Las flores son una auténtica maravilla: dan color y alegría allá donde están, atraen a los insectos beneficiosos para el jardín como las abejas o las mariposas, y nos dan un motivo extra para sonreír. Pero si además pertenecen a plantas perennes, la cosa mejora… y mucho, que es justo lo que ocurre con la Campanula carpatica.
Esta hierba perenne, si bien es pequeña, cuando florece es todo un espectáculo. Sus pétalos llegan a cubrir casi completamente la planta, consiguiendo que se vea como una mancha de color preciosa. Sigue leyendo para saber más.
Origen y características
Nuestra protagonista es una planta perenne, es decir, que vive varios años, originaria de los Montes Cárpatos (Transilvania). Su nombre científico es Campanula carpatica, y popularmente se la conoce como campanillas, campánula, o farolillo de los Cárpatos.
Se caracteriza por alcanzar una altura de 20-30cm, con hojas ovaladas-redondeadas cuyo margen es dentado. Florece prácticamente durante todo el año, excepto en invierno. Las flores tienen forma de campana y son azules o blancas.
¿Cuáles son sus cuidados?
Si quieres hacerte con un ejemplar, proporciónale estos cuidados:
- Ubicación: exterior, a pleno sol o en semisombra.
- Tierra:
- Maceta: sustrato de cultivo universal mezclada con un poco de perlita (10-15%).
- Jardín: la tierra de jardín debe ser calcárea, con buen drenaje.
- Riego: frecuente. En verano regar cada 2 días (o más seguido si la tierra se seca con rapidez) y el resto del año cada 4-5 días.
- Abonado: desde primavera hasta comienzos del otoño abonar con abonos orgánicos (guano, estiércol, compost, etc.), líquidos si está en maceta o en polvo si está en el suelo.
- Multiplicación: por semillas a final del verano, y por división en primavera.
- Época de plantación o trasplante: en primavera. Si está en maceta hay que trasplantarla cada 3 años.
- Rusticidad: resiste las heladas de hasta los -6ºC.
¡Que disfrutes de tu Campanula carpatica! 🙂