Aphelandra

Hoy vamos a hablar de una planta tropical de tipo arbustiva que es originaria de Brasil. Se trata de la Aphelandra. Se le conoce con el nombre popular de afelandra, planta de cebra y añilillo. Su hábitat natural es el húmedo sotobosque de las zonas con gran cantidad de plantas y cuya densidad arbórea es mayor. Necesita de ciertos cuidados que simulen la estancia en su hábitat natural para que pueda desarrollarse en buenas condiciones.

Por ello, vamos a dedicar este artículo a contarte todas las características y cuidados que necesita la Aphelandra.

Características principales

hojas de la Aphelandra

Es una planta bastante conocida por la belleza de sus hojas, razón por lo que es demandada. Pertenece a la familia Acanthaceae en la que existen más de 200 especies distintas. Son todas originarias de las zonas tropicales de América central y meridional, especialmente en las zonas de México meridional, sur de Argentina y el norte de Brasil.

Se trata de un arbusto siempreverde de tipo erecto, compacto y que puede superar los 2 metros de altura en estado natural. Cuando son plantas cultivadas en macetas no es capaz de desarrollar tanta altura. Suele medir los 50 centímetros y rara vez lo supera. Sus tallos son carnosos y tiene las hojas simples de tipo opuestas. La forma de las hojas es oblongo-elípticas y tienen el margen entero. Son bastante largas llegando a medir 20-30 centímetros de longitud y 8-10 centímetros de ancho. El color es lo que más atrae puesto que es verde oscuro y cuenta con nervaduras de un color blanco marfil. Son coriáceas y brillantes en la parte superior.

Lo que más atrae de la Aphelandra es el contraste que tienen las hojas en cuanto al color verde intenso y brillante y las vetas blancas de los nervios. Es más pronunciado en el haz de la hoja y un color verde más claro en el envés. La floración de la Aphelandra tiene lugar a finales de primavera y principios de verano siempre y cuando las temperaturas sean más altas y tenga un buen grado de humedad. Las flores son vistosas inflorescencias que tiene una longitud de 6-15 centímetros y vienen acompañadas con dos espigas laterales algo más cortas. La espiga principal está formada por una bráctea que tiene una textura similar al papel. Son inflorescencias de color amarillo y suele durar aproximadamente unos dos meses. Las brácteas son las encargadas de sostener a las flores.

En cuanto sus frutos, son cápsulas dehiscentes que tienen tan sólo 0.8 centímetros de largo y contienen en su interior 4 semillas.

Cuidados de la Aphelandra

Aphelandra

Como hemos mencionado antes, para que pueda tener unos buenos cuidados necesita que su ambiente se asemeje lo más posible a su hábitat natural. En su hábitat natural tiene un alto grado de humedad durante todo el año puesto que los ecosistemas tropicales destacan por tener altas precipitaciones y gran densidad de plantas. Estas plantas pueden llegar a conservar muy bien la humedad del ambiente. La Aphelandra necesita que la ubicación sea en un lugar muy luminoso pero que no reciba sol directo. Es recomendable que la coloques en un lugar donde esté protegida de las corrientes de viento. Y es que en su hábitat natural está protegida tanto del sol directo como el viento. Esto es debido a que la frondosidad de las plantas les da protección y retiene la humedad.

Si está expuesta de forma continua al sol directo y a la acción del viento, sus hojas pueden caerse y evitar la floración. En cuanto a las temperaturas, se requieren temperaturas medias superiores a los 18 grados. El rango ideal de temperaturas para que la planta pueda desarrollarse de forma correcta está entre los 21-27 grados. Después de la floración suele tener un breve periodo de reposo con temperaturas algo más frescas pero nunca inferiores a los 14 grados. Esto hace que la limitación de esta planta sea más alta dado que debemos tener de forma continua temperaturas de tipo tropical. Si esta planta no se encuentra en el rango de temperaturas mencionado no podrá florecer en la época de primavera y verano. De ser persistente la exposición a temperaturas más bajas puede llegar a morir.

Requerimientos de la Aphelandra

afelandra

Vamos a ver ahora cuáles son los requisitos que necesita la Aphelandra para poder desarrollarse en buenas condiciones. Lo primero que tenemos que tener en cuenta una vez que hemos elegido la ubicación, es el tipo de suelo. El suelo debe ser ácido o neutro y estar constantemente húmedo. La clave en este suelo es que debe mantener la humedad pero sin llegar a encharcarse. Por ello, necesitamos que el suelo tenga un buen drenaje. El drenaje del suelo es la capacidad para poder absorber el agua de riego o lluvia.

Hay que regar la Aphelandra de forma frecuente pero con agua no calcárea y a temperatura ambiente. No hay que esperar a que el sustrato se seque para volver a regar. Tampoco debemos regar en exceso para que el suelo no se llegue a encharcar. La clave es que el suelo permanezca siempre húmedo pero sin agua de escorrentía. Durante la época de floración es conveniente aumentar la frecuencia de riego y utilizar un difusor de agua para mojar de vez en cuando sus hojas. Gracias a la utilización del difusor podemos mantener más la humedad de la planta cuando la temperatura del ambiente sea algo más alta. La humedad ambiental y los riegos regulares son los cuidados más importantes de esta planta de origen tropical.

Las hojas de la Aphelandra se pueden llegar a limpiar de vez en cuando con un paño suave y húmedo para permitir que pueda realizar bien la fotosíntesis. No hay que utilizar productos que se ofrecen para poder abrillantar las hojas. La Aphelandra ya tiene las hojas brillantes por sí solas. Podemos mantener la humedad de la planta poniendo una maceta en un plato ancho relleno de arcilla expandida. Gracias a esta arcilla se puede almacenar mayor cantidad de humedad durante más tiempo. La arcilla no debe estar en contacto directo con el fondo de la maceta ya que provocaría que las raíces se pudran.

Abono y multiplicación

El abono es un aspecto que nos puede ayudar a tener una planta proporcionada y con hojas bien desarrolladas. Es recomendable abonar en la época de primavera cada dos semanas aproximadamente. Para ello, utilizamos un fertilizante líquido diluido en el agua de riego. Cuando comience a formarse la espiga floral se debe aumentar el abonado a una vez por semana. Una vez terminada la época de floración y con la llegada del otoño, se puede abonar cada dos semanas si las temperaturas se mantienen altas. Si esto no es así, es mejor suspender el abono.

Esta planta se reproduce por semillas y por esquejes. Es importante que las temperaturas se mantengan en un rango de 22-24 grados.

Espero que con esta información puedan conocer más sobre la Aphelandra y sus características.


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