En Cali se ha abierto un debate en torno al traslado de 71 árboles en el corredor de la calle 25, entre las carreras 3 y 7, con motivo de los eventos de la Feria. La medida, liderada por el Dagma y Corfecali, llega acompañada de compromisos de no realizar talas y de ejecutar un procedimiento con soporte técnico.
Mientras las autoridades sostienen que se trata de una reubicación cuidadosamente planificada, vecinos de San Nicolás y la Comuna 3 piden mayor participación y claridad sobre los detalles. La intervención se justifica por la necesidad de crear espacio para desfiles y actividades, pero el impacto temporal en la zona verde mantiene en alerta a la comunidad.
Cómo será el traslado en la calle 25

El Dagma ha precisado que los ejemplares, plantados hace aproximadamente un año y medio, se moverán para despejar tramos puntuales del trazado festivo. Se trata de individuos jóvenes, lo que, según los técnicos, reduce el riesgo de fracaso en el proceso de trasplante de árboles.
La intervención se realizará dentro del mismo corredor vial de la calle 25, de modo que la cobertura vegetal no se pierda en el área de influencia. El objetivo es conservar la función ecológica del arbolado mientras se compatibiliza con el uso temporal del espacio público durante la Feria.
Desde Corfecali se recalca que no habrá improvisaciones: se seguirá un guion con criterios técnicos del Dagma, incluyendo preparación del cepellón, manejo de raíces y riego, y protocolos de supervisión posteriores al traslado. La Personería Distrital tendrá acompañamiento y veeduría del proceso.
Finalizados los eventos, la entidad organizadora asumirá con recursos propios la recuperación integral del entorno: reposición de zonas verdes, restauración del paisaje y remates de jardinería, con la promesa de devolver los espacios en iguales o mejores condiciones que las actuales.
Participación vecinal y calendario de socialización

El anuncio inicial generó un plantón ciudadano en la calle 25 con carrera 5, donde residentes expresaron que no se les comunicó con precisión la magnitud del movimiento de árboles. Entre las preocupaciones, subrayaron el calor urbano del sector y la necesidad de preservar la sombra y los servicios ecosistémicos.
Para socializar el procedimiento, se convocó a una reunión el sábado 25 de octubre a las 19:00 en la sede comunal del barrio San Cayetano, abierta a voceros de la Comuna 3. La comunidad también programó una mesa técnica en la parroquia de San Nicolás y otra cita el 10 de noviembre en el edificio Molino Roncayo, con la idea de construir acuerdos y recibir respuestas sobre las garantías de compensación.
Líderes barriales recuerdan que llevan dos años impulsando la recuperación ambiental del corredor, con jornadas de siembra en las que participó el Dagma y, en una segunda fase, la Policía. El tramo es considerado la principal zona verde del barrio San Nicolás y está reconocido como corredor verde en el artículo 449 del POT (acuerdo 0373 de 2014).
La Alcaldía y el Dagma insisten en que no habrá talas y que la normativa solo permite cortes en casos excepcionales, como emergencias, con régimen sancionatorio en caso de infracción. El director del Dagma ha reiterado que el traslado será con personal especialista y acompañamiento técnico desde el vivero.
Además de la interlocución con la ciudadanía, se prevé un seguimiento pos-traslado para comprobar arraigo, vigor y recuperación de los ejemplares. Entre las medidas se contemplan riegos de apoyo, tutorado y monitoreo de estrés hídrico, especialmente en las primeras semanas.
Un referente fuera de Colombia: mover un roble de 400 años
En la ciudad de Kyle (Texas), un roble apodado Porter Oak o “Jolene”, con unos 400 años, será reubicado para evitar su tala por la ampliación de una carretera. La decisión siguió a una movilización vecinal que exigió alternativas a la eliminación del árbol.
El plan, valorado en casi un millón de dólares, contempla tratamientos previos y posteriores al movimiento, creación de un pequeño parque y obras de restauración vial e hidráulica. El traslado se prevé antes de fin de año y el ayuntamiento realizará un seguimiento de dos años a la salud del ejemplar.
Este precedente muestra que, con planificación y cuidado, el traslado de árboles incluso muy longevos puede ejecutarse, aunque conlleva costes, logística especializada y una coordinación interinstitucional sostenida.
El caso de la calle 25 perfila un equilibrio entre actividad cultural y protección vegetal: traslado dentro del mismo corredor, supervisión técnica y recuperación posterior del entorno. La clave estará en mantener la transparencia con los vecinos, aplicar protocolos sólidos y asegurar un seguimiento que confirme que el arbolado continúa prestando sus funciones ecológicas en el sector.