Cuidar Echeverias no es difícil, porque son unas suculentas bastante resistentes. Sin embargo, puedes obtener mejores resultados si tienes unas nociones básicas sobre lo que necesitan.
Tanto si eres principiante como si eres un experto jardinero, no te vendrá mal tener presentes los consejos que te vamos a dar.
¿Qué son las Echeverias?
Se trata de un tipo de planta suculenta que pertenece a la familia Crassulaceae, originaria de zonas áridas y semiáridas de América, principalmente de México.
Existen una gran variedad de ellas, como la elegans o la lilacina y, aunque son diferentes, comparten una serie de rasgos en común:
- Rosetas. Lo más distintivo de estas plantas son sus hojas carnosas y gruesas dispuestas en forma de roseta.
- Adaptación al clima seco. Debido a su origen en zonas áridas, sobrellevan muy bien el clima seco. Su capacidad para almacenar agua en sus hojas les permite sobrevivir en condiciones de sequía.
- Flores. Sin duda, la roseta de hojas es lo más llamativo de estas plantas, pero también florecen. Sus flores son pequeñas y de colores vivos como el rojo, el naranja o el amarillo.
Todas las variedades de Echeveria tienen también en común su popularidad. Su belleza, su facilidad de cuidado y su versatilidad las convierten en las plantas favoritas de muchas personas.
Lo que debes saber para cuidar Echeverias
Si quieres mantener cualquiera de la variedades de esta especie en buenas condiciones, aquí tienes unos consejos que te ayudarán a que tus plantas estén fuertes y sanas.
El sustrato perfecto
Escoge uno que tenga una alta capacidad de drenaje. Si a ninguna planta le viene bien acumular agua en sus raíces, a estas menos todavía. Se pueden pudrir rápidamente si el sustrato se mantiene mojado durante mucho tiempo.
Para que no haya riesgo de encharcamiento, puedes usar el sustrato comercial para cactus y suculentas. Pero también puedes crear el tuyo propio a base de mezclar a partes iguales:
- Sustrato universal.
- Arena gruesa.
- Perlita.
La maceta adecuada
Ya sabes que hay macetas de diferentes materiales, pero lo más recomendable en este caso es escoger un modelo de terracota, porque ayuda a la evaporación del agua.
En cuanto al tamaño, elige una que sea ligeramente más grande que la roseta de la planta. Si usas una maceta notablemente más grande, habrá más tierra y, por tanto, más riesgo de que las raíces acaben encharcadas, así que mejor no pasarse.
Otro aspecto que debes evaluar es que la maceta tenga unos buenos orificios para el drenaje. Para que no se obstruyan puedes colocar un poco de gravilla en la base de la maceta, antes de incorporar el sustrato.
Procura no poner un platillo debajo de la maceta y, si lo haces, retíralo antes de regar para que el agua sobrante no se quede acumulada y sea absorbida por la tierra.
La mejor ubicación
Para cuidar Echeverias la luz juega un papel fundamental. Estas plantas agradecen recibir luz brillante, pero tenemos que evitar la exposición solar directa durante las horas centrales del día, especialmente durante el verano.
La ubicación perfecta sería cerca de una ventana orientada hacia el este o el oeste.
Por lo que se refiere a las temperaturas, es mejor que sean cálidas. Las Echeverias pueden tolerar temperaturas frías, pero es imprescindible que no las dejemos expuestas a heladas o las perderemos.
Riego y humedad: menos es más
Como suculentas que son, estas plantas no requieren de un riego demasiado frecuente, aunque tampoco podemos olvidarnos de ellas y dejarlas totalmente sin agua.
El riego tiene que ser profundo, permitiendo después que el agua drene completamente. En cuanto a la periodicidad, depende tanto del tipo de sustrato utilizado como del tamaño de la maceta y de la temperatura ambiental.
Para no caer en el error de regar de más, asegúrate de que el sustrato está totalmente seco antes de volver a darle agua a tu planta.
Otro consejo más: estas plantas prefieren los ambientes secos, así que no necesitan que les aportes humedad. No caigas en la tentación de regar sus hojas por mucho calor que haga, ya que con esto puedes potenciar la aparición de hongos.
Fertilización: ¿sí o no?
No es realmente necesario fertilizar las Echeverias pero, si quieres hacerlo, hazlo con un producto específico para cactus y suculentas. Una vez al mes durante los meses de primavera y verano.
En otoño e invierno la planta está en estado de latencia y no va a crecer, así que no necesita una cantidad extra de nutrientes.
Trasplante de las Echeverias
Supervisa el crecimiento de tu planta y cuando veas que las raíces llenan toda la maceta puedes valorar hacer el trasplante. Lo habitual es que sea necesario hacerlo cada dos o tres años.
Saca cuidadosamente la planta de la maceta vieja, tirando desde la base para no dañar las hojas de la roseta. Retira el sustrato viejo y coloca la planta en una maceta nueva un poco más grande que la anterior. Aprovecha para renovar totalmente el sustrato.
Después de terminar la operación coloca la planta en su lugar habitual y riega bien. Aprovechando ese momento para darle un poco de fertilizante.
Tras el estrés inicial del cambio de maceta, tu Echeveria debería estar plenamente adaptada a su nuevo contenedor en unas pocas semanas.
Formas de propagación
¿Quieres más Echeverias? Puedes multiplicar tus ejemplares a partir de hojas saludables. Solo tienes que colocarlas en sustrato seco y dejar que echen raíces.
Otra opción es que cortes los hijuelos que aparecen alrededor de la base y los plantes directamente en otra maceta.
Plagas y enfermedades
Si detectas la presencia de cochinillas o áfidos puedes eliminar estos insectos con un paño ligeramente humedecido como alcohol isopropílico o un poco de jabón líquido (aclara después).
Si notas que las hojas se han puesto blandas y aparecen manchas marrones, es que te has excedido con el riego. Deja que el sustrato se seque totalmente y, si es necesario, valora cambiarlo.
Cuidar echeverias es fácil. Con unos mínimos cuidados vas a conseguir que estas plantas luzcan espectaculares. ¿Te animas a probarlo?