Carissa macrocarpa

Las flores de la Carissa macrocarpa son blancas

Imagen – Codyorb

Los arbustos son las plantas que todo jardín necesita para tener cierta estructura y orden, pero no todos son idóneos para todos los climas. La especie que te voy a presentar es especialmente idónea para aquellos que viven en regiones cálidas sin heladas o muy suaves. ¿Su nmbre? Carissa macrocarpa, la cual produce unas flores con gran valor ornamental.

A diferencia de otros, esta es una planta arbustiva con un ritmo de crecimiento fácilmente controlable al ser más bien lento, de modo que conseguir el efecto deseado en tu rincón favorito del hogar no te será complicado con ella. Y menos después de lo que te voy a contar…

Origen y características

La Carissa macrocarpa es una planta ideal para setos

La Carissa macrocarpa, popularmente conocida como carisa o cerezo de Natal, es un arbusto perennifolio espinoso originario de África, concretamente desde Mozambique y Sudáfrica hasta la Provincia Oriental del Cabo. Crece hasta alcanzar una altura de 2 metros, y en su interior contiene un látex blanco que produce irritación al contacto con la piel, especialmente si está herida.

Las hojas son opuestas, tienen forma ovada y miden de 1,5 a 7cm de largo por 1-4,5cm de ancho. Las flores, que brotan en primavera, se agrupan en inflorescencias fasciculares blancas y perfumadas. El fruto es subgloboso u ovoide y carnoso.

¿Cuáles son sus cuidados?

Si te animas a tener un ejemplar, te recomendamos proporcionarle los siguientes cuidados:

Ubicación

La Carissa macrocarpa es un arbusto espinoso

Imagen – Wikimedia/Forest and Kim Starra

La Carissa macrocarpa es una planta que ha de estar en el exterior, a pleno sol. Como no tiene raíces invasivas, se puede tener por ejemplo cerca de la piscina o de la pared sin problema.

Tierra

  • Maceta: es aconsejable echar una primera capa de unos 5 centímetros de grosor de perlita, arlita o similar, y luego sustrato de cultivo universal.
  • Jardín: crece en suelos bien drenados (tienes más información sobre este tema aquí), también cerca de la costa.

Riego

Para que tenga un buen crecimiento es necesario regarla de manera regular durante todo el año, aunque sí que es verdad que la frecuencia va a variar dependiendo de la estación en la que nos encontremos. De entrada, tenemos que saber que en verano le daremos agua seguido pues la tierra se seca rápido, mientras que el resto de los meses, especialmente en otoño e invierno ese aporte de agua será más escaso.

Así que para que no haya sustos ni sorpresas desagradables, qué mejor que ir comprobando la humedad de la tierra antes de regar. Esto no habrá que hacerlo siempre, solo hasta que ya hayamos cogido la experiencia necesaria para saber más o menos cuándo coger la regadera. Para ello, haremos cualquiera de estas cosas:

  • Introducir un palo delgado de madera hasta el fondo: si al sacarlo vemos que sale con mucha tierra adherida, no regaremos.
  • Pesar la maceta una vez regada y de nuevo al cabo de unos días: notaremos que la tierra húmeda pesa algo más que la seca, de modo que esta diferencia de peso nos servirá como una guía para saber cuándo tenemos que echarle agua y cuándo no.
  • Escarbar unos 5cm junto a la planta: la tierra adquiere un color oscuro cuando se humedece, de modo que si a esa profundidad vemos que está más oscura que en la superficie, y si sobretodo notamos que está fresca, esperaremos un poco a volver a regar.

Pero… ¿qué pasa si aún así nos quedan dudas? Pues bueno, de ocurrir esto podremos hacer lo siguiente: regar unas 3 veces por semana en verano y cada 4 o 5 días el resto del año. Ahora bien, pensemos siempre que si por ejemplo hay previsión de lluvias, lo ideal será no hacer nada más que esperar un poco hasta que el suelo se seque.

Abonado

Desde comienzos de primavera hasta finales de verano abonaremos a la Carissa macrocarpa con abonos orgánicos, como el guano. Como suele tener problemas de clorosis, la regaremos una vez cada 15 días con quelatos de hierro, o con agua que habremos acidificado previamente echándole el zumo de medio limón a 1l del preciado líquido.

Multiplicación

Los frutos de la Carissa macrocarpa son redondos

Imagen – Wikimedia/JMK

Se multiplica por semillas y esquejes a finales de invierno. Veamos cómo proceder en cada caso:

Semillas

El paso a paso a seguir es el siguiente:

  1. Primero, hay que rellenar una bandeja de semillero (mejor si es forestal) con sustrato de cultivo universal.
  2. Luego, se riega a consciencia, humedeciendo bien el sustrato.
  3. Después, se colocan un máximo de dos semillas en la superficie y se cubren con una fina capa de sustrato.
  4. A continuación, se vuelve a regar, esta vez con un pulverizador, y se procede a espolvorear con cobre o azufre (como si se echara sal) para que los hongos no perjudiquen a las semillas.
  5. Por último, se coloca el semillero en el exterior, en semisombra.

Si todo va bien, germinarán en hasta dos meses.

Esquejes

Para multiplicarla por esquejes hay que cortar una rama de unos 40cm de largo, impregnar la base con enraizantes caseros y plantarlo en una maceta con vermiculita (puedes conseguirla aquí) previamente humedecida con agua.

Emitirán sus propias raíces en más o menos un mes.

Época de plantación o trasplante

La plantaremos en el jardín en primavera, cuando el riesgo de heladas haya pasado. Si la tenemos en maceta, la trasplantaremos cada 2 o 3 años, también en la susodicha estación.

Poda

La Carissa macrocarpa se puede podar a finales de invierno

Imgen – Flickr/Forest and Kim Starr

Se poda a finales de invierno, con tijeras previamente desinfectadas con alcohol de farmacia. Quitaremos las ramas secas, enfermas, débiles o rotas. Asimismo, hay que aprovechar para recortar aquellas que estén creciendo en exceso.

Rusticidad

Resiste el frío y las heladas de hasta los -3ºC, aunque vive mejor en climas cálidos.

¿Qué te ha parecido la Carissa macrocarpa?


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