Curiosidades del bonsái

Bonsái de pino japonés

Los bonsáis son unos árboles o arbustos en miniatura que trabajados paciente y respetuosamente pueden llegar a imitar perfectamente cualquier árbol o arbusto que nos encontremos en la naturaleza. Estas maravillas fueron creadas para que los seres humanos pudiéramos relajarnos sin tan siquiera salir del hogar, y vaya si lo consiguieron.

Hasta los samuráis, después de cada lucha, dedicaban un rato a cuidar de sus mimadas plantas. Pero además de esto, hay otras cosas que quiero contarte. Cosas que quizás te sorprendan y te acerquen más a este mágico y misterioso mundo. Estas son las curiosidades del bonsái que debes conocer.

Un bonsái es una obra de arte viviente. Al estar viva, nunca puede estar acabada. Se puede terminar de definir un estilo, pero la planta va a sacar cada año nuevas hojas, flores y frutos, de modo que aquel que quiera tener uno debe de asumir este compromiso con este proyecto, un proyecto que puede pasar de padres a hijos, de abuelos a nietos y de tíos a sobrinos.

Así, la esperanza de vida de una maravilla como esta puede ser de cientos de años. En el Museo de Bonsái de Crespi, Italia, hay un Ficus que tiene alrededor de 1000 años. ¡Mil años! Ahí es nada 🙂 . Aunque las coníferas suelen ser las que alcanzan más edad, como un junípero que se encuentra en el vivero Mansei-en de la familia Kato en Omiya, Japón, que tiene más de 1000 años.

Bonsái de arce japonés

Y ahí, en Japón, hasta no hace mucho una familia debía de tener un bonsái de al menos 300 años para considerarse tradicional. Aunque no fue en este país donde surgió esta técnica, sino en China durante el siglo III a. C. Pero, eso sí, todo hay que decirlo: los japoneses han sabido perfeccionarla al máximo y todo gracias a la observación.

Aquel que quiera trabajar una planta debe ser paciente y observar mucho. Cada día debes de dedicar un rato a mirar detenidamente tu planta. Inspecciona sus hojas, estate atento/a a los cambios que se producen en él con el paso de las semanas y de los meses. De esta manera podrás protegerlo mejor de posibles plagas y enfermedades, y sabrás cuándo debes de podarlo, regarlo, alambrarlo, o, en definitiva, cuidarlo.

Bonsái de Zeljova y azalea

Esta obra de arte en movimiento tiene que cultivarse en el exterior. Necesita sentir el paso de las estaciones, sobretodo si es una planta de climas templados o fríos. Sólo tiene que estar en el interior si es tropical, como la Serissa por ejemplo, y vivimos en una zona donde las temperaturas hibernales bajan de los cero grados.

No tenemos que tener prisa por tenerlo más o menos terminado. Podarlo drásticamente sin haberlo observado puede debilitarlo sobremanera, retrasando uno o dos años (o más) el trabajo.

Si te has quedado con ganas de saber más, pincha aquí.


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