El estrés hídrico es bastante frecuente en plantas cuando se cultivan en lugares donde o no llueve y/o no se riegan con la frecuencia necesaria para cubrir sus necesidades. Incluso se puede dar en las autóctonas que hemos adquirido, puesto que ellas necesitan tiempo para poder acostumbrarse a las condiciones que hay en nuestro jardín, y enraizar.
Lamentablemente, en la naturaleza es algo común también, puesto que todas las plantas del mundo dependen del clima, y todas y cada una de ellas llevan miles puede que millones de años acostumbradas a una serie de condiciones, que son únicas de su hábitat. Pero a día de hoy, debido a la actividad humana y al calentamiento global, es de esperar que el estrés hídrico cobre cada vez más protagonismo en un futuro.
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¿Qué es el estrés hídrico?
Imagen – Wikimedia/Code Innovation
El estrés hídrico es un problema muy serio que se da cuando la demanda de agua supera a la ‘oferta’, o en el caso de las plantas, a la cantidad que tienen disponible ya sea por un tiempo determinado o por la reducción de su calidad. Pero, ¿por qué se da? Bueno, hay varios motivos. Algunos los hemos mencionado antes, pero ahora vamos a hablar más en detalle de ellos:
Clima seco
Este es uno de los motivos más claros. Cuando se cultivan plantas exóticas en lugares donde las lluvias son escasas, no nos quedará más remedio que regarlas si queremos mantenerlas con vida, o aún mejor, optar por plantas autóctonas, de nuestra tierra. Esta es sin duda la mejor opción siempre, pero muy especialmente cuando nuestra región es árida o semi-árida.
Llueve cada vez menos
Está muy relacionado con lo anterior, pero lo he puesto separado por un motivo: no es lo mismo un clima que se mantiene estable, que otro que ha ido cambiando en los últimos tiempos.
Uno de los principales motivos de que llueva menos en algunas partes del mundo es el calentamiento global. La temperatura media anual va subiendo, y eso afecta al régimen de precipitaciones. Según los expertos, antes del 2050 podría aumentar en torno a los 2ºC de media, que te pueden parecer pocos, pero es suficiente para que haya cada vez más sequías.
Sobreexplotación de los recursos hídricos
Vivimos en un planeta azul. El 70% de todo él es agua. Pero solo el 0,007% es potable, y la mayoría -en torno al 90% de ese total- está en los polos sobretodo en la Antártida en forma de nieve (el resto en ríos y lagos). El problema se agrava cuando se sobreexplotan los acuíferos; es decir, cuando se retira más agua de la que de manera natural reciben.
Una buena parte de esa agua se destina a regar los campos de cultivo industriales, que a día de hoy generalmente ocupan grandes extensiones. Y claro, cuanto más grande sea dicho campo, más plantas habrá y por consiguiente, más agua se necesitará para mantenerlas con vida.
Contaminación o alteraciones del agua
Las plantas necesitan agua para vivir. La mayoría quieren agua dulce, y hay otras que les gusta más la salada. En cualquier caso, si este líquido sufre alteraciones, ya sea por contaminación y/o porque cambian sus propiedades químicas, las plantas podrían acabar secándose. Además, si tuviesen semillas y estas cayeran al suelo, al no haber el agua que ellas necesitan no germinarían.
¿Cómo reaccionan las plantas al estrés hídrico?
Las plantas que sufren estrés hídrico pueden reaccionar de dos maneras diferentes: una es aprovechando al máximo la cantidad de agua que disponen en este momento; y la otra es volviéndose cada vez más tolerante a la sequía por ejemplo desarrollando raíces cada vez más profundas, o reduciendo el número de los estomas para evitar la pérdida de agua. Ambos son dos mecanismos de adaptación que les puede llevar tiempo, pero que tienen como fin único evitar la extinción.
¿Cuáles son los síntomas de falta de agua en las plantas?
La falta de agua en las plantas es un problema de cultivo habitual. Pero para saber si realmente están pasando sed, tenemos que fijarnos en si presentan estos síntomas:
- Las hojas aparecerán con las puntas amarillas o marrones, empezando por las más jóvenes. Si la situación no mejora, el follaje se secará.
- Caída prematura de las hojas. En la naturaleza, hay ciertas especies que incluso sacrifican ramas, como el Aloidendron dichotomum (antes conocido como Aloe dichotoma).
- Si tiene flores, estas abortarán y se secarán.
- La planta se puede volver ‘triste’, con los tallos caídos.
- La tierra se notará muy seca, puede que incluso se haya compactado demasiado y no sea capaz de absorber el agua.
- El crecimiento se ralentiza y, en situaciones extremas, se detiene.
- Es posible que aparezcan plagas, como cochinillas o pulgones.
¿Cómo recuperar una planta seca?
Echándole agua, por supuesto. Si la tierra está muy reseca, compacta y le cuesta absorberla, la podremos romper clavándole con cuidado un tenedor o un cuchillo. Si está en maceta, la cogeremos y la meteremos en un barreño con agua durante aproximadamente 30 minutos, para que se hidrate bien.
A partir de entonces, tendremos que aumentar la frecuencia de riego para que no vuelva a pasar sed. Si tuviese cochinillas o pulgones, podremos tratarla con insecticidas naturales, como la tierra de diatomeas. Para más información, pincha aquí abajo:
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