El arándano es un arbusto que, por sus características, es una planta idónea para tener en cualquier rincón, independientemente de si se quiere plantar en tierra como si se quiere tener en maceta. Además, no sólo es decorativa sino que también es comestible.
Pero, ¿cómo es el cultivo del arándano? ¿Es difícil? Lo cierto es que no, y menos aún con los consejos que te vamos a ofrecer a continuación.
Si queremos tener uno o varios ejemplares de arándano, es muy importante que los coloquemos en el exterior, a pleno sol. Aunque pueden crecer bien en semisombra, tendrán un mejor color y producirán una mayor cantidad de frutos si les da la luz del sol de manera directa. Asimismo es muy necesario que se planten en terrenos o sustratos ácidos (pH de 4 a 5) ya que de lo contrario podría tener clorosis (falta de hierro o manganeso).
El riego tiene que ser frecuente, especialmente durante los meses más cálidos del año. La frecuencia variará dependiendo del clima, ubicación, así como de la propia humedad de la tierra/sustrato, pero por lo general se tiene que regar de dos a tres veces por semana en verano, y 1-2/semana el resto del año. En caso de duda hay que comprobar la humedad del suelo o sustrato por ejemplo introduciendo un palo delgado de madera: si sale prácticamente limpio, se podrá regar pues estará seco. Hay que usar agua sin cal.
Desde comienzos de primavera hasta finales del verano hay que abonarlos con abonos orgánicos, líquidos si están en maceta, o en polvo si están tierra, como por ejemplo el guano. Se deben de seguir las indicaciones especificadas en el envase para evitar el riesgo de sobredosis.
Como resisten heladas de hasta los -15ºC, no es necesario protegerlos contra el frío. Pero, eso sí, si queremos favorecer la polinización será necesario obtener al menos dos ejemplares.
¿Qué te ha parecido el arándano?
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