Cuando hablamos de árboles que no necesitan agua nos estamos refiriendo a especies que son particularmente resistentes frente a la sequía. Lo que las convierte en una buena elección para zonas en las que las lluvias no son algo frecuente.
Si estás planificando tu jardín y en tu región no llueve de forma habitual, es mejor que escojas algunos de los árboles que vamos a ver a continuación.
El olivo, el más popular entre los árboles que no necesitan agua
El olivo es un árbol emblemático de la región mediterránea, donde sabemos que se cultiva desde hace miles de años. Tiene un alto valor económico porque produce aceitunas de las que se extrae el aceite de oliva, pero también es muy apreciado por su valor cultural y ambiental.
Una de sus características más destacadas es su extraordinaria resistencia frente a la sequía, lo que le ha permitido sobrevivir en zonas con climas áridos y semiáridos en las que otras especies lo tendrían muy complicado para salir adelante.
¿Por qué es tan resistente frente a la sequía?
Porque tiene una serie de adaptaciones fisiológicas y morfológicas que le permiten sacar el máximo partido posible al poco agua que recibe:
- Hojas pequeñas, de textura dura y correosa. Quizá no sean muy bonitas, pero son perfectas para reducir la superficie foliar expuesta al sol y al viento, disminuyendo así la pérdida de agua por transpiración.
- Estomas protegidos. Los estomas o poros de las hojas están hundidos y protegidos por unos pelillos llamados tricomas, lo que también contribuye a reducir la evaporación del agua.
- Sistema radicular extenso. El olivo cuenta, además, con un sistema radicular extenso y profundo que le permite obtener agua del subsuelo.
Se trata de un árbol con un metabolismo muy bien adaptado a la sequía que, en condiciones extremas es capaz de regular la transpiración y mantener sus funciones vitales intactas.
Existen variedades de olivo que son especialmente resistentes frente a la sequía. La Picual es la más cultiva en España, pero hay otras como la Arbequina, la Hojiblanca y la Cornicabra, que toleran sequías, altas temperaturas y hasta heladas.
Baobab
Es imposible hablar de árboles que no necesitan agua sin mencionar al Baobab. Porque es un ejemplo único de adaptación a un entorno extremadamente seco, ya que crece de forma silvestre en las sabanas africanas.
En los ecosistemas áridos y semiáridos desempeña un papel fundamental proporcionando alimento y refugio a numerosas especies de animales. Además de sus frutos, sus semillas y sus hojas también son comestibles.
¿Por qué el Baobab es tan resistente frente a la sequía?
Las características físicas que lo hacen tan excepcional incluyen:
- Tronco masivo que actúa como reservorio de agua. Un ejemplar adulto puede contener hasta 120.000 litros de agua en su tronco, lo que le permite vivir años sin recibir agua.
- Corteza gruesa y porosa. Que se encarga de reducir la evaporación del agua que contiene el tronco.
- Hojas pequeñas y caducas. Esto reduce la superficie foliar expuesta al sol y al viento, disminuyendo la pérdida de agua por transpiración.
- Sistema radicular extenso. Sus raíces crecen de forma tan extensa que son capaces de encontrar agua situada a mucha distancia de la ubicación del árbol.
Si te planteas poner un Baobab en tu jardín, ten en cuenta que se adapta mejor a climas cálidos y secos, que debe estar expuesto a pleno sol y que no tolera las temperaturas por debajo de los 10º C.
Pino Piñonero
Este árbol emblemático del Mediterráneo crece desde la Península Ibérica hasta Turquía. Es muy apreciado por sus frutos (los piñones), pero también por su madera, que se utiliza tanto en la construcción como en la carpintería.
En los ecosistemas mediterráneos contribuye a la fijación del suelo, la regulación del ciclo hidrológico y la conservación de la biodiversidad. Además, sus piñones son una extraordinaria fuente de alimento para muchas especies de animales.
Adaptaciones del pino piñonero a la sequía
Como en los casos anteriores de árboles que no necesitan agua, el pino piñonero también tiene una serie de características físicas que son el reflejo de su adaptación a un entorno en el que las precipitaciones suelen ser escasas.
- Hojas en forma de aguja. Una de sus señas de identidad son sus hojas largas, delgadas y con forma de aguja. Esta particular forma reduce la superficie foliar que está expuesta al sol y al viento, disminuyendo la pérdida de agua a través de la transpiración.
- Estomas protegidos. En este caso los poros están hundidos y protegidos por una capa de cera que también contribuye a reducir la evaporación de agua.
- Copa en forma de parasol. La particular forma de su copa, que es ancha y plana, similar a un paraguas, le permite interceptar más cantidad de luz solar y proteger el suelo de la erosión. Con más suelo disponible se asegura un mayor acceso al agua.
- Sistema radicular profundo. Como en los otros casos, este árbol también tiene unas raíces que crecen en profundidad y pueden acceder a agua subterránea.
Acacia
La acacia es un género de árboles y arbustos que comprende más de 1.000 especies, muchas de ellas conocidas por su notable resistencia frente a la sequía.
Hay que destacar especialmente la Acacia tortilis, nativa de África, que es capaz de sobrevivir con muy poca agua. También la Acacia saligna, originaria de Australia y que se adapta bien a los suelos salinos y a la sequía.
Adaptación de la acacia a la sequía
Este género de árboles tiene una serie de características físicas que potencian su resistencia frente a la sequía:
- Hojas modificadas. De hecho, no son hojas sino filodios, unos tallos de hojas aplanados que llevan a cabo la fotosíntesis. Como son pequeños, esto reduce la pérdida de agua por transpiración.
- Corteza gruesa. Esta corteza protege el tronco frente a la pérdida de agua por evaporación.
- Sistema radicular extenso y profundo. Esta particularidad le permite acceder a las reservas de agua subterránea.
Hay muchos árboles que no necesitan agua en abundancia. Cualquiera de estos que hemos visto puede ser una buena opción para tu jardín si en tu región las precipitaciones no son algo habitual.