La extraordinaria genética de la Welwitschia
Imagen – Wikimedia/Nanosanchez
Lo normal es que cuando una planta se ve sometida a tal estrés simplemente se seque, pero la Welwitschia no lo hace. ¿Cuál es el motivo? Un error en la división de las células, el cual se produjo hace unos 86 millones de años. Este »error» hizo que el genoma de la planta se duplicase. Pero eso no es todo, porque el tener más material genético implica tener que gastar más energía, y esto en el desierto es casi una misión suicida, teniendo en cuenta las condiciones climáticas.
Ahora bien, la Welwitschia supo adaptarse sin problemas. Según el estudio, hace unos dos millones de años la actividad de los retrotransposones (para entendernos: son elementos que pueden amplificarse en el genoma) se intensificó como reacción al estrés térmico. Esto hizo que se produjeran cambios en los genes pero sin alterar la secuencia del ADN que silenciaron a estos retrotransposones.
Estos cambios, conocidos por el nombre técnico de epigenéticos, se pasan de una generación a otra, con lo cual, los descendientes de esa primera Welwitschia que consiguió evolucionar hasta adaptarse al desierto del Namib ya germinaron con esta cualidad. Además, su resistencia se ha apoyado también en la estructura especializada de sus raíces, que le permite absorber agua de manera eficiente en condiciones extremas.
Curiosidades la Welwitschia mirabilis
Como resultado de estos importantes cambios se redujo el volumen de la planta, y por consiguiente también el gasto de energía. Pero aún hay más: las hojas brotan del meristemo basal, es decir, del centro mismo de la planta, mientras que en la mayoría de especies el nuevo follaje surge de las ramas o tallos.
Otro dato curioso es que solo tiene dos hojas. Cuando ves imágenes da la sensación de que tiene que que tener más, pero realmente no es así. Empiezan siendo cotiledones de unos 30 milímetros, y poco a poco van transformándose en hojas simples, acintadas y de color verde que llegan a medir aproximadamente un metro de largo.
Si bien la sequía es la protagonista indiscutible del Namib, esta planta consigue mantenerse hidratada gracias al rocío de la noche. Tendemos a pensar que las plantas absorben agua solo por sus raíces, pero el origen principal de todas las que vemos y conocemos se encuentra en el mar. Por ello, los poros o estomas reaccionan abriéndose. Cuando llueve mucho, en cambio, se mantienen cerrados pues un exceso de agua podría ahogarlas.
Es difícil que un humano vea florecer a la Welwitschia; sin embargo, algunos afortunados lo han hecho. Gracias a ellos, se sabe que es una especie dioica; es decir, que hay ejemplares masculinos y otros femeninos. Esto no hace sino que complicar más la posibilidad de dejar descendencia, por eso es casi imposible encontrar semillas a la venta, y cuando se encuentran, tienen un precio elevado (por cierto, si las consigues, no te olvides de tratarlas con cobre en polvo ya que son muy vulnerables a las infecciones transmitidas por hongos).
Las flores se agrupan en inflorescencias que brotan del centro mismo de la planta, y son de color rojo. Carecen de pétalos, pues estos son estructuras que en un lugar como el desierto, en el que apenas hay insectos, solo supondrían un gasto de agua enorme y para nada.
Así, la Welwitschia mirabilis puede ayudar a los botánicos a desarrollar cultivos más resistentes a los ambientes secos, algo que vendrá muy bien si tenemos en cuenta que en muchas partes del mundo el clima se está calentando y las nubes de lluvia se dejan ver cada vez menos.
Este es el enlace del estudio por si te interesa: Estudio de Nature