Con el final del verano vemos como los días son cada vez más cortos y la temperatura va disminuyendo. Los árboles se empiezan a preparar para el frío del invierno, y eso se puede apreciar en que los de hoja caduca tiñen se visten con sus mejores trajes otoñales de color rojo, amarillo o naranja, los de hoja perenne van ralentizando el ritmo de crecimiento, y los frutos terminan de madurar.
Los cuidados que necesita nuestro bonsái desde ahora hasta que llegue la primavera son muchos y muy variados.
Abono
Desde septiembre (en el hemisferio norte) hasta noviembre se recomienda abonar con un abono que tenga más fósforo y potasio que nitrógeno. Esto le ayudará a superar mejor las condiciones climáticas del invierno, y en primavera brotará sin ningún problema.
También y si no se quiere utilizar productos químicos podemos usar abonos orgánicos en pequeñas cantidades.
Riego
Con la llegada del frío llega también el riesgo de heladas, así que es muy aconsejable que se riegue por la mañana a fin de evitar que el agua se congele. Si se trata de especies algo frioleras se regará con agua templada.
Trabajos con el bonsái
El otoño es una época ideal para disfrutar del bonsái, ya que es cuando se debe podar, alambrar, trasplantar (sobretodo especies de hoja perenne)… en fin, hacer todos los trabajos que tanto gustan al aficionado de este arte. También es momento de aplicar lo que se conoce como aceite de invierno, a fin de eliminar los posibles huevos que estén depositados en el árbol.
Nuestro bonsái en invierno sólo se deberá de regar.
Si tienes una especie tropical y vives en un clima con inviernos fríos, es aconsejable resguardarlo de esas condiciones climáticas haciéndole un invernadero o teniéndolo en interior con mucha luz y lejos de las corrientes de aire.
Por lo demás, sólo queda disfrutar de tu obra.