Cómo sembrar quelites: guía completa para cultivar y aprovechar estos tesoros verdes

  • Los quelites son vegetales comestibles con gran valor nutricional y cultural.
  • Su cultivo es sencillo y adaptable a diversos tipos de suelo y clima.
  • Ayudan a mejorar la biodiversidad agrícola y el equilibrio ecológico.

Cómo sembrar quelites en casa

Los quelites son una auténtica joya gastronómica y nutricional de México y otras regiones de América Latina, aunque muchas personas desconocen lo fáciles que son de cultivar y lo mucho que aportan a la biodiversidad y a la nutrición de quienes los consumen. A pesar de que actualmente predominan otras verduras en las mesas urbanas, los quelites han sido el alimento verde por excelencia durante generaciones, estando presentes en recetas populares, cultivos de subsistencia e incluso en sistemas agrícolas tradicionales como la milpa. Estos vegetales, además de estar ligados a la cultura y la historia, son fundamentales para la salud y la sostenibilidad agrícola, y en este artículo descubrirás cómo sembrarlos y aprovechar sus múltiples beneficios.

Cultivar quelites en casa o en el huerto no es solo una forma de acceder a verduras frescas y nutritivas, sino también de contribuir a la conservación de la agrobiodiversidad y de las tradiciones culinarias. Desde la recolección silvestre hasta el cultivo planificado, pasando por su manejo en policultivos, los quelites ofrecen un sinfín de posibilidades para diversificar la dieta y mejorar el suelo donde se producen. Aprende todo lo necesario para empezar a cultivar estos vegetales: variedades más comunes, condiciones de siembra, manejo, cosecha y mucho más.

¿Qué son los quelites y por qué deberías cultivarlos?

El término ‘quelite’ proviene del náhuatl ‘quilitl’, que significa literalmente ‘verdura’ o ‘planta tierna comestible’. En México y otras partes de América Latina, este nombre engloba a una amplia variedad de hierbas y plantas jóvenes cuyos brotes, hojas o tallos pueden comerse frescos o cocidos. Actualmente, existen más de 350 especies de quelites registradas solo en México, aunque otras regiones también cuentan con sus propias variantes, algunas de ellas aún poco conocidas fuera de su ámbito local.

Los quelites han sido históricamente un pilar en la alimentación indígena y campesina. Su importancia radica en su facilidad de producción, bajo requerimiento de cuidados y enorme aporte nutricional. Además, en el agro mexicano tradicional, los quelites forman parte de sistemas agrícolas complejos, donde su presencia contribuye a la fertilidad del suelo, el control biológico de plagas y el sustento de comunidades. Lejos de ser “malas hierbas”, muchas especies son toleradas y protegidas por su utilidad como alimento, medicina y recurso ecológico.

Principales especies de quelites: características y usos

Cómo sembrar quelites

Entre los quelites más populares encontramos al quintonil (Amaranthus spp.), verdolaga (Portulaca oleracea), pápalo (Porophylum ruderale), romerito (Suaeda nigra), huauzontle (Chenopodium berlandieri subsp. nuttaliiae), alaches (Anoda cristata), epazote (Dysphania ambrosioides), chaya (Cnidoscolus aconitifolius), hoja santa (Piper auritum), chepiles (Crotalaria spp.) y tequelite (Peperomia peltilimba), entre otros. Estas plantas pueden emplearse prácticamente en cualquier receta: se consumen en ensaladas, sopas y guisos, así como en antojitos y moles. Cada especie tiene sus particularidades en cuanto a sabor, textura y requerimientos de cultivo, pero todas comparten un alto contenido en vitaminas y minerales.

Los nutrientes que aportan estos vegetales son fundamentales para una dieta equilibrada. Por ejemplo, cien gramos de hojas de quelites como amarantáceas, brassicas o quenopodiáceas pueden cubrir los requerimientos diarios de vitamina A, C, riboflavina y tiamina. Las semillas de ciertas amarantáceas (como Amaranthus hypocondriacus y Amaranthus cruentus) contienen hasta un 18% de proteínas, siendo base de alimentos tradicionales como la alegría. Sus hojas también aportan hierro, potasio, calcio y fibra, además de tener propiedades medicinales reconocidas en la medicina popular.

Condiciones ideales para el cultivo de quelites

Una de las principales ventajas de los quelites es su adaptabilidad a distintos tipos de suelos y condiciones climáticas. Muchas especies crecen espontáneamente en tierras pobres, bordes de cultivos o zonas alteradas. Otras pueden sembrarse intencionadamente en huertos familiares o, incluso, en macetas. En general, los quelites requieren:

  • Suelos bien drenados y ricos en materia orgánica, aunque muchas especies toleran suelos pobres.
  • Clima cálido o templado, ya que la mayoría de las especies son sensibles a las heladas.
  • Riego moderado: la mayoría soporta periodos de sequía, aunque agradecen humedad constante, sobre todo en sus primeros días.
  • Luz solar: la mayoría de los quelites prefieren exposición directa al sol, aunque algunas especies se desarrollan bien en semisombra.

Pueden crecer hasta los 2,200 metros de altitud (como la verdolaga francesa) y, aunque el rango de temperatura varía según la especie, lo ideal es mantener las plantas protegidas del frío extremo y del viento.

Formas de manejo y técnicas de siembra

El manejo de los quelites depende de la especie, el sistema de cultivo y el destino final de la cosecha. Tradicionalmente, se han tolerado, fomentado y protegido en los campos de maíz y otros cultivos asociados, lo que ofrece ventajas tanto para el agricultor como para el equilibrio ecológico. Las principales formas de manejo reconocidas son:

  • Tolerancia: Mantener las plantas útiles que ya crecen de forma silvestre al transformar un terreno para cultivo, evitando el deshierbe total.
  • Protección: Proteger las plantas seleccionadas de los depredadores o la competencia eliminando malezas agresivas, podando o aplicando fertilizantes.
  • Fomento: Incrementar de manera intencionada la presencia de especies deseadas mediante siembra directa o trasplante para asegurar la obtención de una buena cosecha.

Pasos para sembrar quelites

La siembra de quelites es sencilla y accesible para cualquier persona. Dependiendo del tipo de quelite, pueden sembrarse directamente en tierra, en surcos o en macetas. Estos son los pasos generales:

  1. Preparación del terreno: Remover el suelo y añadir materia orgánica (compost o estiércol) para mejorar el drenaje y la fertilidad.
  2. Siembra: Las semillas de la mayoría de los quelites son pequeñas y se pueden esparcir superficialmente; basta con cubrirlas con una fina capa de tierra. Algunas especies, como la verdolaga, también pueden multiplicarse por esquejes.
  3. Riego: Regar suavemente para no desplazar las semillas. Mantener húmedo el terreno, evitando el encharcamiento.
  4. Crecimiento: Cuando las plántulas tengan unos pocos centímetros, se pueden aclarar para dejar espacio entre ellas.
  5. Cosecha: La mayoría de los quelites se recolectan cuando están tiernos. Es mejor cortar hojas, brotes o ramas jóvenes para favorecer el rebrote.

Algunas especies, como el quintonil, se benefician si se siembran asociadas a cultivos tradicionales como el maíz. Así se aprovechan los nutrientes del suelo, se equilibra la competencia y se minimiza el trabajo. Muchas familias campesinas combinan siembras directas con la recolección de plantas silvestres toleradas en los márgenes de sus parcelas.

El papel ecológico y cultural de los quelites

quelites

Más allá de su valor alimenticio, los quelites son fundamentales para la salud de los agroecosistemas. Muchas especies actúan como abono verde, aumentando la materia orgánica y la fertilidad del suelo tras la cosecha. Otras, como el epazote, pueden ayudar a controlar nematodos en el suelo, mientras que algunas leguminosas (como la mucuna o la sesbania) fijan nitrógeno o actúan como cultivo de cobertera.

Los quelites también favorecen el control biológico de plagas. Algunas variedades sirven de trampa para insectos dañinos, mientras que otras, al florecer, proveen néctar y polen para insectos benéficos (depredadores y parasitoides de plagas). El manejo selectivo de ciertos quelites en los bordes y entre hileras de cultivo puede aumentar el equilibrio natural y reducir la dependencia de pesticidas.

A nivel cultural, los quelites representan la conexión entre el saber ancestral, la biodiversidad y la cocina tradicional. Cada comunidad y región selecciona y utiliza las especies que mejor se adaptan a sus suelos y condiciones climáticas, transmitiendo recetas y conocimientos de generación en generación. Su revalorización en la gastronomía contemporánea refleja este rico patrimonio.

Ejemplo: quelite de monte o verdolaga francesa (Talinum triangulare)

El quelite de monte ejemplifica claramente la versatilidad y resistencia de los quelites. Originaria de América tropical, ahora se encuentra en diversas zonas cálidas. Es una planta perenne, de entre 30 cm y 1 m de altura, con hojas alternas y carnosas, flores pequeñas y raíces tuberosas. Se desarrolla bien tanto en suelos húmedos como en condiciones de sequía, siempre que el terreno tenga buen drenaje y materia orgánica. Puede sembrarse hasta los 2,200 metros de altitud, es tolerante a la sombra y se beneficia de la luz solar directa. Los brotes y hojas jóvenes son comestibles y muy apreciados en ensaladas, sopas y guisos, y también tiene usos medicinales y ornamentales.

Manejo agrícola y sostenibilidad

siembra de huerto

El cultivo de quelites, especialmente en pequeñas explotaciones agrícolas, requiere pocos insumos externos y se basa principalmente en el conocimiento local. Gracias a su resistencia, muchas especies apenas necesitan fertilizantes adicionales y son tolerantes a la sequía, lo que los convierte en una excelente opción para zonas con recursos limitados o para huertos urbanos con poca agua. El manejo agroecológico de los quelites puede incluir prácticas como la siembra en camas elevadas, el uso de mulch o cobertura vegetal con materia orgánica, y la rotación de cultivos para reducir el agotamiento de nutrientes y el desarrollo de enfermedades.

Un aspecto destacado es que la mayoría de los quelites no compiten de forma significativa con los cultivos principales. Suelen consumirse cuando están tiernos, antes de que puedan afectar el desarrollo de plantas como el maíz, el frijol o la calabaza. Además, muchas especies pueden establecerse en los márgenes o entre los surcos sin causar problemas, aprovechando espacios que de otro modo quedarían en barbecho.

Recolección, postcosecha y comercialización

La recolección de los quelites debe hacerse cuando los brotes aún están jóvenes y tiernos, para aprovechar su mejor sabor y textura. Es recomendable hacerlo durante la mañana, cuando las plantas mantienen mejor su turgencia. Tras la cosecha, es importante limpiar los restos de tierra y residuos, y almacenarlos en condiciones frescas y húmedas para preservar su calidad y evitar su deshidratación.

En el mercado, los pequeños agricultores y familias campesinas continúan siendo los principales productores de quelites. La demanda en mercados locales, tianguis y restaurantes que valoran la gastronomía tradicional y productos autóctonos ha ido en aumento. Esto genera nuevas oportunidades para quienes cultivan y comercializan estas plantas, promoviendo su consumo y conservación.

Recetas y aprovechamiento en la cocina

La versatilidad en la cocina es una de las mayores virtudes de los quelites. Pueden consumirse frescos en ensaladas (como verdolaga, pápalo o quintonil), cocidos en sopas y guisados, utilizados como relleno en quesadillas y tamales, o en moles y salsas. Muchas recetas tradicionales combinan diferentes quelites o los fusionan con otros ingredientes como nopales, chiles o carne, creando platos con sabores únicos y alto valor nutricional.

Su preparación suele ser sencilla: se hierven ligeramente o se saltean para conservar sus propiedades. Incluyendo más quelites en la dieta, se incrementa la variedad y el aporte de micronutrientes, además de apoyar la conservación de especies y conocimientos tradicionales.

Los quelites representan más que una simple verdura; son patrimonio vivo que refleja biodiversidad, historia y un camino hacia un uso más responsable y respetuoso de los recursos naturales. Al cultivarlos y consumirlos, fortaleces la relación con la tierra, la cultura y una alimentación más sana y variada. Si decides incluirlos en tu huerto o en tu alimentación, estarás ayudando a mantener vivo un legado ancestral lleno de beneficios para la salud y el medio ambiente.


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