Las plantas necesitan luz para poder producir la clorofila, la cual les servirá para fabricar alimento en sus preciosas hojas. Pero cuando las exponemos directamente al astro rey, sin haberlas aclimatado previamente, no tardarán en surgir problemas: al día siguiente veremos que les han aparecido manchas marrones, o que su aspecto de repente se ve triste.
En los meses de verano, o en zonas con una fuerte insolación, hay que tomar algunas medidas para que las más delicadas no sufran un golpe de calor. Para ello, te voy a decir cuáles son los efectos de la insolación en las plantas, y cómo puedes prevenirlos.
¿Cuándo pueden tener un golpe de calor las plantas?
Estamos acostumbrados a escuchar y leer que durante el verano las personas y los animales de cuatro patas deben de protegerse de las altas temperaturas para evitar que sufran un golpe de calor. Pues bien, con las plantas debemos de hacer lo mismo, ya que el aumento de las temperaturas producen una mayor evaporación (que sería el equivalente al sudor en los humanos).
Como consecuencia de esta pérdida de agua, ya no pueden realizar la fotosíntesis con la rapidez habitual, por lo que no absorben tanto carbono. Debido a ello, las plantas empiezan a consumir las sustancias de reserva para intentar sobrevivir, lo cual les puede provocar la muerte por inanición si no se actúa a tiempo.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas que pueden tener las plantas con estrés por calor son:
- Aspecto triste: las hojas y ramas se caen de un día para otro.
- Quemaduras en las hojas: si son leves, permanecerán en la planta; pero en casos más graves, tenderán a caer.
- En las plantas leñosas la corteza puede presentar grietas.
- Debilitamiento: se detiene el crecimiento debido a la falta de agua y de nutrientes.
¿Qué hacer para prevenirlo?
Son muchas las cosas que podemos hacer para prevenir que nuestras plantas lo pasen mal:
- Escoger plantas autóctonas, o que vivan en condiciones similares. Son las que mejor resisten las altas temperaturas del lugar.
- Si tenemos una planta alóctona, aunque sepamos que en su origen vive a pleno sol, en el caso de que vivamos en una zona con una fuerte insolación las pondremos en semisombra. Por ejemplo, la palmera Archontophoenix alexandrae crece de forma natural estando expuesta al astro rey, en el nordeste de Australia, pero en el clima mediterráneo necesita protección para que sus hojas no se quemen.
- Aumentar la frecuencia de riego durante los meses de calor. Regaremos al atardecer para que las raíces puedan aprovechar mejor el agua.
- No pulverizar las hojas, flores, ni tallos. De hacerlo, podríamos provocarles problemas por asfixia.
- Abonar durante toda la temporada de crecimiento. Desde primavera hasta finales del verano debemos de abonar las plantas para que puedan crecer bien, ya sea con abonos específicos u orgánicos.
- El suelo y el sustrato de cultivo deben de tener buen drenaje. Si es muy compacto, no podrá filtrar el agua bien por lo que las raíces no podrán aprovecharla. Encontraremos más información sobre este tema aquí.
- Aclimatar las plantas poco a poco. Aunque nos hagamos con una Cycas por ejemplo, u otra planta heliófila (de sol), si en el vivero la tenían protegida de los rayos solares deberemos de ponerla en semisombra e ir exponiéndola poco a poco al astro rey e ir aumentando gradualmente la exposición, empezando en primavera u otoño.
Con estos consejos, las plantas podrán estar perfectas.