Con la llegada del buen tiempo nuestro jardín se convierte en un hervidero de actividad. Notamos que nuestras plantas empiezan a crecer y florecen, pero también aparecen los insectos para hacer de las suyas. Por eso, es importante conocer las plagas de primavera y cómo hacerles frente.
Porque una presencia elevada de insectos como cochinillas o pulgones en tus plantas puede debilitarlas y afectar a su crecimiento. En los casos más graves, las plagas pueden llegar a acabar directamente con la vida de algunas especies vegetales.
¿Por qué son comunes las plagas de insectos en primavera?
Hay varias razones que hacen que nuestras plantas sean más susceptibles a la acción de los insectos durante los meses de primavera:
- Aumento de la temperatura. La llegada del calor acelera el ciclo de vida de muchos insectos, dando lugar a la etapa de reproducción que hace aumentar las poblaciones rápidamente.
- Nuevo crecimiento de las plantas. En primavera las plantas comienzan a crecer de forma activa. Sus nuevos brotes y follaje son tiernos y especialmente atractivos para los insectos, que necesitan alimento para que las nuevas generaciones puedan crecer.
- Condiciones favorables. Entre los meses de marzo y junio se dan condiciones ambientales que favorecen la proliferación de algunas plagas de insectos, como el aumento de la temperatura y una mayor presencia de humedad en el ambiente.
- Menor resistencia de las plantas. Tras el invierno, las plantas pueden estar debilitadas y son menos resistentes, lo que las hace más vulnerables frente a los ataques de insectos.
Plagas de primavera: ¿cuáles son y qué podemos hacer?
Aquí tienes un listado de las plagas de insectos que son comunes en esta época del año, y también algunos consejos para evitarlas y para tratarlas en caso de que lleguen a aparecer.
Áfidos
Los áfidos, comúnmente conocidos como pulgones, son insectos muy pequeños, con un cuerpo blando que suele ser de color verde. Aunque también podemos encontrar variedades en color negro, blanco o rosado.
Se alimentan de la savia de las plantas, lo que puede dar lugar a un debilitamiento generalizado de la planta atacada, y llegar a generar deformidades en su crecimiento.
Podemos encontrar pulgones en muchas variedades vegetales, pero sienten especial predilección por los árboles frutales, los rosales, las hortalizas y los arbustos ornamentales.
Los síntomas de una infestación por áfidos incluyen hojas enrolladas, deformadas, o recubiertas de una sustancia pegajosa (melaza), así como el amarilleo prematuro de las hojas. Para saber si hay una plaga, basta con revisar la planta de cerca y echar un vistazo al envés de las hojas.
Para prevenir los áfidos se recomienda una monitorización regular de las plantas, y aplicar agua a presión en el momento en que se detecta la presencia de alguno de ellos.
Un buen remedio natural es plantar especies repelentes de estos insectos como la caléndula o la albahaca cerca de aquellas que sabemos que tienen tendencia a ser atacadas por los pulgones.
También puedes valorar la introducción de insectos depredadores como mariquitas o larvas de crisopas, que se alimentan de los pulgones.
En caso de que lleguemos tarde y ya se haya producido la infestación, entonces podemos aplicar un insecticida. Mejor si es orgánico, como el aceite de neem o la piretrina natural.
Orugas
Las orugas son larvas de mariposas y polillas, y se caracterizan por tener cuerpos suaves y segmentados. Lo común es que sean de color verde y marrón.
Estos insectos se alimentan de las hojas de las plantas, y sienten especial predilección por aquellas que son más tiernas. Para saber si una planta está siendo afectada por las orugas, vamos a revisar sus hojas. Normalmente estas tendrán los bordes mordidos o agujeros, y también podremos observar unas manchas oscuras que son excrementos.
Esta es una de las plagas de primavera que conviene tratar con rapidez, porque las orugas son especialmente ávidas. Están en fase de crecimiento, y necesitan una buena dosis de nutrientes para seguir su desarrollo vital, lo que las impulsa a comer y comer.
Atacan especialmente a las verduras de hoja, los tomates, los pimientos, el brócoli y la col rizada. Así que conviene hacer una buena labor de prevención.
Es importante hacer una inspección visual regular de las plantas, eliminando manualmente las orugas que podamos ver, así como los huevos y larvas. También es buena idea usar redes o mallas de protección, y atraer a la zona a insectos beneficiosos como las mariquitas o las avispas parasitoides.
Otro remedio eficaz son las trampas de feromonas, que atrapan a los ejemplares adultos antes de que pongan los huevos.
En caso de que la plaga ya se haya producido, se pueden utilizar insecticidas biológicos y productos a base de spinosidad o extractos de ajo.
Escarabajo japonés
El escarabajo japonés es un insecto de unos 1,5 centímetros de longitud, con un caparazón de color bornce metálico y seis manchas en cada ala. Durante la fase larval, a la que se conoce como “gusano blanco”, se alimenta de las raíces de las plantas. En su fase adulta se alimenta directamente de las hojas, que suele devorar hasta dejar solo las venas, provocando daños a las flores y los frutos.
Afecta especialmente a los rosales, los arbustos ornamentales, los árboles frutales y los vegetales. Y la mejor forma de luchar contra esta plaga es la prevención. Para ello hay que monitorizar bien las hojas y eliminar manualmente los insectos que se puedan encontrar.
También dan buen remedio el uso de barreras físicas como redes o cubiertas flotantes, las trampas de feromonas y mantener el jardín libre de malezas. Otra forma de reducir su presencia, especialmente en las zonas de huerto, es hacer una rotación de cultivos.
Para tratar las plagas se pueden emplear insecticidas de contacto o sistémicos, depende de la gravedad de la infestación.
Trips
Los trips son insectos diminutos, que apenas alcanzan un centímetro de longitud. Con un cuerpo alargado y alas estrechas que permanecen pegadas al dorso cuando están reposando. Hay variedades de colo negro, amarillo y marrón.
Los trips atacan principalmente a las flores, a las verduras de hoja y a las plantas de interior. Los síntomas de la infestación son la presencia de hojas con tonos plateados o bronceados, la aparición de manchas necróticas y las deformaciones en las flores.
Una buena manera de prevenir su ataque es mantener el suelo bien drenado, no abusar de la fertilización nitrogenada, reducir la humedad ambiental y eliminar las malezas.
Como remedio frente a la plaga podemos aplicar aceite de neem, jabón insecticida o extracto de piretro. Otra opción es aplicar depredadores naturales como ácaros y crisopas.
¿Conocías estas plagas de primavera? ¿Has sufrido sus consecuencias en tu jardín? Esperamos que esta información te ayude a proteger tus plantas frente a estos dañinos insectos.