La camelia es un arbusto de gran belleza, muy apreciado en jardinería por sus espectaculares flores y su follaje perenne de intenso color verde brillante. Originaria de Asia Oriental, suele medir entre 80 cm y 2 m de altura, pero algunas especies pueden superar ampliamente ese tamaño, llegando incluso a desarrollarse como pequeños árboles en su hábitat natural. Sus flores, grandes y muy vistosas, pueden ser blancas, rosas, rojas, púrpuras, amarillas, salmón e incluso bicolores, lo que añade riqueza cromática a cualquier jardín.
Disfrutar de camelias saludables y floridas requiere prestar atención a ciertos cuidados y prevenir tanto enfermedades como plagas que pueden afectarlas gravemente. Identificar de forma temprana los síntomas y actuar rápidamente es clave para mantenerlas fuertes y llenas de vida.

Características generales de la camelia: especies y peculiaridades
El género Camellia está integrado dentro de la familia de las Theaceae. Aunque la más conocida es la Camellia japonica, existen más de 80 especies reconocidas y cientos de variedades ornamentales. Entre las especies más populares destacan:
- Camellia japonica: la más cultivada, de porte arbustivo, hojas ovaladas, bordes dentados y flores que varían del blanco al púrpura. Admite floraciones simples, dobles o en forma de peonía.
- Camellia sasanqua: florece antes que la anterior y es más rústica. Sus flores, más pequeñas y sencillas, aparecen entre el otoño y el inicio de la primavera.
- Camellia reticulata: destaca por sus flores grandes, que pueden alcanzar hasta 15 cm de diámetro.
- Camellia sinensis: la famosa planta del té, con flores más pequeñas y perfumadas.
Las hojas de las camelias son perennes, coriáceas, brillantes y alternas. Las flores son solitarias o a veces agrupadas en el extremo de las ramas jóvenes y su gran diversidad se debe a la intensa selección genética que se ha realizado a lo largo de los siglos.
Condiciones ambientales ideales para las camelias
- Luz: Prefieren localizaciones de semisombra, con luz indirecta o sol suave de la mañana. El sol directo puede provocar quemaduras en hojas y flores, especialmente en climas cálidos.
- Temperatura: Prosperan en ambientes frescos y húmedos, pero son capaces de soportar temperaturas bajas (incluso hasta -17°C según especie). Lo ideal es que el rango térmico oscile entre 8°C y 18°C. Los cambios bruscos de temperatura y las heladas tardías son perjudiciales para los capullos florales.
- Humedad: La humedad ambiental es fundamental. Si el ambiente es muy seco, los capullos pueden secarse antes de abrir. Es recomendable vaporizar las hojas (sin mojar flores) con agua blanda, en especial en periodos de sequía ambiental o interiores calefactados.
- Suelo: Necesitan suelos ácidos (pH 5,5-6,5), ricos en materia orgánica y con excelente drenaje. Un sustrato universal puede mejorarse con turba, hojas en descomposición, compost, corteza de pino, agujas de pino, mantillo de bosque o virutas.
- Riego: Mantén el sustrato húmedo pero nunca encharcado. Emplea agua de lluvia o descalcificada. Si el agua contiene cal, añade quelatos de hierro periódicamente. Reduce el riego tras la floración.

Cuidados clave para camelias saludables
- Ubicación: En exteriores, sitúala en zonas protegidas de vientos fuertes y rayos solares intensos. En interior, ubícala en lugares muy luminosos, lejos de focos de calor y corrientes de aire seco.
- Abonado: Aplica fertilizante para plantas acidófilas (pobre en fósforo y rico en nitrógeno, magnesio y potasio) desde marzo hasta septiembre, preferiblemente en primavera. Detén el abonado una vez acabada la formación de botones florales (normalmente en julio-agosto).
- Sustrato y trasplante: Si cultivas en maceta, renueva el sustrato después de la floración o cada dos-tres años. Usa sustrato especial para acidófilas.
- Poda: Es limitada. Retira ramas secas, débiles o mal orientadas después de la floración, o despunta ligeramente para mantener una estructura compacta.
- Desbotonado: Elimina parte de los capullos florales si la planta los produce en exceso, para obtener menos flores pero de mayor tamaño y calidad.

Principales plagas y enfermedades de la camelia: identificación, prevención y solución
Cochinillas

Las cochinillas son unos de los insectos más comunes en camelias. Se presentan en forma de pequeñas escamas, difíciles de detectar a simple vista, pero muy dañinas porque succionan la savia debilitando a la planta. Los síntomas incluyen:
- Hojas con coloración amarilla
- Reducción del número o tamaño de las flores
- Caída prematura de hojas
- Muerte regresiva de ramas
La presencia de hormigas es frecuente debido a la melaza que excretan las cochinillas, lo que a su vez fomenta la aparición del hongo fumagina (negrilla). El control manual, mediante la eliminación con un bastoncillo de algodón humedecido en alcohol, puede ser útil en plantas pequeñas. Para infestaciones generalizadas, utiliza jabón potásico (aceptado en agricultura ecológica) o insecticidas específicos. Controlar las cochinillas elimina también a las hormigas asociadas.
Antracnosis
La antracnosis es una enfermedad fúngica que provoca manchas oscuras o negras en hojas y flores, con caída prematura y deterioro rápido de los pétalos. Suele desarrollarse en ambientes húmedos o lluviosos, o cuando la planta no está bien ventilada.
- Mantén las hojas secas y proporciónales buena aireación
- Poda las partes afectadas y elimina residuos vegetales
- Utiliza fungicidas a base de cobre para prevenir y tratar
Tizón bacteriano de las hojas

Producido por la bacteria Xanthomonas, se manifiesta en forma de manchas marrones oscuras o negras, circulares, en las hojas, que caen antes de tiempo. La diseminación ocurre por salpicaduras de agua o insectos.
- Evita mojar el follaje durante el riego
- Riega solo a ras de suelo y elimina hojas caídas
- Trata con fungicidas a base de cobre y poda las zonas dañadas
Mildiu polvoriento (oídio)

El oídio o mildiu polvoriento se manifiesta como un polvo blanco sobre hojas, tallos o flores, causando malformaciones y atrofias. Aparece con frecuencia en ambientes húmedos y cálidos y se disemina por el viento.
- Procura buena ventilación y separación entre plantas
- No riegues en exceso ni mojes follaje
- Puedes tratar con azufre en polvo o fungicidas específicos
Tizón de los pétalos de camelia

Producido especialmente por el hongo Ciborinia camelliae y bacterias como Pectobacterium carotovorum. Las flores se vuelven marrones y caen descompuestas en pocos días.
- Evita mojar flores y riega solo en la base
- Destruye las flores infectadas lejos del jardín para frenar la propagación
- Los fungicidas químicos tienen utilidad limitada, por lo que la limpieza es fundamental
Trips
Pequeños insectos que producen lesiones plateadas, marrones o negras en los bordes de hojas y flores. Prefieren plantas en ambientes protegidos, siendo más problemáticos en camelias de interior durante el invierno.
- Rocía la planta con agua jabonosa para disuadirlos
- Al volver la planta al exterior, suelen desaparecer
- Si la plaga persiste, usa insecticidas específicos para trips

Ácaros (araña roja y ácaro Cosetacus cameliae)
Los ácaros son difíciles de ver, pero se identifican por hojas opacas, bronceadas, con pequeñas telarañas y pérdida de vigor general. El ácaro Cosetacus puede deformar capullos y puntas tiernas. Estas plagas prosperan con baja humedad ambiental.
- Aumenta la humedad ambiental mediante vaporizaciones regulares
- Elimina hojas afectadas y aplica acaricidas si la infestación es grave
- En pequeñas infestaciones, limpia manualmente las hojas con agua jabonosa
Gorgojo negro (Otiorhynchus)

Los gorgojos adultos roen los bordes de las hojas dejando muescas características, mientras que sus larvas se alimentan en el subsuelo de las raíces, lo que puede causar debilitamiento severo o muerte de la planta.
- Si observas daños foliares y la planta está amarilla o mustia, revisa el sustrato en busca de larvas
- En ejemplares sanos, pueden tolerarse leves daños foliares
- Trata preferentemente durante la noche, ya que el gorgojo evita la luz
Otras enfermedades y fisiopatías frecuentes
- Carencias nutricionales: Hojas pequeñas o verdes pálidas suelen indicar falta de nitrógeno, mientras que plantas poco floridas pueden tener falta de potasio o fósforo. Aplica fertilizantes adecuados y revisa el pH del suelo.
- Clorosis férrica: Amarilleo difuso por exceso de cal o falta de hierro. Usar quelatos de hierro y trasplantar a sustrato ácido ayuda a restablecer la salud de la planta.
- Caída de capullos: Puede deberse a exceso de humedad, temperaturas extremas o podas a destiempo.
- Quemaduras solares: Más frecuentes tras trasplantes de sitios sombreados a soleados. Coloca mantillo y proporciona sombra parcial, especialmente en las horas centrales del día. Las hojas marrones no se recuperan.
Prevención: claves para evitar enfermedades y plagas en camelias
- Riega siempre con agua libre de cal y mantén el sustrato ácido.
- Impide el encharcamiento y proporciona un drenaje óptimo. Revisa el plato de la maceta y vacíalo tras el riego.
- Evita mojar hojas y flores durante el riego.
- Retira con regularidad hojas, flores y restos vegetales caídos para cortar el ciclo de plagas y hongos.
- Abona de forma equilibrada y ajusta la poda solo a lo necesario.
- Ventila bien las plantas, especialmente si están en lugares cerrados o agrupadas.

Multiplicación y trasplante: consejos prácticos para camelias vigorosas
- Por esqueje: El método más habitual, salvo en especies de difícil enraizamiento como Camellia reticulata. Toma porciones de rama de 8-15 cm, retira las hojas inferiores y plántalas en sustrato ácido y húmedo.
- Por semilla: Útil para obtener nuevas variedades, pero las plantas resultantes pueden diferir de la planta madre. Germina la semilla en sustrato ácido y húmedo antes de que endurezca el tegumento.
- Por acodo aéreo o simple: Anilla o incide ligeramente la rama elegida, cúbrela con musgo húmedo y plástico (acodo aéreo) o entierra parte de una rama (acodo simple). Cuando la rama tenga raíces, separa y trasplanta.
- Trasplante: Realízalo justo después de la floración o en otoño, evitando momentos de calor extremo.
Aplicación de remedios y productos naturales para el control de plagas
- Jabón potásico: Muy útil contra cochinillas, pulgones y mosca blanca.
- Extractos de ajo, aceite de neem o infusiones de ortiga: Pueden aplicarse preventivamente o para control de brotes iniciales de plagas.
- Vaporización de agua blanda: Aumenta la humedad y reduce la proliferación de ácaros.
- Fungicidas a base de cobre o azufre: Efectivos en enfermedades fúngicas como el mildiu, la antracnosis o el tizón. Aplica según recomendaciones del fabricante, evitando épocas de floración intensa.
