Cómo sembrar garbanzos

Los garbanzos son muy populares a nivel gastronómico

De origen turco, los garbanzos son unas plantas anuales muy ricas en almidón, fibra, fósforos, proteínas y vitaminas. Estas legumbres son muy populares en la gastronomía, gracias a todos sus nutrientes y su sabor. Además, los garbanzos son de gran ayuda a la hora de regular el nivel de azúcar en sangre y de mantener la presión arterial estable. Por ello no es de extrañar que esta leguminosa sea muy popular en el huerto, motivo por el cual explicaremos cómo sembrar garbanzos.

A la hora de cultivar estas legumbres, cabe destacar que el procedimiento es muy similar al de otras leguminosas. No obstante, en este artículo explicaremos cuándo y cómo sembrar garbanzos, indicando cada paso que debemos seguir para hacerlo correctamente. También comentaremos cómo cosecharlos, para que no falte nada de información. No dudéis en seguir leyendo si queréis cultivar vuestros propios garbanzos.

¿Cómo y cuándo sembrar garbanzos?

La mejor época del año para sembrar garbanzos es en primavera

En el caso de que hayamos decidido cultivar garbanzos, es imprescindible que sepamos cómo hacerlo, cuándo sembrarlos y qué requisitos se deben cumplir. La época de siembra de esta legumbre es en primavera, concretamente en los meses de abril y mayo. Puesto que no lleva muy bien los trasplantes, lo más recomendable es sembrar los garbanzos directamente en el suelo. Es importante que el terreno que escojamos para ello esté bien expuesto al sol, pues estos vegetales necesitan mucha luz para desarrollarse y crecer.

Si bien es cierto que los garbanzos toleran algo el frío, su clima ideal es cálido o templado. Para conseguir un crecimiento óptimo de estas leguminosas, la temperatura debe oscilar entre los 25ºC y los 35ºC. En el caso de que las temperaturas sean más bajas, la germinación tardará más tiempo en tener lugar.

Respecto al suelo, los garbanzos prefieren la tierra aireada y bien labrada. El sustrato es mejor si es silíceo-arcilloso y carece de yeso. Este último dato es muy importante, pues la tierra con yeso puede provocar que todo el cultivo de garbanzos sea de mala calidad y difícil de cocer. También puede afectar negativamente a las plantas si el suelo contiene materia orgánica que no ha llegado a descomponerse del todo. En cuanto al pH, para los garbanzos el ideal oscila entre 6.0 y 9.0. Sin embargo, es importante destacar que los sustratos con altos niveles de acidez pueden llegar provocar enfermedades.

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Además, es recomendable no volver a cultivar garbanzos en el mismo terreno, a no ser que hayan pasado al menos cuatro años. Cabe decir que estos vegetales se asocian muy bien con el ajo, el brócoli, la acelga y la berenjena, por ejemplo.

A pesar de que los garbanzos resisten muy bien a la sequía, regarlos de forma constante aumenta considerablemente tanto la calidad como el rendimiento de la producción. Es decir: Por lo general, el agua que obtienen estas plantas de la lluvia suele ser suficiente para que crezcan y se desarrollen correctamente, pero regándolos con cierta constancia mejorará el cultivo.

¿Cuánto tarda en germinar una semilla de garbanzo?

Tras haber sembrado los garbanzos, las semillas de los mismos empezarán a germinar en aproximadamente doce días. No obstante, no podremos cosechar estas deliciosas legumbres hasta pasados unos seis meses desde su plantación. Sabremos que la planta está lista para su recolección cuando sus hojas se vuelven amarillas. Hay que destacar que, en este punto, lo garbanzos todavía están verdes.

Cómo sembrar garbanzos paso a paso

Ahora que ya sabemos un poco más acerca del cultivo de estas legumbres y sus necesidades, vamos a ver cómo sembrar garbanzos paso a paso:

  1. Limpiar el terreno: Primero debemos quitar todos los restos de plantas y las malas hierbas del terreno, extrayéndolas desde la raíz. Así nos aseguraremos de que no crezcan de nuevo y que los garbanzos reciban todos los  nutrientes que requieren. Después hay que remover la tierra con un rastrillo para ventilarla.
  2. Preparar el terreno: Lo más recomendable es humedecer el terreno antes de introducir las semillas en el suelo. De lo contrario corremos el riesgo de que el agua expulse las semillas por la fuerza del riego. También es importante fertilizar el suelo. Para ello debemos mezclar el abono a cinco centímetros de profundidad. En el caso de que hayamos cultivado cereales en ese mismo terreno, no es necesario añadir fertilizante.
  3. Introducir las semillas: Cuando el terreno ya está listo, toca formar unas zanjas a cada 45 centímetros. Cada una de ellas debe contener montículos de tierra con una distancia de treinta centímetros entre cada uno. Introduciremos dos o tres semillas de garbanzo en cada montículo. Deben alcanzar una profundidad de cuatro a cinco centímetros. Después ya sólo quedará cubrirlas con un poco de tierra y regar con abundante agua el suelo.
  4. Seleccionar las plántulas más fuertes y sanas: Transcurridos doce días desde la siembra, las semillas ya habrán germinado. En el caso de que haya más de una plántula en un agujero, debemos conservar la que sea más fuerte. No es necesario tirar de la plántula débil, con una poda a ras del suelo es más que suficiente para evitar dañar las hojas.

Cosecha de los garbanzos

Los garbanzos se pueden cosechar pasados unos seis meses desde su siembra

Como ya hemos mencionado anteriormente, los garbanzos están listos para ser cosechados cuando todavía están verdes y sus hojas se vuelven amarillas. Generalmente, la recolección de estas legumbres se suele llevar a cabo de forma manual. Es muy sencillo, pues sólo debemos cortar los vegetales un poco por encima del nivel del suelo. Después las tenemos que apilar y dejar que se sequen durante una semana, antes de trillarlas. Tras haber cosechados los garbanzos, los podemos conservar en algún lugar bien ventilado y seco. Otra opción es meterlos en contenedores de vidrio y refrigerarlos.

Ya sabemos todo lo necesario sobre cómo sembrar garbanzos, sólo nos queda ponernos manos a la obra. Es muy recomendable tener estas legumbres en el huerto, ya que son fáciles de cultivar y muy ricas en nutrientes. Además, se conservan estupendamente y podemos aprovecharlas durante todo el año: En invierno podemos hacer garbanzos con sopa o estofado, y en verano unas ricas ensaladas de garbanzos con tomate y atún, por ejemplo.


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