Esta es una planta herbácea que pertenece a la numerosa familia Agavaceae, tiene diversos colores y tamaños y crece a pleno sol.
Es originaria de México, siendo este un núcleo de riqueza y diversidad de la especie, solamente en este territorio se puede contar con 32 tipos de ejemplares aproximadamente (cada día aumentan), aunque existen dudas sobre el número de nombres lícitos, sinónimos y especies dudosas por algunos aspectos morfológicos de sus flores y hojas.
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Características
México establece una protección especial para algunos tipos de Manfreda. También se encuentra en América Central, este y sureste de Estados Unidos extendiéndose a Nicaragua, Honduras y El Salvador. Igualmente ha sido establecida en las costas mediterráneas.
Se sitúan en el grupo llamados amoles, lechuguillas, pescaditos, izotes y magueyes, este último de gran utilidad en la fabricación de fibras y licores (tequila, mezcal, pulque), así como en la decoración. Su preservación es importante, pues el uso indiscriminado daña el medio ambiente y reduce la especie.
Cada variedad tiene características muy particulares, belleza, capacidad de adaptación, fácil manejo y mínimos cuidados. Su género fue definido por el botánico Richard Salisbury y varios especialistas la agrupan junto con otra variedad de Polianthes (tuberosa).
La tuberosa de raíz fusiforme y vertical posee rosetones o manchas de color púrpura en las gruesas hojas que se ramifican en un tallo muy corto, mientras sus flores son olorosas y tubulares, presentadas en un racimo tipo espiga de colores amarillo, verde o blanquecinas y ubicadas a un extremo del tallo más largo.
Cuenta con estambres de variados tonos, predominando el color café y suele ser de inflorescencia solitaria. Técnicos indican que 20 taxones florecen en la época de lluvia y durante la estación seca sólo prosperan grupos.
Hábitat
El hábitat de la Manfreda se encuentra en los bosques tropicales caducifolios, los matorrales xerófilos y bordes de los bosques de Quercus–Pinus y de Pinus, sobre suelos rocosos, delgados y grandes pendientes cuyas altitudes van desde el nivel del mar hasta los 2700 metros. No demanda ningún tipo de poda, abono ni aplicación de pesticidas.
Esta planta es usada con fines medicinales u ornamentales, incluso también sus bulbos desde la era prehispánica eran aprovechados como jabón por su alta concentración de “sapogeninas”, químicamente hablando son metabolitos que se encuentran mayormente en el reino vegetal, actúan como productos naturales de carácter antiviral, anticancerígeno, antimicótico, antiinflamatorio, antitrombótico, entre otras propiedades.
Por eso la industria farmacéutica se interesa cada vez más por su cultivo y protección. Un valor agregado son sus aceites esenciales, empleados para la elaboración de perfume.
Datos históricos señalan que la presencia de la familia Agavaceae junto con la Cactaceae y durante el auge de las culturas mesoamericanas en las zonas áridas donde habitaban, ambos géneros fueron definitivos por sus múltiples usos en preparación de alimentos y bebidas, en la medicina, construcción, en el diseño de ropa, como combustible y hasta en rituales.
En el siglo XIX fueron importadas a Europa estas especies descritas como plantas de jardín suculentas, es decir, aquellas cuyas raíces, tallo u hojas admiten mayor almacenamiento de agua en su interior por largos períodos, facilitándole la sobrevivencia en territorios secos y áridos, a diferencia de otras en su clase.
Las plantas son seres vivos autótrofos, es decir producen su propio alimento o nutrientes mediante la fotosíntesis.
Cultivo
A su vez, son necesarias para la vida de los animales y seres humanos, precisan la interacción con el medio ambiente y suministran el aire que respiramos. Sembrar y cuidarlas es indispensable, son los pulmones vegetales que prolongan la existencia de los seres que habitan el planeta Tierra.
Asimismo evitar la tala y quema debe ser el objetivo del hombre quien bajo excusa de producir artículos de primera necesidad elimina un recurso natural muy importante. Aunque es renovable, mucho es el tiempo que la naturaleza tarda para recuperarlo.
Conocer los distintos órdenes existentes en una nación o localidad, ofrece la oportunidad de identificar su aprovechamiento, utilidad y propiedades. Esta responsabilidad recae sobre los botánicos, quienes con sus conocimientos en taxonomía se encargan de describir las particularidades morfológicas, origen, hábitat y distribución geográfica para proponerlos como nuevos descubrimientos.
Previamente hay que darle un nombre siguiendo la regla del Código Internacional de Nomenclatura Botánica.