La jardinería es un mundo en el que todos tenemos cabida. Independientemente de nuestra edad, sexo, o condición social, cada uno de nosotros puede disfrutar, y mucho, de las plantas y de todo lo que supone cuidarlas. Por supuesto, los niños no son una excepción, más bien lo contrario.
Ellos son de los principales beneficiados, no solo porque pueden mantenerse entretenidos mientras aprenden a sembrar, plantar o hasta hacer pequeñas podas, sino que, además, esos conocimientos les servirán para entender un poco cómo funciona la naturaleza. Es por eso por lo que a continuación te vamos a explicar cómo enseñar jardinería a los niños, los adultos del mañana.
Escoge las plantas para niños más adecuadas
Los niños, sobre todo los más pequeños, tienden a llevarse las manos a la boca. Es su manera de explorar lo que les rodea, y lo que, por lo tanto, más hay que tener en cuenta a la hora de elegir correctamente las plantas. Así pues, de entrada hay que descartar aquellas que tengan espinas, como los cactus, o látex como las euforbias (también la flor de pascua).
Para ir sobreseguro, lo más recomendable es escoger plantas aptas para consumo humano, ya que de esta forma les enseñarás a cultivar su propio alimento. Y es que, la mayoría de estas son hierbas que, en cuestión de pocas semanas, estarán listas para su recogida. Por ejemplo, estas son algunas:
- Lechuga: se siembra a finales de invierno/comienzos de primavera y se recoge tres meses después.
- Tomate: se siembra a comienzos de primavera y se recoge unos 4-5 meses después.
- Espinaca: se siembra a comienzos de primavera y se recoge unos 4 meses después.
- Fresa: se siembra a finales de invierno/comienzos de primavera y se recoge unos 5 meses después.
Prepara el material que van a necesitar
Una vez que has escogido las plantas que van a sembrar, toca preparar una serie de cosas para que puedan realizar dicha tarea con seguridad y comodidad. Por ello, necesitarán:
Guantes de jardinería para niños
Con el fin de que sus manos queden bien protegidas, es importante que tengan puestos unos guantes específicos para ellos. Obviamente, deben de ser de su talla, puesto que el hecho de llevar unos que les están grandes o pequeños no les resultará nada cómodo.
Maceta
La maceta debe de tener algunos agujeros en su base por los que salga el agua. Por lo demás, es indiferente si es de plástico o de barro, pero recomendamos que sea de plástico por si acaso. Aunque otras opciones también son interesantes, como por ejemplo una caja de cartón plastificada, envases de leche o vasos de yogur previamente lavados con agua.
Tierra
La tierra ha de ser especial para plantas. Lo ideal es conseguir sustrato para semilleros listo para usar, pero también sirve el sustrato universal de toda la vida (como el que venden aquí) siempre que se mezcle con un poco de perlita, pómice o similares.
Regadera con agua
Por último y no menos importante, debes de proporcionarles una regadera pequeña (especial para niños, o si no la consigues, también servirá una botella de plástico de medio litro con algunos agujeros diminutos en un extremo) con agua para que puedan mantener húmeda la tierra.
Enséñales a sembrar las semillas
La mejor forma de aprender que tienen los niños (y yo diría que los adultos también) es observando a los demás cómo lo hacen. Teniendo esto en cuenta, es muy interesante que primero siembres tú una semilla en una maceta mientras les explicas a los pequeños cómo lo haces y por qué. De esta manera, entenderán todo el proceso de una manera más sencilla.
Explícales que las semillas tienen que estar enterradas un poco, ya que si les da el sol directamente podrían quemarse y, por lo tanto, echarse a perder. Asimismo, deben aprender que la tierra ha de permanecer siempre algo húmeda, puesto que precisan agua para mantenerse hidratadas y poder, así, germinar.
Además, si vais a sembrar semillas de plantas de temporada, los niños tienen que entender que, algunas como las lechugas se recogerán antes de que florezcan, y hay otras como los girasoles que se dejará que florezcan porque así podrán producir más semillas, las cuales no son más que las pipas que luego nos comemos.
Cuando les toque a ellos, quédate a su lado para resolverles las dudas que tengan.
Créales una rutina para cuidar de las plantas
Los niños tienen que ser los protagonistas. Para esto es imprescindible que, más allá de verte a ti sembrar una semilla la primera vez y de consultarte las dudas que les vayan surgiendo, sean ellos los que se encarguen de cuidar de las plantas que han sembrado. Por supuesto, tú como adulto debes de explicarles cuándo y por qué hay que regarlas, y en caso de que surjan problemas, por qué ha surgido y qué han de hacer para que sus plantas crezcan sanas.
Para esto, puede que os resulte útil este artículo:
Es muy bonito sentir que los más pequeños de la familia disfrutan cuidando de sus propias plantas; o dicho de otra manera, que asumen una responsabilidad y que además lo hacen con gusto.
Buen artículo, ojalá las personas comencemos a inculcarles estos hábitos sumamente saludables a los más chicos.
Hola J. Nicolás.
Nos alegra que te haya gustado el artículo.
Y sí, ojalá que poco a poco los niños vayan acostumbrándose a tener hábitos, no solo saludables para ellos, sino también respetuosos con el medio ambiente.
Saludos!