Si te gustan las plantas con flores curiosas que puedan vivir bien en aquellas zonas donde no llega la suficiente luz, entonces qué mejor que plantar collejas silvestres. Esta preciosa planta herbácea de nombre curioso, e incluso gracioso, produce unas de color blanco muy bonito.
Además, no crece mucho, de modo que se puede tener tanto en tierra como en maceta. ¿Te apetece conocerla?
Origen y características
Nuestra protagonista es una planta herbácea y vivaz -vive varios años- cuyo nombre científico es Silene vulgaris, aunque popularmente se la conoce como collejas silvestres. Es originaria de Europa, Norte de África, y Centro y Oeste de Asia. Alcanza una altura de entre los 10 y los 100 centímetros. Las hojas son lanceoladas, de color verde claro; y las flores son hermafroditas, compuestas por pétalos blancos divididos en dos lóbulos. El fruto es una cápsula con forma de vasija en cuyo interior encontraremos semillas arriñonadas de color oscuro.
Es una planta estolonífera, lo cual quiere decir que de sus tallos subterráneos brotan nuevas plantas. Así, poco a poco va ocupando un espacio cada vez mayor.
¿Cuáles son sus cuidados?
Si quieres tener un ejemplar, te recomendamos proporcionarle los siguientes cuidados:
- Ubicación: las collejas silvestres tienen que estar en el exterior, en semisombra.
- Tierra:
- Maceta: sustrato de cultivo universal mezclado con un 30% de perlita.
- Jardín: es indiferente siempre que tenga buen drenaje.
- Riego: 3-4 veces por semana en verano, y algo menos el resto del año. En caso de duda, comprobar la humedad de la tierra antes de regar, por ejemplo introduciendo un palo delgado de madera hasta el fondo (si sale limpio, significará que la tierra está seca y que, por lo tanto, hay que regar).
- Abonado: desde comienzos de primavera hasta finales del verano con abonos ecológicos una vez al mes.
- Multiplicación: por semillas o separación de estolones en primavera.
- Rusticidad: soportan el frío y las heladas de hasta los -8ºC.
¿Qué te han parecido estas plantas?