Si buscas una planta que dé color al jardín y que además no necesite de muchos cuidados, hazte con uno o varios ejemplares de aliaga. Este es un precioso y pequeño arbusto que no supera los 2 metros de altura y que produce tal cantidad de flores que sus tallos se llegan a quedar ocultos durante toda la temporada.
Aunque es espinoso, sus pétalos amarillos son tan llamativos que enseguida atraen a varios insectos beneficiosos para el jardín, como las abejas o las mariquitas. ¿Te gustaría saber más sobre él?
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¿Cómo es la aliaga?
Nuestra protagonista es un arbusto endémico del sureste de Francia, mitad este de España y algunas localidades del norte de África. Su nombre científico es Ulex parviflorus, aunque es probable que la conozcas más como aliaga, tojo, árgoma, aulaga morisca, aulaja, argilada o gatosa. Llega a alcanzar los 2 metros de altura, y está muy ramificado. Las ramas están provistas de fuertes espinas laterales, muy punzantes. Las hojas son escasas, simples y alternas.
Las flores, que brotan a finales de invierno, son de color amarillo y brotan directamente desde las espinas. Una vez son polinizadas, comienza a madurar el fruto, el cual es una legumbre alargada y muy comprimida en cuyo interior se encuentran de 2 a 7 semillas.
¿Para qué se usa?
Debido a su resistencia a la sequía, es una de las plantas más interesantes para restaurar terrenos que han quedado empobrecidos, o bien para decorar jardines que están en zonas donde llueve tan poco y el sol es tan intenso que la erosión se ha convertido en uno de sus principales problemas.
Por ello, la aliaga es una excelente opción para tener en jardines de bajo o nulo mantenimiento, no sólo porque no es nada exigente, sino también porque aporta color gracias a sus preciosas flores.
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