Enfermedades del abeto y su tratamiento

El abeto es un árbol resistente

El abeto es una conífera que se utiliza mucho como planta de interior, pero lo cierto es que no puede vivir dentro de casa: las corrientes de aire procedentes del aire acondicionado o de la calefacción, la falta de luz, y los errores que se suelen cometer en su cultivo como por ejemplo regarlo con más frecuencia de la que necesita o abonarlo en una época en la que está en reposo, hacen que su vida sea muy corta. Pero ojo: cuando se tiene en el jardín, su salud también se puede debilitar.

Y es que los microorganismos patógenos, como el fitóftora por ejemplo, pueden causarle muchos problemas. Por eso, es importante conocer las enfermedades del abeto y tratar, así, de recuperarlo.

El abeto es un tipo de conífera de hoja perenne que se encuentra en las regiones templadas del mundo. Hay alguno, como el abeto de Coreana (Abies koreana) que es tan resistente que se cultiva en aquellos lugares donde el clima es, por lo general, suave en verano y muy frío en invierno. Y es que si hay algo que tienen en común todos, o prácticamente todos los abetos, es que no soportan demasiado bien el calor extremo ni mucho menos la sequía.

Pero por lo demás, hablamos de una planta que no suele enfermar. Claro que eso no significa que no pueda hacerlo; no en vano, no deja de ser un ser vivo y que, como tal, su estado de salud puede debilitarse. Pero por suerte, no es el árbol que más enfermedades tiene. De todas maneras, nos interesa que tu abeto esté sano y precioso el mayor tiempo posible, así que vamos a hablar de cuáles son las patologías que pueden afectarle:

Aguja fundida del abeto

La aguja fundida del abeto es una enfermedad

Imagen – Andrej Kunca

Este nombre tan curioso es el de la enfermedad causada por el hongo Rabdoclina pseudotsugae, el cual afecta sobretodo a los árboles del género Pseudotsuga y Tsuga, pero también a los abetos.

En estas plantas, lo que hace es causar la muerte de las hojas, haciendo que se sequen las ramas desde la punta hacia atrás.

Tratamiento

Si detectas síntomas en tu planta, debes de cortar la parte afectada y sellar la herida con pasta cicatrizante. Asimismo, debes de tratarla con fungicida sistémico como este.

Amarronamiento de las coníferas

Prácticamente todas las coníferas pueden verse afectadas por el oomiceto Phytopthora cinnamomi. Pinos, cipreses, abetos, tejos… Las causas son muy variadas: suelo demasiado pesado, exceso de agua, plantas que se plantaron muy juntas, falta de nutrientes, entre otras.

Conífera
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Cuando se manifiesta, vemos que las hojas se van secando con rapidez como consecuencia de la pudrición de las raíces.

Tratamiento

Tanto para prevenir como tratar de curar, se debe de aplicar fungicidas contra el fitóftora como Aliette (en venta aquí) en primavera y verano.

Citóspora

El abeto puede tener cáncer

Imagen – Joseph OBrien

Los americanos lo llaman el cáncer del abeto. Está causada por el hongo Leucostona kunzei el cual lo que hace es destrozar la planta desde el interior, provocando la muerte temprana de las hojas, y el desfiguramiento del tronco. Asimismo, cuando una rama se cae, deja una mancha de resina.

Afecta tanto a abetos (es decir, árboles del género Abies), como a las Picea y a otros árboles, como los melocotoneros. Ahora bien, es difícil que enfermen si se les proporcionan los cuidados necesarios y se evita podarlo (o en el caso de que se haga, se tiene cuidado de usar herramientas adecuadas y limpias).

De hecho, los ejemplares más vulnerables son los que están sufriendo estrés hídrico por falta o exceso de agua, aquellos que tienen un sistema radicular que aún no se ha desarrollado del todo o heridas de poda sin cicatrizar. Asimismo, has de saber que los abetos viejos tienen un mayor riesgo de padecer esta enfermedad.

Tratamiento

Lamentablemente, el tratamiento más efectivo es la prevención. Hay que procurar plantar el abeto en un suelo fértil y bien drenado, donde el clima sea templado, con temperaturas suaves en verano y bajas en invierno. Además, se ha de tener presente que es mejor no podarlo: los hongos aprovechan esas heridas para acceder al interior de las plantas, y así infectarlas.

En el caso de que haya que hacerlo, se hará a finales del invierno con herramientas de poda limpias y desinfectadas con agua y jabón lavavajillas, y se aplicará pasta cicatrizante después de cada corte.

Pudrición del corazón de abeto

Hay hongos que afectan al abeto

Imagen – Wikimedia/Jerzy Opioła

Se trata de un hongo patógeno cuyo nombre científico es Phellinus hartigii el cual se alimenta de troncos viejos de abetos, píceas y pinos. Cuando se hace visible, adopta forma de pezuña triangular de unos 20 centímetros de ancho por unos 25 centímetros de alto, la cual suele estar recubierto por líquenes.

Los síntomas pueden confundirse con los del envejecimiento natural del árbol, como la progresiva caída de las hojas, o un crecimiento cada vez más lento. Ahora bien, si se mantiene bien cuidado, se evitará que la planta muera antes de tiempo.

Como ves, son pocas las enfermedades que puede tener el abeto. Pero, insisto, es importante conocer las necesidades de la planta que vamos a comprar, ya que si no será muy fácil que enferme.


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