Si te gustan las plantas seguro que en alguna ocasión has tenido, o tienes, un bonsái en casa. El hecho de que haya ejemplares baratos te permite darte el capricho de alguno de ellos (tanto los que hay en supermercados como aquellos que son económicos en las tiendas especializadas de bonsáis). Pero uno de los cuidados que menos se le proporciona por desconocimiento es la poda. ¿Sabes cómo podar un bonsái?
Si quieres aprender a podar bonsáis con acierto, conocer cuál es la época en que debes hacerlo y cuáles son las herramientas y pasos que debes dar, a continuación te lo dejamos.
Cuándo podar un bonsái
Como sabes, hay muchos tipos de bonsáis y cada uno tiene sus «peculiaridades». Es decir, que habrá algunos que puedas podar en una época y otros en otra.
Normalmente, para las podas drásticas o aquellas más fuertes, hay dos periodos: otoño y primavera. ¿Quiere esto decir que puedes podar dos veces? No, dependiendo de los árboles que sean, podrás podar en otoño o bien esperar a que pasen los fríos y hacerlo a primeros de primavera.
De hecho, al principio se hacía en otoño, pero muchos bonsáis no soportaban el frío y las heridas provocadas por la poda hacía que enfermaran y murieran, de tal forma que, en primavera no brotaban. Así que los experto empezaron a recomendar que la poda se hiciera pasado el invierno para que hubiera más posibilidades de que brotara. También tiene sentido, sobre todo porque los bonsáis son plantas que no toleran demasiado bien el frío (al menos durante el primer año, después se adaptan mucho mejor). De esta forma, te recomendamos que, si tienes bonsáis, y es el primer año, no los podes hasta primavera; y si llevan más tiempo, según donde lo tengas podrías optar por podar en otoño o en primavera.
Por qué hay que podar un bonsái
Imagínate que tienes un niño o una niña. Y que decides que no le vas a cortar el pelo nunca. A lo largo de los años, su cabello crecería y crecería (normalmente 1-2 centímetros al mes). Lo que implica que tuviera una melena. Pero, ¿se vería fuerte, cuidada y sana? A lo mejor sí, pero también podría estar endeble, fina y que se rompiera con facilidad.
Eso le pasaría a un bonsái que no podas. Cada una de las ramas absorbe parte de la fuerza del árbol de tal forma que cuantas más ramas y más largas sean más energía van a necesitar.
Si no se poda, esa energía acaba por desgastarse si no se la repones, pero además al consumir tanta para abastecer a todas las ramas, el árbol envejece mucho más rápido y provocará que desarrolle ramas débiles, que crezca de una manera «salvaje», etc.
Por eso, la poda se realiza no solo para darle al bonsái una forma homogénea, sino para sanearlo y hacer que la energía fluya por todo el árbol de manera adecuada, fortaleciendo las ramas, haciendo que se oxigene (porque la luz llegue al interior del árbol, que no haya ramas enredadas o que se entorpezcan, etc.).
Para que entiendas cómo funciona un bonsái, debes saber que su crecimiento hace que concentre sus energías sobre todo en la parte superior y en los bordes externos. Lo hacen porque tienen en sus «genes» un mecanismo por el cual tienen que crecer altos para evitar que otros árboles les «quiten» el sol. De ahí que las ramas suelan alargarse mucho, porque van en busca de ese sol.
Tipos de poda de un bonsái
Podemos decir que hay dos tipos de poda de un bonsái: la de mantenimiento, que se llama también pinzado; y la poda de formación o poda propiamente dicha.
Poda de mantenimiento
La poda de mantenimiento se puede realizar a lo largo del año, aunque normalmente se concentra en los meses de crecimiento del árbol, que son en primavera y en verano. Se la conoce también como «pinzado» y consiste en cortar las ramas que han crecido longitudinalmente demasiado saliéndose del follaje que se le quiere mantener (de la forma que le has dado al bonsái). De esta forma, al «cortar», lo que haces es que el árbol redistribuya mejor su energía para tener un crecimiento más general (y no solo en una parte del árbol).
¿Qué tipo de ramas cortaremos? Aquellas que se salgan de la formación, que entorpezcan a otras ramas o impidan que el bonsái “respire”, sobre todo en el interior del mismo.
Poda de formación
Es la poda propiamente dicha de un bonsái, que se realiza a primeros de primavera (o en algunos casos a finales del otoño). Para ello, lo primero que se debe hacer es quitar las ramas muertas del árbol y observarlo para decidir qué tipo de forma se le va a dar (redondeada, en forma de uve, en cascada, etc.).
Una vez se sabe, hay que ir podando para que adquiera esa forma. Y en ese momento es posible utilizar alambre para conducir las ramas hacia donde queremos que vayan.
Existen algunas normas que hay que cumplir, y que te pueden ayudar:
- Si tienes dos ramas que han nacido a la misma altura, corta una y deja la otra.
- No dejes ramas verticales o gruesas que no se doblan.
- Elimina ramas con vueltas o giros.
- Quita las ramas que dificultan la parte frontal del tronco.
- Y corta las ramas muy gruesas en la zona apical (la zona superior).
Qué hacer después de podar
Una vez has terminado la poda, el bonsái necesita unos cuidados mínimos para conseguir que se desestrese y que salga adelante. ¿Cuáles son esos?
- Aplica pasta selladora. Se trata de un sellador que se coloca en los cortes más gruesos para evitar que la planta pierda savia y para ayudar a que cicatrice mejor. También es una defensa contra enfermedades y plagas que podrían introducirse en el interior del árbol por esa zona.
- Riega el bonsái. Se recomienda un riego profundo la primera vez y luego, durante una semana mantener un riego ligero y corto al día (lo justo para que la tierra se mantenga húmeda).
- Aplica fertilizante. Esto ayudará a estimular el crecimiento del árbol. Lo puedes usar en gránulos (para bonsáis grandes) o en líquido (para medianos y pequeños).
¿Has podado algún bonsái? ¿Cómo fue la experiencia?