Cómo obtener frutas deliciosas con un árbol de mango bien cuidado

Árbol de mango

El mango es conocido como el rey de las frutas tropicales. Tiene un sabor intenso que puede gustar o no a los paladares. Pero no hay duda de que es uno de los frutos más sabrosos del mundo. Ahora bien, para conseguir una pulpa dulce, jugosa, aromática y que sean piezas grandes es necesario saber cómo cuidar un árbol de mango. Y eso mismo es lo que queremos enseñarte a continuación.

Y es que, a veces, es necesario que sepas qué es lo que tienes que hacer para conseguir un árbol de mango bien cuidado. ¿Qué tal si te damos las claves desde que lo siembras hasta que recolectas el fruto? ¿Empezamos?

Qué debes tener en cuenta a la hora de tener un árbol de mango

El mangostan es un árbol sensible a las heladas

Imagen – Wikimedia/Michael Hermann

Lo primero que debes saber sobre el árbol de mango es que existen más de mil variedades diferentes. Eso quiere decir que, entre las muchas variedades, va a haber una que se adecúe a tu clima. Ahora bien, debes conocer cuál es para elegirla. Y esto, a menudo, no es fácil.

No te dejes llevar por cualquier variedad que encuentres, ya sea en un vivero o en un supermercado (sobre todo en esta última, porque a veces no llegan a sobrevivir y no se presta atención a ejemplares adaptados a los climas donde se venden).

Las variedades más populares y las que son más fáciles de cultivar son:

  • Tommy Atkins, que es resistente y productiva. No te dará problemas en climas cálidos, pero cuidado con los más fríos.
  • Ataulfo, que tiene un sabor muy dulce.
  • Kent, que es ideal por la textura de los mangos, que parece mantequilla al masticarlo.
  • Haden, que tiene un sabor ni dulce ni ácido.

En general, el árbol de mango necesita una temperatura ideal de entre 24 y 35 ºC. Eso quiere decir que si está por encima de unos grados no va a pasar nada. Pero ojo, porque como oriunda de las zonas tropicales y subtropicales, el árbol de mango no es una planta que tolere bien las heladas o el clima frío. En esas situaciones vas a tener que protegerlo mucho para evitar que se te vaya. Y ya te avisamos que puede ocurrir más fácil de lo que piensas.

Una vez escogida la variedad, el siguiente paso a tener en cuenta es dónde vas a plantarlo. Y aquí debes regirte por lo anterior. Es decir, el árbol de mango es una planta que necesita estar a pleno sol, a ser posible la mayoría del día. Eso implica que has de buscar un sitio soleado.

Pero si el clima donde vives es frío, puede ser más recomendable ponerlo en un invernadero o en una parte donde le dé sol la mayor parte del día.

Eso sí, cuidado con acercarlo a viviendas, piscinas, vallas o similares. Es un árbol que necesita espacio para crecer porque puede alcanzar fácilmente los 10 metros de altura.

Cómo plantarlo

Ya has escogido tu árbol de mango. Y también la ubicación donde vas a ponerlo. Ahora queda saber cómo vas a plantarlo. Y aquí es donde tienes dos opciones:

  • Maceta. Te recomendamos que lo hagas en una maceta que sea larga y ancha, para que las raíces puedan desarrollarse fácilmente sin que se le quede el espacio pequeño en poco tiempo.
  • Suelo. Aquí, dependiendo de qué tan grande sea el árbol de mango, tendrás que cavar al menos un hoyo de 60 x 60 centímetros. Pero si el suelo es bastante duro te recomendamos que sea más profundo. Después, debes echarle un poco de tierra con compost orgánico y, por último, plantar el árbol.

Quizá te plantees la duda de por qué no plantar un árbol de manga desde semilla. Es posible, sí, pero debes saber que, en ese caso, tardará, con suerte, unos siete años en fructificar. Además, es más complicado que llegue a esa edad y los frutos, a menudo, no son tan ricos como con árboles injertados o con árboles ya adultos.

Cuidados básicos del árbol de mango

Árbol de mango con frutos

Una vez has plantado tu árbol de mango, es cuando tienes que prestarle atención y atender las necesidades que tiene. Y para ello, más allá de la ubicación y la temperatura, que ya lo hemos tratado antes, nos vamos a centrar en el riego, abonado, poda y plagas y enfermedades.

Riego

El árbol de mango no es un árbol que tolere mucha agua. De hecho, lo normal es que esté mejor si lo dejas pasar sed que si lo encharcas.

Te recomendamos que, si el árbol no produce frutos aún, lo riegues una vez a la semana, según el clima. Si ya te echa frutos, se riega cada 3-5 días.

Abonado

El árbol de mango necesita tres nutrientes imprescindibles: nitrógeno, que ayuda a que el follaje crezca; fósforo, que hace que las raíces estén fuertes; y potasio, que es para la floración, cuajado y sabor de los frutos.

¿Quiere decir que hay que echarle de todos desde que lo plantas? No. Verás, hasta el tercer año, quinto año si lo plantas de semilla, tendrás que aplicar fertilizantes que sean muy ricos en nitrógeno y fósforo. Y, a partir de esa edad, uno balanceado, que tenga los tres nutrientes, pero sobre todo el potasio.

El mango tarda mucho en dar frutos

Poda

Como hablamos de un árbol, es normal que tengas que podarlo, sobre todo cuando es joven, para poder controlar su tamaño, mejorarle la circulación del aire y darle la forma que quieras.

La poda de formación del árbol de mango se hace durante los 2-3 primeros años. Luego se pasa a una de mantenimiento, para que el árbol se mantenga bien cuidado. Por último, se le hace una poda después de la cosecha. Teniendo en cuenta que la cosecha suele aparecer entre los años cinco y siete, ya sabrás que las anteriores son de lo más esenciales.

Plagas y enfermedades

No te vamos a decir que el árbol de mango es resistente al cien por cien porque no lo es. En realidad, hay muchas plagas y muchas enfermedades que le afectan. Pero lo cierto es que su resistencia es mayor que otros frutales.

En el caso de las plagas, las que más te deben preocupar son la mosca de la fruta, los ácaros y trips y la cochinilla y los pulgones. Y, de todas, estas dos últimas son las peores, porque pueden matar al árbol.

Por su parte, las enfermedades son también importantes. La antracnosis, el oídio o la malformación floral pueden afectar al desarrollo del árbol y hacer que no te dé frutos o que estos no salgan de la calidad que esperabas.

Con estos cuidados básicos estarás más cerca de tener un árbol de mango con frutos muy sabrosos.


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