Abonar la tierra para sembrar tomates es uno de los primeros pasos que debes dar si quieres tener éxito en el cultivo de esta hortaliza.
Vamos a contarte qué productos puedes utilizar y cómo los tienes que aplicar para conseguir los mejores resultados posibles.
La importancia de abonar la tierra para sembrar tomates
El tomate es una de las primeras hortalizas en las que pensamos cuando por fin tenemos nuestro propio huerto. Porque todos queremos poder disfrutar de su jugosidad y su sabor, pero el cultivo de unos tomates de calidad no es tan sencillo como parece a primera vista.
Para conseguir buenos resultados necesitamos que el sustrato sea de calidad y tenga una buena cantidad de nutrientes, y es ahí donde entra en juego el abono. Este se encarga de:
Aportar nutrientes al suelo
Por sí solo, el suelo no contiene nutrientes en cantidad suficiente para que los tomates se desarrollen bien. Es el abono el que se encarga de aportar una dosis extra de elementos esenciales como nitrógeno, fósforo y potasio, que ayudan en el desarrollo de raíces, tallos, hojas y frutos.
Mejorar la estructura del suelo
Abonos orgánicos como el compost o el estiércol ayudan a mejorar la estructura del suelo, haciéndolo más esponjoso y aireado. Esto favorece la oxigenación de las raíces y facilita la absorción tanto de agua como de nutrientes.
Aumentar la capacidad de retención de agua
Un suelo bien abonado tiene una mayor capacidad de retención del agua, y esto beneficia a nuestras plantas en tiempo de sequía, porque disminuye el estrés hídrico.
Prevenir enfermedades y plagas
Cuando las plantas crecen en un suelo rico en nutrientes, están más fuertes y son más resistentes frente al ataque de las plagas y de enfermedades.
Incrementar la producción y calidad de los frutos
Un abonado adecuado da como resultado tomates más grandes, más jugosos y con un sabor más intenso.
¿Qué tipo de abono podemos utilizar para sembrar tomates?
Podemos elegir entre los orgánicos y los químicos, pero siempre es más recomendable recurrir a opciones lo más naturales posibles.
Abonos orgánicos
- Compost. Es muy popular porque enriquece el suelo con nutrientes de liberación lenta, a la vez que mejora su estructura.
- Estiércol. Si está bien compostado y completamente descompuesto, aporta una gran cantidad de nutrientes.
- Humus de lombriz. Es rico en nutrientes y microorganismos beneficios para el suelo, lo que lo hace muy recomendable para aplicarlo durante la temporada de crecimiento.
- Guano. Este fertilizante natural de origen animal es rico en fósforo y nitrógeno y se utiliza diluido en agua para no quemar las plantas.
Abonos químicos
Lo más habitual en estos casos es utilizar fertilizantes NPK que contienen nitrógeno, fósforo y potasio, los nutrientes esenciales que necesitan los tomates para crecer.
¿Cómo elegir el abono adecuado?
Presta atención a la etapa de crecimiento. Las plántulas necesitan un abono rico en nitrógeno que favorezca el crecimiento de las hojas y los tallos. Mientras que durante la floración es más interesante utilizar un abono equilibrado en NPK para promover la formación de flores y frutos.
Ya durante la fructificación, lo más recomendable es añadir una dosis extra de potasio para que los frutos maduren correctamente y tengan un mejor sabor.
Además de la etapa de crecimiento de la planta, también hay que tener en cuenta el estado del suelo en cuanto a nutrientes, para lo que podemos hacer un análisis del mismo.
¿Cómo abonar la tierra para sembrar tomates?
Para preparar nuestro huerto vamos a empezar limpiando el terreno de malezas y restos de cultivos anteriores. Lo ideal es labrar la tierra con una profundidad mínima de 30 cm, para favorecer la aireación del suelo y permitir que las raíces se desarrollen con mayor facilidad.
Si vas a usar abono orgánico, ten en cuenta estas prescripciones:
- Compost o estiércol. Esparce una capa uniforme sobre la superficie del suelo. La cantidad va a depender de la calidad del abono y de las características del suelo, pero no conviene que te excedas o podrías quemar la raíces.
- Humus de lombriz. Este es un abono más concentrado, así que no vamos a utilizar mucha cantidad. Lo que tienes que hacer es esparcirlo uniformemente sobre la superficie.
En caso de que recurras a los abonos químicos, sigue estos consejos:
- Granulados. Esparce los granos de forma uniforme por la superficie del suelo.
- Líquidos. Diluye en agua según las indicaciones del fabricante y riega el suelo antes de plantar.
Es importante que el abono se mezcle bien con la tierra, y esto lo puedes hacer manualmente con un rastrillo o con una motoazada si tu terreno es grande.
Si optas por hacer camellones elevados, entonces debes incorporar el abono directamente en la tierra que vas a usar para crearlos.
Una vez aplicado el abono, puedes añadir una pequeña cantidad de compost en el fondo de cada agujero, antes de poner la planta en su sitio. Lo que no debes hacer nunca es enterrar las semillas o las plántulas directamente en el abono, porque se pueden quemar.
Aunque hayas añadido una buena cantidad de abono en el momento de la plantación, es probable que tengas que volver a abonar más adelante, porque las plantas de tomate consumen muchos nutrientes del suelo a medida que van creciendo y produciendo frutos.
Puedes utilizar abonos líquidos cada 15 o 20 días durante la temporada de crecimiento. Si prefieres los abonos granulados, espárcelos alrededor de la planta y riega, esto lo puedes hacer cada tres o cuatro semanas.
Si detectas deficiencias nutricionales importantes, entonces puedes utilizar fertilizantes foliares, que se aplican directamente sobre las hojas.
Como recomendación extra, alterna el uso de abonos orgánicos y químicos para mantener un suelo saludable y con un nivel de nutrientes equilibrado. Pero no te excedas con las dosis o puedes provocar un crecimiento vegetativo excesivo en detrimento de la fructificación.
Abonar la tierra para sembrar tomates te ayudará a garantizar el éxito de tu cosecha. Solo tienes que elegir productos de calidad, aplicarlos bien y nunca en exceso. ¿Nos cuentas cómo abonas tú los tomates?