Cómo secar hojas de laurel

Las hojas secas de laurel se utilizan mucho en la cocina

Sin lugar a dudas, el laurel es una de las plantas aromáticas más utilizadas en la cocina mediterránea. Además, es un vegetal muy fácil de cultivar en casa. Podemos plantarlo directamente en el suelo del jardín o del huerto o en una maceta. Con unos buenos cuidados podremos ir cosechando sus hojas para darle un poco más de sabor a nuestros platos. No obstante, es importante que sepamos cómo secar las hojas de laurel antes de echárselas a la comida.

Para ayudaros a enriquecer vuestro plato y vuestros conocimientos, en este artículo explicaremos cómo secar hojas de laurel y también cómo conservarlas para que nos duren más tiempo. ¡Espero que esta información os resulte útil!

¿Cómo se ponen a secar las hojas de laurel?

Para secar las hojas de laurel no les debe dar la luz del sol

Antes de explicar cómo secar las hojas de laurel, es importante destacar que el Laurus nobilis es la única especie perteneciente a la familia de los laureles que es comestible. Este vegetal no se consume habitualmente recién cogido, puesto que posee un sabor muy picante y amargo. En cuanto a las hojas de laurel, estas son ásperas, duras e incluso peligrosas si las consumimos crudas. Por ello es imprescindible secarlas primero antes de añadirlas a nuestros platos.

Si bien es cierto que se utiliza esta planta aromática sobre todo para añadir algo de sabor a diversas recetas culinarias, como guisos, sopas, pescados o carnes, también se utiliza en el mundo farmacéutico. El laurel posee ciertas propiedades medicinales que se llevan aprovechando desde hace mucho tiempo. Por ejemplo, es de gran ayuda para llevar a cabo la digestión, bajar la inflamación o aliviar dolencias estomacales. Además, las hojas de laurel tienen componentes insecticidas que pueden resultar muy útiles para combatir y repeles algunas de las plagas más habituales en los jardines y en los huertos.

El laurel es un insecticida eficaz contra hormigas, pulgones y moscas
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A la hora de secar las hojas de laurel, existen diversos procesos que podemos emplear. Sin embargo, explicaremos el método tradicional que es el más sencillo, pues no se requiere ningún tipo de herramienta. Lo más recomendable es recolectar las hojas en verano por las mañanas, pues es cuando están más secas. Después, podremos secarlas de dos maneras: Coger y secar únicamente las hojas del vegetal o cortar ramas y secarlas en ramilletes. Ambas opciones son muy similares en cuanto al proceso y al tiempo de secado.

Secar sólo las hojas

Para secar únicamente las hojas de laurel, primero debemos recolectarlas con cuidado para que no se rompan. A la hora de seleccionarlas, lo más recomendables es coger aquellas que estén sanas y que no tengan marcas de ningún tipo. Si es posible, las más grandes son la mejor opción. En el caso de que tuvieran un poco de humedad, tenemos que secarlas utilizando papel de cocina, por ejemplo.

Una vez tengamos las hojas, debemos preparar un espacio amplio que cuente con buena aireación. Es importante que no tenga humedades y que tampoco reciba luz solar de forma directa. Ahí hay que colocar paños de cocina y extender las hojas de laurel sobre ellos. Cuanto más separadas estén, mejor.

Tras colocarlas lo más separadamente posible, debemos dejar que se sequen durante mínimo dos semanas. De vez en cuando las podemos remover para así asegurarnos de que se sequen todas por igual. Transcurrido el tiempo de secado, las hojas de laurel deberían haber adquirido un color verde oscuro y estar totalmente secas. En el caso de que tuvieran todavía alguna zona que resulta suave al tacto, debemos dejarlas algún que otro día más.

Secar ramilletes

El proceso de secar ramilletes de laurel es muy parecido al anterior. En vez de recolectar sólo las hojas, debemos usar unas tijeras de jardinería para cortar unas cuantas ramas pequeñas y después atarlas juntas. Cada ramillete debería contener idealmente unas cinco o seis unidades. Una vez tengamos los ramilletes atados, tenemos que colgarlos boca abajo en una zona bien aireada y que no reciba luz solar directa, como en el caso de las hojas. Ahí deberán permanecer durante dos a tres semanas, según el ambiente de la habitación. Cabe decir que la oscuridad les otorgará un aroma y sabor bastante más fuerte y potente.

Cómo conservar las hojas de laurel

Las hojas secas de laurel se deben conservar con cierres herméticos

Ahora que ya sabemos cómo secar hojas de laurel, ¿qué hacemos con ellas? La mejor manera de almacenarlas es introduciéndolas en bolsas de plástico que tengan cierres herméticos. Otra opción sería guardar las hojas secas de laurel en tarros de conservas tapados. En cuanto a la ubicación, lo más recomendable es mantenerlas en lugares frescos y sin luz directa del sol. De esta manera mantendrán su sabor y aroma durante más tiempo. Por lo general, podemos guardar las hojas de laurel de esta manera durante aproximadamente un año entero.

Trucos y consejos

Ya sabemos todo lo necesario acerca de cómo secar hojas de laurel y cómo conservarlas posteriormente. Aún así voy a daros algunos truquitos y consejos acerca de esta planta aromática.

Es de suma importancia que mantengamos las hojas alejadas de la luz solar para que conserven mejor su sabor y su aroma. Además, el color de las mismas se mantendrá mejor si las mantenemos a oscuras. Un dato bastante curioso es que la mejor manera de conservar las hojas de laurel secas es en la nevera. Gracias al frío, conservan muchísimo mejor su aroma. Eso sí, siempre deben estar cerradas herméticamente.

Hay que destacar que las hojas suelen ser muy fuertes en cuanto a sabor. Por ello, una única hoja de laurel es normalmente suficiente para aromatizar una comida, como por ejemplo un guiso. Una vez haya finalizado la cocción, es aconsejable quitar la hoja, pues no resulta muy agradable morderla y puede ser algo molesta.

Teniendo en cuenta estos consejos y siguiendo los pasos de cómo secar hojas de laurel, ya podéis probarlo vosotros mismos en casa. Además, este mismo proceso se puede utilizar también para otras plantas aromáticas, como por ejemplo el orégano, el romero o el tomillo. Estos se cortan generalmente en ramas y se pueden dejar secar colgados o en plano, pero siguiendo las mismas indicaciones en cuanto al ambiente que para el laurel.


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