componentes como la profilina, responsables en parte de la reactividad cruzada con otros pólenes y alimentos vegetales.
Muchos pacientes sensibilizados a la ambrosía también pueden reaccionar a pólenes de gramíneas, árboles y otras malezas como artemisa, olivo o cenizo. Esto se debe a la similitud estructural de ciertas proteínas, fenómeno conocido como reactividad cruzada.
Por otra parte, algunas personas experimentan el síndrome de alergia oral (SAO), caracterizado por picor o hinchazón en boca y garganta tras ingerir frutas o verduras frescas como melón, plátano, tomate, calabacín, kiwi, sandía o frutos secos. Esto se debe a que las proteínas presentes en estos alimentos son parecidas a las del polen de ambrosía.
Diagnóstico y pruebas de sensibilización
El diagnóstico de la alergia a la ambrosía debe realizarlo un especialista mediante historial clínico, pruebas cutáneas y, si es necesario, pruebas de IgE específica de componentes. Estas pruebas permiten identificar el alérgeno exacto y confirmar o descartar la reactividad cruzada con otros pólenes o alimentos.
- nAmb a 1: Indica sensibilidad a polen de ambrosía o artemisa.
- rPhl p 7 y rPhl p 12: Relacionados con sensibilización a gramíneas y pueden asociarse a síntomas con otros alimentos.
- MUXF3 (CCD): Si solo se detecta IgE a CCD y no a componentes proteicos, el diagnóstico puede ser incierto.
La consulta médica es clave para interpretar correctamente los resultados y decidir el tratamiento más adecuado (medicación o inmunoterapia específica).
Prevención, control y tratamiento
Evitar el contacto directo con el polen es el método más eficaz de prevención, aunque puede resultar complicado en temporada alta. Existen diversas estrategias para reducir la exposición y controlar los síntomas:
- Limitar las actividades al aire libre durante la época de mayor emisión de polen.
- Lavar la ropa y ducharse tras estar en el exterior.
- Cerrar ventanas y utilizar aire acondicionado con filtros HEPA.
- Evitar secar la ropa al aire libre durante los picos de polinización.
- Uso de mascarilla y gafas protectoras si debe manipular la planta o realizar tareas de jardinería.
- Eliminación segura de la planta: Extraerla utilizando guantes y mascarilla y depositar los restos en la basura general, nunca en compost o residuos orgánicos, pues las semillas pueden permanecer viables décadas.
En cuanto a los tratamientos, se dispone de:
- Antihistamínicos y corticoides nasales para aliviar los síntomas.
- Lavados nasales con solución salina para eliminar restos de polen de las mucosas.
- Inmunoterapia específica (vacunas o comprimidos sublinguales) en casos en que la alergia es intensa y no se controla con medicación habitual.
- Para personas con asma alérgica, es fundamental la supervisión médica y el seguimiento terapéutico.
Impacto social y sanitario
La expansión de la ambrosía supone un reto creciente para la salud pública, ya que los casos de rinitis, asmáticos, dermatitis y síndrome de alergia oral continúan en aumento. Especial preocupación generan las zonas con mayor densidad de la planta, en las que se han documentado prevalencias de sensibilización superiores al 10% en la población general y hasta un 60% en regiones muy afectadas como Hungría.
El incremento de temperaturas y la sequía facilitan la propagación de la ambrosía y, en consecuencia, la duración e intensidad de la temporada de polen. Por ello, numerosos estudios y redes de vigilancia recomiendan la creación de sistemas de monitorización coordinados internacionalmente para frenar su avance y minimizar el impacto en la calidad de vida de las personas afectadas.
La ambrosía representa un importante desafío para la salud pública global debido a su alta capacidad alergénica, su fácil dispersión y su progresiva expansión por nuevas zonas geográficas. Identificar la planta, conocer los periodos críticos de polinización y adoptar medidas de prevención son pasos clave para minimizar los síntomas en personas sensibles y ralentizar la propagación de esta especie. La colaboración entre especialistas, autoridades y ciudadanos resulta imprescindible para gestionar de manera eficaz los riesgos y consecuencias asociados a la ambrosía.