La calathea es una de las plantas más hermosas que existen. La característica de que sea una planta en movimiento, y la existencia de muchos tipos de calatheas son puntos clave de esta. Una de ellas es la calathea zebrina, una de las más populares y fáciles de cuidar.
Pero, ¿qué necesitas para estar bien y ofrecer una visión de hojas grandes y bien cuidada? A continuación te lo detallamos todo.
Ubicación
La calathea zebrina se caracteriza sobre todo por su follaje. Las hojas de la calathea son de tonalidades verdes, alargadas y anchas (estrechándose conforme llegan al extremo). Son bastante largas y abundantes. Como buena planta amazónica que es, necesita de una ubicación adecuada ya que, de lo contrario, en cuestión de semanas la perderás.
Esta calathea sirve para decorar tu casa perfectamente. Teniendo en cuenta que puede llegar a los 60 centímetros de altura, puedes colocarla en el salón o en pasillos. También en la entrada de la casa. Ahora bien, ¿con mucha luz o poca? La iluminación de la calathea zebrina debe ser abundante. Pero no con sol directo.
Hay un pequeño truco que te ayudará a saber la mejor ubicación de esta planta: el color de las hojas. Si este es un color muy suave, claro… entonces quiere decir que necesita más luz. Pero cuando se decolora (o se mezclan las tonalidades), es que nos hemos pasado.
Para no equivocarte, te recomendamos un lugar con una buena iluminación indirecta. Solo unos minutos de luz directa al amanecer o al atardecer es más que suficiente para esta planta. El resto, con que tenga luz, le vale.
Temperatura
La calathea zebrina, como otras calatheas, necesitan de una temperatura cálida y constante. Lo ideal es que estuviera todo el año a 21 grados y que no baje de ahí. De hecho, a partir de los 15ºC ya empezará a tener problemas para mantener sus hojas y lo más seguro es que la planta acabe muriendo.
Pero cuidado, porque puede ser que entre en letargo y, cuando empiecen a subir las temperaturas, vuelva a desarrollarse (no al punto de como la compraste, pero al menos estará viva).
Humedad
Relacionado con lo anterior, una clave importantísima de las calatheas en general es la humedad. Recuerda que vienen de un clima amazónico y necesitan esa humedad para subsistir. De hecho, sin ella, notarás que las hojas empiezan a secarse, a volverse marrones, incluso a enrollarse sobre sí mismas. Eso sí, no le gusta nada que le rocíes agua en las hojas. Lo único que conseguirás con eso es que salgan hongos que maten a la planta mucho antes.
En este aspecto, nuestra recomendación es que la coloques sobre un plato con guijarros y ahí eches agua para que se evapore y le proporcione esa humedad. Otra opción es colocarla cerca de un humidificador.
Riego
¿Sabías que la calathea zebrina prefiere la humedad al riego? No te decimos con ello que no tengas que regarla, deberás hacerlo. Dependiendo del clima y la estación, es posible que tengas que regarla una o dos veces a la semana en primavera y verano y entre una y tres veces al mes en otoño e invierno.
Utiliza para ello agua que no tenga ni cloro ni cal. La mejor es el agua de lluvia, pero si no tienes, opta por un agua descalcificada como la que se usa para planchar.
Sustrato
Cuando compras una calathea zebrina, la maceta que trae, así como la tierra, no suele ser de buena calidad. Pero tampoco conviene estresarla y trasplantarla en ese momento. Lo mejor es dejar pasar unos quince días para que se adapte a su nuevo ambiente y, si es época y se puede trasplantarla a una maceta nueva y una tierra nueva.
El mejor sustrato para las calatheas es una tierra universal, no necesita nada especial. Pero sí te recomendamos que lo mezcles con perlita para que la tierra esté más suelta y además no haya acumulaciones de agua, pero sí retenga la humedad. En algunos casos a la tierra se le puede echar un poco de humus de lombriz para aportarle más nutrientes.
Abonado
La calathea zebrina sí que necesita de abonado en primavera y verano. Más cuando no puedes trasplantarla (porque así le das los nutrientes que la tierra no tiene). Este se mezcla con el agua de riego y se abona cada quince o treinta días. Va a depender de la edad de la planta y de su tamaño.
Si la acabas de comprar y es pequeña, empieza abonando una vez al mes y ve adaptándola hasta que acabes con una vez cada quince días. En el caso de ejemplares grandes, necesita una vez cada quince días.
Plagas y enfermedades
Igual que te hemos dicho que la calathea es una de las plantas más hermosas, sobre todo porque sus hojas se mueven buscando la luz del sol, también son muy delicadas.
Debes tener mucho cuidado con los hongos. Estos aparecen cuando se riega de manera incorrecta y por eso te recomendamos tener a mano un fungicida para contrarrestar los efectos lo antes posibles.
Además de los hongos, la cochinilla, los pulgones o la araña roja son plagas que van a atacarla. Por eso, te recomendamos que, de vez en cuando, la revises bien y limpies sus hojas con un paño húmedo para que puedan realizar la fotosíntesis sin problema (y no se les acumule el polvo).
Reproducción
Por último, llegamos a la propagación de la calathea zebrina. Esta se puede realizar a través de rizomas. Notarás que del suelo empiezan a crecer nuevos tallos, lo que indica nuevas plantitas.
Puedes dejarlas en la maceta o bien separarlos con mucho cuidado (y asegurándote de que tienen buenas raíces, finas, pero abundantes para salir adelante). Una vez la plantes en una nueva maceta tendrás que darle los mismos cuidados que a la planta madre.
Otra opción que hacen muchos es utilizar esquejes. Es decir, lo que hacen es cortar una parte de la planta, normalmente por debajo de donde hay un nudo, de tal forma que, al ponerlo en un recipiente con agua, de ese nudo saldrán las raíces que formarán una nueva planta.
Sigue estos consejos de cuidados que te proponemos con tu calathea zebrina (o cualquier calathea de manera general) y debería estar bien. ¿Alguna vez has tenido una planta de la oración? ¿Se te da bien cuidarla?