Conocido como cactus cola de pescado o cactus luna, el Epiphyllum anguliger es uno de los cactus colgantes que más te puede llamar la atención, sobre todo si consigues que florezca.
Pero, ¿cómo es este cactus? ¿Qué características tiene? ¿Y sus cuidados? A continuación te damos todos los detalles para que conozcas a fondo esta planta. ¿Empezamos?
Cómo es el Epiphyllum anguliger
Tal y como te hemos dicho, el Epiphyllum anguliger es también conocido por los nombres comunes de cactus cola de pescado o cactus luna. En realidad, hay otro nombre que recibe, y por el que es aún más fácil de encontrar: el cactus zigzag. Y tiene relación con sus hojas anguladas, de tal forma que parece que van en zigzag.
Originaria de México, su hábitat natural está en las selvas tropicales. Al contrario que otros cactus, este no suele prosperar en lugares áridos, sino que necesitan de humedad y de parasitar a otras plantas para salir adelante.
Una de las características que llama la atención es la ausencia de espinas. Pero esto es discutible. Sí que tiene espinas, solo que mucho menores y más pequeñas de lo habitual en un cactus. De hecho, lo normal es que las ramas no las tengan, o sean muy pequeñas y apenas hagan daño. Pero conforme te acercas a la base de la maceta sí que las verás y deberás tener cuidado con ellas.
La planta en sí no es demasiado grande, porque apenas alcanzará los 20 centímetros de altura (es más de porte caído). En cuanto a las hojas, estas son carnosas, pero planas al mismo tiempo, y conforme van creciendo caen sobre la maceta, de ahí que te hablemos de una planta colgante. Puede alcanzar fácilmente los 30 centímetros cada una de esas «hojas», aunque en realidad son tallos de los que sobresalen las hojas.
Y con algo de suerte, tendrás unas flores enormes y vistosas, mucho más bonitas que las propias orquídeas o las azaleas. Suelen ser en tonos blancos, con algo de verde, pero lo cierto es que es fácil encontrar otras tonalidades. Eso sí, debes saber que esta planta solo abre las flores por la noche, y desprenden un aroma muy agradable. Pero no duran demasiado (como les pasa a las flores de los cactus).
Tras esta floración llevan los frutos, que tienen una forma ovoide y relativamente grande (de unos cuatro centímetros de diámetro). Puede ser marrón, verde o amarillo y en su interior, siempre oscuras, estarán las semillas (que podrás plantar para tener un nuevo Epiphyllum anguliger).
No es una planta tóxica para las mascotas, si bien no te recomendamos dejarla cerca de ellas, como tampoco de bebés o de mayores.
Cuidados del Epiphyllum anguliger
Si por las fotos que has visto ya tienes pensado en comprar un Epiphyllum anguliger, lo más seguro es que, antes de hacerlo, necesites saber cómo vas a cuidarlo, qué necesidades tiene y en dónde poner el punto de atención. Pues bien, aquí te lo resumimos todo ello.
Ubicación y temperatura
Empezamos por el mejor lugar para el Epiphyllum anguliger. Como te hemos dicho, esta planta no es de clima árido, sino de zonas tropicales, por lo que necesitará algo de humedad. Esto nos permite colocarla tanto en el interior de la casa como en el exterior.
Si es en el interior, te recomendamos que lo pongas en un sitio donde reciba muchísima luz indirecta. No es preciso que le dé el sol directo, pero sí que esté en un lugar donde pueda tener la mayor cantidad de luz posible al día. Eso sí, no te recomendamos las corrientes, ya que no le van bien a esta planta.
Si, por el contrario, prefieres ponerlo en el exterior, debes tener cuidado de la temperatura y de las corrientes de aire. Colócalo en una zona donde reciba luz pero que esta no sea directa.
¿Y cómo saber si recibe mucha luz o no? Pues lo verás en el verdor de sus tallos y hojas. Si este se apaga, es que recibe demasiado.
En cuanto a la temperatura, la ideal para el Epiphyllum anguliger está entre los 10 y los 25ºC. Por debajo de esta temperatura la planta puede sufrir, pero no pasa nada si se alcanzan los 30 o 40ºC siempre y cuando la tengas resguardada del sol.
Sustrato
Como en muchos cactus, el Epiphyllum anguliger requiere de una tierra suelta y ligera. Pero, en este caso, con un poco de turba para aguantar la humedad a la hora de regarla.
Te recomendamos que hagas una mezcla entre sustrato universal, turba y perlita, todo a partes iguales.
Riego
Cuando te hemos hablado de cactus, la mayoría de las veces te hemos dicho de regar una vez a la semana, cada quince días… Pero en el caso del Epiphyllum anguliger lo cierto es que va a necesitar un riego en primavera y, sobre todo, en verano, de dos veces a la semana. En otoño tendrás que ir alargando los riegos, de tal forma que en invierno no te recomendamos regar.
Eso sí, intenta hacerlo con agua de lluvia y nunca mojándole los tallos (es mejor regar echándola en la tierra de la maceta, pero a ser posible alejado de los tallos. En caso contrario, mejor regar por abajo).
Si no tienes agua de lluvia, entonces opta por la destilada.
Humedad
La humedad es relativa. Si donde vives el clima es muy árido te darás cuenta que los tallos y hojas empiezan a arrugarse, secarse… Si es así, sí necesitarás pulverizarle un poco de agua, no mucha, para ver si reacciona de manera positiva.
Abonado
Siempre te hemos dicho que los cactus no se abonan. Pero con el Epiphyllum anguliger siempre puedes hacer una excepción y añadir al agua de riego un poco de fertilizante.
Sólo has de abonar en los meses de verano, y echarlo a primera hora de la mañana o a última de la tarde para que no tengas problemas de que el sol pueda quemar la planta.
Plagas y enfermedades
El Epiphyllum anguliger es una planta muy suculenta para las babosas y los caracoles, que la ven tentadora. Así que, sobre todo si la tienes en el jardín, deberás tener cuidado con ellos.
Con respecto a enfermedades, la más habitual tiene que ver con el riego excesivo. Este hará que los tallos y hojas se vuelvan débiles y que además tengan una capa blanca, que hará que se pudra.
Multiplicación
Y llegamos al final, la propagación del Epiphyllum anguliger. Para empezar, te diremos que es bastante fácil de hacer. Además, enraíza relativamente rápido, con lo que, en poco tiempo, tendrías una nueva planta.
Como habrás intuido, te estamos hablando de los esquejes. Estos se sacan en primavera, se plantan y para el verano ya tienes plantas jóvenes creciendo.
Ahora bien, también existe otro método para reproducirlo: a través de las semillas que salen después de la floración. Eso sí, para conseguir ese fruto, tendrás que hacer de «abeja», es decir, con un pincel tendrás que ir pasando de una flor a otra para polinizarlas. De lo contrario, serán flores estériles.
Estas semillas se deben dejar secar unos días y después sembrar en macetas, pero sin cubrir por completo. Lo que sí debes tener en cuenta es que necesitará que la tierra se mantenga húmeda (pero que no le dé el sol).
Sabrás si ha salido todo bien si, en aproximadamente un mes, ves que empiezan a brotar.
El Epiphyllum anguliger, lejos de ser un cactus que te pueda echar para través debido a las espinas, lo cierto es que llama mucho la atención por esas hojas en zigzag. Además, tampoco tiene tantas espinas y a cambio te ofrece una floración muy hermosa. ¿Te animarías a tenerlo en el exterior de tu casa?