Cómo enrojecer las hojas de la Flor de Pascua

¿Te apetece que hablemos sobre cómo enrojecer las hojas de la Flor de Pascua? Es una técnica que no es muy difícil, y que conviene conocer independientemente del mes en el que nos encontremos, sobre todo si tenemos intención de cultivarla dentro de casa.

Así que sin más, a continuación te explicaremos con todo detalle cómo se hace.

¿Cómo se consigue?

Imagen – Wikimedia/PEAK99

Lo primero que hay que saber es que aquello que llamamos hojas son en realidad brácteas (órganos foliáceos) que aparecen en la parte superior de la planta. Le sirven para atraer a sus polinizadores, ya que sus verdaderas flores son muy pequeñas en comparación con la planta. Y ¿cuándo florece? En otoño-invierno, entre los meses de noviembre y febrero.

Por consiguiente, no es correcto decir que se quiere enrojecer las hojas de la poinsettia, pues no son las hojas las que se vuelven rojas (o del color que sea, amarillas, rosas, u otro), si no que lo ocurre es que la planta florece, produciendo nuevas brácteas y florecillas.

La flor de Pascua florece solo cuando el día tiene más horas de oscuridad que de luz. Por este motivo, se puede engañar manipulando el fotoperíodo y controlando la temperatura (además de las condiciones ambientales).

Para ello, sólo necesitarás llevarte tu Flor de Pascua -independientemente del color de sus brácteas- en una zona sombría, donde no reciba el sol directamente, durante 12h cada día hasta que empieces a ver que las brácteas aparecen. La temperatura ideal para que broten las flores es de unos 20º Celsius. Se recomienda asimismo abonar con un abono rico en nitrógeno hasta que comiencen a brotar las flores.

¿Qué más hacer para que florezca la Flor de Pascua?

Hemos hablado de cómo conseguir que florezca, pero lo cierto es que además de evitar que le dé el sol directo o la luz durante unas horas, también tenemos que proporcionarle una serie de cuidados. Y es que si se hace mal, la planta puede sufrir: sus hojas se volverían marrones y caerían, y por supuesto no florecería.

Por ello, es muy importante cubrir sus necesidades básicas; de esta manera lograremos que esté viva, sana y que se vea preciosa:

Asegúrate de que el sustrato tiene buen drenaje

A la poinsettia no le gusta el exceso de agua, ni tampoco las tierras muy compactas y pesadas. Para evitarle problemas, hay que ver si la tierra que lleva absorbe y filtra el agua con rapidez, ya que de lo contrario las raíces podrían pudrirse.

Para ello, simplemente hay que echarle agua, sin mojar la planta, y calcular el tiempo que tarda en salir por los orificios de la maceta. Si son pocos segundos, perfecto, no hará falta trasplantarla (aunque sí es recomendable si está recién comprada, pues seguramente haya enraizado bien y ya no tenga más espacio para crecer); pero si son más, entonces es que la tierra no es la más adecuada para ella y tendremos que plantarla en una maceta nueva con sustrato de cultivo universal que lleve perlita, como este.

Riega con moderación

Hay que evitar tanto el exceso como la falta de agua. Por eso, durante el otoño y el invierno, como las temperaturas son más bajas y, dependiendo de dónde vivamos, la humedad ambiental es más alta, es importante dejar que la tierra se seque un poco antes de volver a hidratarla; de lo contrario correríamos el riesgo de que los hongos aparecieran, pudriendo a nuestra poinsettia.

Así pues, para saber cuándo hay que regarla, lo que haremos será utilizar un medidor de humedad. Este es fácil de utilizar, ya que solo se ha de introducir en la tierra para saber cómo de húmeda o seca está. En base a lo que nos indique, procederemos a regar, o bien esperaremos un poco más hasta que se seque.

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Abónala para que tenga más energía y florezca

Dado que florece en los meses de invierno, si queremos tener más garantías de que produzca sus brácteas rojas, amarillas o del color que sean, es muy recomendable abonarla con un fertilizante para plantas con flor, como este.

Eso sí, hay que seguir las indicaciones especificadas en el envase del producto, ya que si superásemos la dosis indicada quemaríamos las raíces; y si echásemos menos, no le haría efecto apenas.

Protégela del frío y, si está en interior, de las corrientes de aire

La flor de Pascua es un arbusto capaz de soportar el frío una vez que está aclimatada, pero durante el primer año que la tengamos es mejor que esté en casa, a no ser que tengamos la suerte de vivir en una zona donde no haya heladas, en cuyo caso sí que podríamos cultivarla fuera.

Asimismo, si la tenemos en interior hay que llevarla a habitación en la que haya mucha claridad, pero no se debe poner cerca ni del aparato del aire acondicionado ni de ventanas que permanezcan abiertas durante el otoño-invierno. Por ejemplo, yo misma tengo una en un pasillo con mucha luz, justo debajo de una ventana que está siempre cerrada; de hecho, solo la abrimos un ratito para abrir o cerrar la persiana, y crece bien.

Si te han quedado dudas sin resolver, no esperes más y anímate a comentarlas.