Entre los diferentes tamaños reconocidos de la técnica del bonsái podemos encontrar a los que se conocen como mame, es decir, aquellos que no superan los 15cm de altura. En la naturaleza se pueden encontrar árboles que, debido a las condiciones que les ha tocado, se mantienen como pequeños arbolitos. Aunque también es verdad que en Japón la cultura de tener plantas cada vez más pequeñas es algo que les gusta mucho y que con el tiempo van perfeccionando hasta límites… increíbles.
Pero volvamos al tema que nos toca, al de los mini bonsái o mame. Este tipo de bonsái son los más exigentes, los que más cuidados necesitan ya que al estar en una mini bandeja y al tener tan poco sustrato, necesita riegos muy frecuentes y unas condiciones de cultivo específicas.
Los mame no se diferencian más que en el tamaño con respecto a los otros Bonsái. Tienen que tener igualmente un estilo concreto, y utilizar un sustrato de calidad, adecuado para el clima donde vaya a vivir. Y por supuesto deberán de estar en el exterior. No olvidemos que son árboles, que son seres vivos, y no están programados genéticamente para estar en interior.
Pero será muy importante que lo vigilemos mucho, porque como decíamos antes, necesita riegos muy frecuentes. Para regarlo adecuadamente podremos utilizar un pulverizador o una jeringuilla de plástico de venta en farmacias.
Es muy recomendable resguardarlo de las corrientes de aire, así evitaremos que el sustrato se seque más de lo debido y el árbol pueda salir perjudicado. Igualmente para mantener más tiempo la humedad en verano podremos colocarle debajo un plato o bandeja que retiraremos tras media hora de haberlo regado.
Aunque lo veamos tan pequeño, para tener forma de bonsái necesitará que lo trabajemos como tal, respetando siempre el tiempo adecuado para realizar con éxito cada acción.