El ruibarbo (Rheum rhabarbarum) es una planta perenne de gran valor culinario y ornamental gracias a sus tallos comestibles de sabor ácido y llamativos colores. Esta planta, originaria de regiones frías de Europa y Asia, destaca por su resistencia, longevidad y facilidad de cultivo, lo que la convierte en una opción ideal tanto para huertos urbanos como para jardines familiares. Su permanencia puede alcanzar hasta una década produciendo tallos vigorosos temporada tras temporada.
¿Qué es el ruibarbo?
El ruibarbo es famoso por sus grandes hojas y tallos gruesos que pueden ser verdes, rojos o combinados, y son precisamente estos tallos los que se emplean en la cocina para preparar tartas, compotas, postres, dulces y bebidas. Las hojas y raíces contienen ácido oxálico y son tóxicas; por tanto, nunca deben consumirse.
Existen numerosas variedades de ruibarbo, cada una con características propias:
- Canada Red: Tallos cortos y delgados, dulces y suaves con color rojo intenso.
- MacDonald: Producción elevada y tallos brillantes de color rojo.
- Crimson Red: Tallos largos y gruesos, ideales para grandes cosechas.
- Valentine: Tallos anchos, menos ácidos, mantienen el color rosado al cocinarlos.
- Riverside Giant: Tallos verdes y crecimiento vigoroso.
- Victoria: Tallos medianos, verdes con base rosada; excelente sabor y calidad.
- Cherry Red: Tallos largos y jugosos, rojos por dentro y fuera, crecimiento vigoroso.

Requisitos para el cultivo del ruibarbo
El ruibarbo prefiere climas templados y requiere de un periodo frío en invierno para brotar con fuerza. Soporta heladas fuertes y se desarrolla mejor a pleno sol en zonas frescas o con sombra parcial en regiones cálidas. Sus tallos serán más rojos en climas fríos, mientras que en ambientes templados o cálidos tienden a ser verdosos.
El suelo ideal es fértil, profundo, bien drenado y ligeramente ácido (pH entre 6 y 7). Se recomienda enriquecer con compost, humus de lombriz o estiércol bien descompuesto antes de plantar. Evita suelos arcillosos y compactados para prevenir problemas de drenaje y pudrición de raíces.
El espacio es un factor clave: el ruibarbo es una planta de gran porte, por lo que debe plantarse dejando entre 0,9-1,2 metros entre ejemplares y hileras. Puede cultivarse en camas dedicadas exclusivamente o incluso en macetas grandes y profundas, siempre que tengan buen drenaje.

Cómo sembrar o plantar ruibarbo
El ruibarbo se puede iniciar por semilla o por división de corona/rizoma. La opción más rápida y eficaz es plantar coronas (segmentos de rizoma) compradas en vivero o divididas de una planta madura.
- Siembra en semillero: Realizar siembra en primavera, cubriendo las semillas con 1 cm de sustrato. Mantener humedad hasta la germinación (2-3 semanas). Repicar dejando unos 15 cm entre plántulas.
- Trasplante: Trasplantar las plántulas o coronas cuando haya pasado el riesgo de heladas, en hoyos de 20 a 30 cm de profundidad, dejando las yemas al nivel del suelo.
- Riego inicial y mulch: Realizar un riego generoso tras plantar y cubrir el suelo con una capa de compost o acolchado para conservar la humedad y reducir malezas.
Durante el primer año no se recomienda cosechar para favorecer el arraigo del sistema radicular y el desarrollo de la planta. La cosecha regular se realiza a partir del segundo o tercer año.

Cuidados esenciales del ruibarbo
- Riego: Mantener el suelo húmedo sin encharcar. Riego regular en primavera y verano; reducir en épocas de frío.
- Fertilización: Añadir abono orgánico cada año en otoño e incorporar fertilizantes ricos en potasio y fósforo en primavera/verano.
- Acolchado: El acolchado ayuda a mantener la humedad, previene malas hierbas y aporta nutrientes.
- Control de malezas: Mantener el área limpia de malas hierbas, especialmente al inicio del cultivo.
- Poda: Eliminar hojas enfermas o dañadas y cortar los tallos florales para mejorar el engrosamiento de los pecíolos.
- División de corona: Cada 3-5 años, dividir la corona para rejuvenecer la planta y multiplicar ejemplares.

Plagas y enfermedades
El ruibarbo es muy resistente a plagas y enfermedades. Sin embargo, puede verse afectado por hongos (como la roya) en ambientes húmedos, así como por babosas y algunos escarabajos. La ventilación, el control de riego y la eliminación de hojas enfermas son claves para evitar problemas. En casos graves, emplear fungicidas ecológicos y eliminar manualmente plagas. Es recomendable quemar partes infestadas para evitar la propagación.
Cosecha y usos en la cocina
La cosecha comienza en primavera y puede prolongarse hasta mediados de verano. Los tallos se recolectan doblándolos hasta que se desprendan o cortándolos al nivel del suelo, dejando al menos la mitad en la planta para su regeneración.
Las hojas y raíces no deben consumirse por su toxicidad. Los tallos se pueden emplear en postres, bebidas, compotas y platos dulces o salados. Son ricos en potasio, vitamina C, A y fibra, además de poseer propiedades digestivas y diuréticas.

El ruibarbo es una hortaliza perenne de bajo mantenimiento, que aporta sabor, color y valor nutricional al huerto o jardín durante muchos años. Su cultivo es sencillo si se presta atención a los aspectos clave: suelo fértil y bien drenado, exposición solar adecuada y una correcta gestión del agua. Así, este vegetal poco conocido se convierte en una excelente opción para diversificar la producción y aprovechar sus múltiples usos en la gastronomía.