En el contexto actual de la producción citrícola, el refuerzo del control fitosanitario ha cobrado especial protagonismo debido al aumento de plagas y enfermedades que amenazan las cosechas. Productores, asociaciones y autoridades están coordinando diversas iniciativas para implementar sistemas más rigurosos y sostenibles que permitan la protección efectiva de cultivos, destacando el caso del limonero por su peso en el sector y los riesgos especiales que afronta.
Uno de los ejemplos más recientes lo protagoniza la Asociación Interprofesional de Limón y Pomelo (AILIMPO), en colaboración con la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca en la Región de Murcia. Ambas entidades han impulsado un proyecto piloto de gestión fitosanitaria sostenible, conocido como AGEFIS. Su propósito es modernizar la protección de los cítricos, promoviendo prácticas responsables que disminuyan la presión de plagas y reduzcan el impacto ambiental, al tiempo que se da respuesta a las exigencias legales vigentes.
La amenaza de los trips: vigilancia y acciones obligatorias
Recientemente, la declaración oficial de la plaga Scirtothrips dorsalis (conocida como trips del té o del chile) ha activado todas las alertas en la Región de Murcia. Este insecto, muy polífago, afecta especialmente a cítricos y otros cultivos agrícolas, proliferando sobre hojas jóvenes, flores y frutos en formación. Las autoridades han establecido medidas de obligado cumplimiento, como la realización de tratamientos fitosanitarios, la colocación de trampas adhesivas y la restricción de movimientos de plantas y frutos desde zonas demarcadas, todo con el objetivo de evitar su propagación y apoyar la erradicación.
El seguimiento realizado en varias fincas localizadas en Abanilla, Santomera y Fortuna ha permitido instalar hasta 20 estaciones de monitoreo para detectar de forma temprana el avance del trips y otras amenazas graves para el cultivo del limonero. Los boletines semanales publicados por AILIMPO sirven además para informar a los agricultores sobre la situación actual de plagas y enfermedades, facilitando la toma de decisiones informada en el manejo de sus explotaciones.
Las consecuencias del ataque de este trips incluyen el amarilleamiento y rizado de hojas y brotes, además de la aparición de manchas superficiales y necrosis en los frutos, que terminan depreciando la cosecha. Municipios como Murcia, Molina de Segura, Torre Pacheco, San Javier y Cartagena han sido afectados, subrayando la importancia de una coordinación efectiva entre los diferentes actores implicados en la sanidad vegetal.
Plagas importadas y nuevas amenazas fitosanitarias
El comercio internacional de cítricos también trae nuevas amenazas relacionadas con las importaciones. Uno de los episodios más relevantes de la temporada ha sido la detección, en los primeros envíos de limones sudafricanos a España, del hongo Phyllosticta citricarpa, causante de la mancha negra. Esta enfermedad fúngica presenta un riesgo importante, ya que puede dejar fuera de mercado grandes volúmenes de fruta, afectando gravemente a la economía de los productores y, si se establece en Europa, sería un reto difícil de gestionar debido a las limitaciones en el uso de ciertos fitosanitarios autorizados por la normativa de la UE.
Las organizaciones agrarias reclaman a la Unión Europea mayor reciprocidad en los controles y estándares exigidos a los productos importados, para evitar la entrada de organismos nocivos que puedan poner en peligro la sanidad de los cultivos nacionales. Además, se han detectado interceptaciones de materias activas no autorizadas en las importaciones, destacando la importancia de un control riguroso tanto en origen como en destino.
Herramientas de control biológico y ensayos en campo
El sector citrícola apuesta por combinar los avances en control biológico con prácticas eficientes de monitorización. En la experiencia piloto AGEFIS, los ensayos sobre control biológico del trips (Scirtothrips spp) permiten reducir la dependencia de productos químicos, probando soluciones concretas que podrían aplicarse en otras zonas productoras del país.
Las estaciones de monitoreo instaladas en las fincas facilitan un seguimiento detallado de la evolución de plagas y enfermedades, promoviendo un uso racional de los tratamientos fitosanitarios y asegurando el cumplimiento de la normativa. Toda la información generada es fundamental para evaluar la eficacia de las intervenciones y ajustar las estrategias de protección según las necesidades del sector.
Asimismo, se mantiene una coordinación estrecha con los servicios de sanidad vegetal autonómicos, con el fin de anticipar brotes de plagas de cuarentena y responder rápidamente ante su detección, para minimizar tanto el impacto sobre las plantas como en la producción final.
Este incremento en las amenazas fitosanitarias ha llevado a fortalecer la colaboración, a intensificar los controles y a apostar por la innovación en las estrategias de protección, garantizando así la sostenibilidad del sector citrícola. La vigilancia, la innovación y la colaboración son clave para el futuro de la citricultura en un entorno cada vez más desafiante.
