Curiosidades de la planta atrapamoscas

Planta Dionaea muscipula

Cuando pensamos en plantas carnívoras enseguida se nos viene a la mente una especie en particular, la Dionaea muscipula. Conocida como Venus atrapamoscas, produce trampas que no son más que hojas modificadas perfectamente diseñadas para atrapar a cualquier insecto que, sin darse cuenta, toque los pelillos que hay en el interior.

Por lo general, las plantas se mueven a una escala temporal mucho más lenta de lo que nosotros somos capaces de percibir, pero estas trampas, al cerrarse en cuestión de segundos, han hecho que la Venus atrapamoscas sea una de las carnívoras más cultivadas en todo el mundo. Pero, ¿por qué?

Trampas de la Venus atrapamoscas

La Dionaea muscipula es una carnívora que vive en pantanos y humedales del sureste de los Estados Unidos, encontrándose sobretodo en Carolina del Norte y en Carolina del Sur. Crece formando rosetas que no se elevan mucho del suelo, no más de diez centímetros. Cada hoja está compuesta por dos lóbulos en cuya parte interna hay tres pelillos muy sensibles al tacto.

Si una posible presa toca dos pelillos a la vez, o uno y de nuevo otro en menos de veinte segundos, la trampa se cierra automáticamente. ¿Cómo lo hace la carnívora? El mecanismo todavía no se conoce muy bien, aunque se sabe que al tocar los pelillos sensitivos se genera un potencial de acción el cual se propaga por los lóbulos de la trampa y que estimula tanto sus células como las de la vena central.

Flores de la Dionaea muscipula

Cuando el insecto no consigue escapar, la trampa se cerrará más y más hasta formar un »estómago» en el cual se producirá la digestión. Durante el proceso, las enzimas digestivas digerirán las partes carnosas del insecto, dejando únicamente la »cáscara» de la presa tras diez días de digestión. Esta cáscara estará hecha de quitina, una sustancia muy ligera que el viento podrá llevarse fácilmente, dejando la trampa lista para una nueva caza.

Pero la Venus atrapamoscas también tiene un regalo para los insectos: el néctar de sus flores. Cada primavera, brotan tallos de unos quince centímetros de largo en cuyo extremo brotan unas flores blancas preciosas hechas para que los polinizadores puedan alimentarse y, de paso, perpetuar la especie de esta increíble carnívora.


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