Las margaritas son plantas que destacan por su belleza sencilla y su gran adaptabilidad, convirtiéndose en una de las opciones favoritas tanto para quienes se inician en la jardinería como para expertos que desean un jardín colorido y fácil de mantener. Además de ser resistentes y tener una floración prolongada bajo buenos cuidados, estas plantas aportan un toque de alegría a cualquier balcón, terraza o jardín.
Características principales de las margaritas

- Familia: Asteráceas, con más de 42 variedades que varían en tamaño, forma y color.
- Flores: Sus inflorescencias pueden ser de color blanco, amarillo, rosado, púrpura, rojo, naranja o mezclas, aunque la margarita blanca sigue siendo la más popular.
- Tallos: Principalmente leñosos, lo que les da robustez y les permite soportar bien cortes y podas.
- Hojas: Generalmente verdes, firmes y de diferentes formas según la variedad (dentadas, alargadas, fruncidas o triangulares).
- Altura: Varía entre los 30 y los 70 centímetros en función de la variedad y el entorno de cultivo.
Su nombre científico más habitual es Bellis perennis, aunque otras especies populares incluyen Leucanthemum vulgare, Chrysanthemum frutescens y Gerbera jamesonii entre muchas otras. La floración normal abarca desde principios de la primavera hasta bien entrado el verano, e incluso se puede prolongar hasta el otoño si las condiciones son adecuadas.
Variedades de margaritas y su elección
- Margarita común (Bellis perennis): La más reconocida por su centro amarillo rodeado de pétalos blancos.
- Margarita africana (Osteospermum): Destaca por sus intensos colores púrpura, violeta o rosa.
- Gerbera: Ideal para arreglos florales por sus grandes cabezuelas multicolor.
- Dimorfoteca: Muy decorativa y resistente a la sequía.
- Rudbeckia y Equinácea: Perfectas para aportar tonos amarillos, anaranjados o púrpuras al jardín.
Al elegir una variedad, es esencial fijarse en el estado de salud de la planta: opta por aquellas con hojas verdes y firmes, sin manchas amarillas ni señales de plagas, y cuya maceta contenga varios capullos y flores ya abiertas. Esto garantiza una mejor adaptación y más éxito en la floración.
Cultivo y siembra de margaritas: terreno, ubicación y siembra

Las margaritas pueden plantarse tanto en macetas como directamente en el suelo del jardín. Elige siempre suelos ligeros, fértiles y con excelente drenaje. Puedes mejorar la mezcla añadiendo arena, perlita o turba al sustrato universal.
- Época ideal de siembra: La primavera es el momento óptimo, aunque en climas suaves también pueden plantarse en otoño, protegiéndolas de las bajas temperaturas.
- Profundidad y distancia: Planta las margaritas a una buena profundidad y deja un mínimo de 20 cm entre plantas para permitir el desarrollo de raíces y evitar que compitan por nutrientes.
- Ubicación: Prefieren la luz solar directa, pero toleran bien la semisombra. Lo recomendable es que reciban, aproximadamente, al menos 6 horas de luz solar directa al día.
Si se cultivan en interior, coloca las macetas en lugares muy luminosos, cerca de ventanas o en patios interiores soleados. Evita zonas con corrientes de aire fuertes o sombras prolongadas.
Riego: frecuencia y recomendaciones
El agua es un factor esencial para el buen desarrollo de las margaritas, pero el exceso de humedad es su mayor enemigo. El riego debe ser controlado y adaptado a la estación:
- Verano y épocas cálidas: Riega entre 2 y 3 veces por semana, preferiblemente en las primeras horas de la mañana o al atardecer. Es mejor regar más frecuentemente pero con menos cantidad de agua.
- Invierno o clima frío: La frecuencia debe reducirse a un riego cada 10-15 días, permitiendo que el sustrato se seque entre riegos.
- Evita el encharcamiento: Coloca piedras o grava en el fondo de la maceta para mejorar el drenaje y nunca dejes un plato lleno de agua bajo la maceta.
Observa siempre el aspecto de la planta: si las flores se marchitan o los capullos no se abren, puede deberse a un riego insuficiente o a la falta de luz natural.
Abonado y fertilización
Para asegurar un crecimiento vigoroso y una floración exuberante, las margaritas necesitan un aporte periódico de nutrientes. Se recomienda:
- Fertilizante universal o específico para plantas de flor: Aplica durante toda la temporada de crecimiento (primavera a otoño).
- Periodicidad: Abona una vez al mes en plantas de jardín y cada dos meses en macetas para evitar la acumulación de sales.
- Tipo de abono: Los equilibrados N-P-K (nitrógeno, fósforo y potasio) de liberación lenta son ideales. También puedes emplear compost o abonos ecológicos.
- Consejo: No abuses del abono, ya que un exceso puede quemar las raíces y perjudicar la floración.
En la etapa de floración, abonar una vez al mes favorece colores intensos y vigor en el crecimiento de la planta.
Poda y mantenimiento de margaritas
La poda es fundamental para que las margaritas crezcan compactas, luzcan frondosas y prolonguen su floración:
- Poda de limpieza: Elimina flores marchitas, hojas secas o amarillentas y tallos dañados tan pronto como los detectes. Así evitas enfermedades y favoreces la producción de nuevas flores.
- Poda estructural: A finales del invierno o tras la última floración, recorta ligeramente la planta para estimular el crecimiento de brotes nuevos. Si la planta se vuelve demasiado leñosa, la poda más intensa ayuda a renovarla.
- En maceta: Deja siempre los brotes pequeños que suelen encontrarse bajo las flores grandes, pues serán los nuevos puntos de crecimiento.
Las margaritas suelen responder muy rápido a la poda: en unos 15 o 20 días después volverán a crecer con más fuerza. En jardines, la poda ayuda a mantenerlas controladas y a evitar la propagación desordenada.
Cuidados estacionales y qué hacer con las margaritas en invierno
Las margaritas son resistentes tanto al frío como al calor, pero prefieren temperaturas suaves entre 15 y 25 ºC. Para protegerlas de las heladas invernales:
- En zonas de heladas: Coloca las macetas a cubierto en lugares luminosos. Si están en el jardín, cúbrelas con una manta térmica o acolchado de hojas secas y paja.
- Post-floración: Tras la última floración (normalmente a principios de otoño), poda aproximadamente la mitad de los tallos y deja la planta a una altura de 45-60 cm. Esto ayuda a que concentre su energía en las raíces y hojas.
- Después de la primera helada: Recorta los tallos a 2,5–5 cm del suelo para conservar la planta y favorecer su rebrote en primavera.
En climas suaves no suelen necesitar protección adicional y pueden florecer durante más tiempo.
Margaritas en maceta: consejos clave
- Elección de la maceta: Debe ser amplia y con buen drenaje. Las variedades más grandes (Gerbera, Rudbeckia, Equinácea) necesitan macetas de mayor tamaño.
- Colocación: Ubica las macetas en zonas muy soleadas, evitando espacios sombríos y lugares con poca circulación de aire.
- Riego y abono: Sigue las recomendaciones generales, pero ajusta la frecuencia de riego si las macetas están expuestas a vientos o calor extremo.
- Poda: Elimina flores y hojas muertas para evitar que la planta invierta su energía en la producción de semillas en vez de en nuevas flores.
Cómo conseguir margaritas más sanas, floridas y longevas
- Luz y temperatura: Garantiza al menos 6 horas diarias de sol. En interior, colócalas cerca de ventanas soleadas. Puedes consultar cómo cuidar las margaritas en este enlace.
- Vigila el riego: Evita el exceso de agua y el estancamiento. Prefiere menos agua a más.
- Buena aireación: Las margaritas necesitan circulación de aire para evitar enfermedades fúngicas. No las agrupes en exceso y mantén el follaje limpio.
- Fertiliza según las necesidades: Un suelo equilibrado y rico en materia orgánica aumentará su vigor y la abundancia de flores.
- Poda y mantenimiento: Retira partes secas o dañadas regularmente para mejorar el aspecto y la salud de la planta.
- Protege del frío extremo: Pon a resguardo las macetas y cubre las plantas en jardín si se prevén heladas severas.
Control de plagas y enfermedades en margaritas
- Pulgones y ácaros: Pueden atacar hojas y capullos. Revisa la planta frecuentemente y elimina manualmente o aplica tratamientos naturales como jabón potásico o aceite de neem.
- Caracoles y babosas: Suelen atacar plantas en exterior. Utiliza barreras físicas o trampas para protegerlas.
- Hongos: Aparecen si hay exceso de humedad. Mejora el drenaje y mantén una correcta ventilación. Ante síntomas (manchas, moho), emplea fungicidas específicos.
Las margaritas son plantas muy resistentes y rara vez sufren plagas graves si se mantienen las condiciones de cultivo óptimas y una vigilancia constante.
Floración prolongada: cómo alargar la vida de las flores
Con unos cuidados adecuados, las margaritas pueden florecer ininterrumpidamente de primavera a otoño. Para conseguirlo:
- Retira las flores pasadas: Quita siempre las flores marchitas y hojas dañadas para fomentar el desarrollo de nuevos capullos.
- Corte y arreglos florales: Si deseas cortar flores para ramos, hazlo en diagonal y elimina las hojas que vayan a quedar sumergidas en el agua. Cambia el agua del jarrón cada 2 días y mantén el ramo fuera de la luz solar directa para prolongar su frescura.
- Evita el estrés hídrico y de nutrientes: Un estrés prolongado (falta de agua o abono) puede hacer que la planta florezca menos o que las flores duren poco.
Beneficios de cultivar margaritas
- Son flores polinizadoras: Atraen abejas, mariposas y otros insectos beneficiosos, favoreciendo la biodiversidad en el jardín.
- Resiliencia: Toleran periodos de sequía, suelos de baja calidad y cambios de temperatura.
- Decoración versátil: Se adaptan a jardines, parterres, terrazas y balcones, así como a la creación de centros y ramos florales.
- Fáciles de reproducir: Puedes multiplicarlas fácilmente por semilla, esqueje o división de matas.
Disfrutar de un jardín o un rincón lleno de margaritas es sinónimo de belleza, alegría y facilidad de cultivo. Siguiendo los consejos adecuados y dedicando un poco de atención regular, estas plantas regalarán color y frescura a cualquier espacio durante la mayor parte del año.