Si tienes dudas sobre si es posible cultivar un poto en el exterior, ya te adelantamos que la respuesta es sí. Sin embargo, las posibilidades de éxito van a depender mucho de cómo sea el clima en tu lugar de residencia.
En realidad, todas las plantas son de exterior, porque en la naturaleza crecen en entornos naturales. Lo que ocurre es que nosotros calificamos como plantas de interior aquellas que, por requerir unas condiciones que no se dan en nuestro entorno, es mejor cultivar en recintos cerrados. Esto es justo lo que ocurre con el poto, pero nada nos impide cultivarlo fuera.
Una de las plantas de interior más populares
El poto o Epipremnun aureum es la planta de interior por excelencia.
Es originaria del sudeste asiático, y en regiones como Malasia, Indonesia y Nueva Guinea es muy común verla desarrollarse como una enredadera epífita que crece utilizando sus raíces aéreas para adherirse a los troncos y ramas de otras plantas, sin necesidad de estar en contacto con el suelo.
En las selvas tropicales el poto encuentra un ambiente cálido y húmedo, sombra parcial y una buena alta humedad ambiental, que es justo lo que necesita para desarrollarse. Sin embargo, fuera de su hábitat natural, reproducir estas condiciones ambientales es imposible y, por eso, se suele cultivar más como planta de interior que de exterior.
Claves para tener éxito al cultivar un poto en exterior
Si has decidido probar suerte poniendo esta planta en la parte exterior de tu casa, aquí tienes unos consejos que te pueden ayudar.
Clima
Lo primero y esencial es que el clima de tu lugar de residencia sea cálido y húmedo, sin heladas. Es decir, un clima como el que nos podemos encontrar en las islas Canarias.
Si en tu zona no se dan estas condiciones, no merece la pena que intentes plantar un poto en el exterior, porque lo más probable es que acabe muriendo.
Ubicación
Escoge para esta planta un lugar en el que reciba luz de forma indirecta. Lo mejor es la sombra moteada, la que recibe al estar debajo de la copa de los árboles.
Aunque puede tolerar algo de sol, no es conveniente abusar. Porque una exposición directa al sol durante muchas horas da como resultado quemaduras en las hojas.
Otra precaución más que hay que tener a la hora de elegir la ubicación es escoger un lugar resguardado del viento fuerte. Porque, a pesar de que el poto es una planta muy resistente, si el viento sopla fuerte puede llegar a dañar sus hojas.
Humedad
Al ser una planta tropical, el poto requiere de mucha humedad ambiental.
Si en tu zona no hay tanta humedad como la que necesita, lo que puedes hacer es rociar regularmente sus hojas con un spray con agua, especialmente durante las épocas de más calor.
Sustrato
El sustrato ideal para un poto que va estar en el exterior debe tener una buena capacidad de drenaje para que el agua se evacue rápidamente tras el riego o la lluvia.
Es interesante que sea rico en materia orgánica, porque el poto es una planta de crecimiento rápido y para poder mantener el ritmo de desarrollo debe tener a su disposición una buena cantidad de nutrientes.
De ser posible, el sustrato debería ser ligeramente ácido. Puedes hacer el suelo un poco más ácido si lo riegas con agua en la que hayas tenido en remojo posos de café. Estos contribuyen a subir un poco la acidez y, a su vez, aportan nutrientes como nitrógeno, potasio y fósforo.
Soporte
Puesto que se trata de una planta trepadora, debes poner a su disposición un tutor o soporte sobre el que pueda crecer.
Puede tratarse de una pérgola, un enrejado o cualquier otro soporte que consideres adecuado.
Poda al cultivar un poto en exterior
Si encuentra las condiciones ambientales idóneas, el poto plantado en exterior va a crecer rápidamente, lo cual puede suponer un problema para las plantas que están a su alrededor, porque se puede «comer» su espacio.
Para que esto no suceda, poda de forma regular las ramas que veas que están creciendo más de la cuenta. También debes eliminar regularmente las hojas amarillentas para estimular el crecimiento de hojas nuevas.
Fertilización
Aunque lo tengas plantado en el exterior, al poto le va bien que le aportes un poco de fertilizante líquido desarrollado para plantas de interior.
Aplícalo cada dos o tres semanas durante los meses de primavera y verano. Eso sí, sigue siempre las instrucciones del fabricante para que la fertilización sea positiva y no se convierta en un problema para la planta.
Riego
Lo ideal es que la tierra se mantenga siempre ligeramente húmeda, pero sin llegar a encharcarla en el momento de regar.
Para saber cada cuantos días a la semana deberías regar, lo mejor es que supervises el tiempo que tarda en empezar a secarse el sustrato. Pero ten en cuenta que durante los meses más cálidos vas a tener que aumentar la frecuencia de riego, porque con el calor el agua se evapora antes y el sustrato se seca más rápidamente.
Protección invernal
La supervivencia del poto en el exterior se puede ver comprometida cuando llega el frío.
Si en tu lugar de residencia los inviernos son fríos, debes tener la precaución de protegerlo con una manta térmica o un plástico antes de que comiencen las heladas. Otra solución es que durante el invierno lo tengas dentro de casa.
Adaptación gradual
Si tu intención es trasladar un poto que tienes dentro de casa al exterior, debes hacer una adaptación gradual para que el estrés no acabe con la planta.
Empieza exponiéndolo a la luz solar directa durante períodos cortos para evitar posibles quemaduras. Además, procura hacerlo durante el inicio de la primavera, cuando los rayos del sol todavía no son demasiado fuertes.
Definitivamente, cultivar un poto en exterior es más que posible, pero requiere de ciertas condiciones ambientales y de unos cuidados algo más exigentes que cuando optamos por cultivarlo como una planta de interior. No obstante, si lo haces bien, el resultado será una planta espectacular, bonita y sana.