Los fertilizantes caseros son una extraordinaria forma de aportar nutrientes a nuestras plantas de interior y exterior para que puedan crecer fuertes y sanas. Además, estos productos están totalmente libres de químicos, por lo que también cuidan nuestra salud y el medio ambiente.
Lo bueno de hacer fertilizantes de este tipo es que los puedes elaborar a base de desechos que se generan en todas las casas, como las cáscaras de la fruta. Sin duda, se trata de una idea genial para reducir el desperdicio alimentario.
¿Qué son los fertilizantes caseros?
Los abonos naturales y caseros son productos orgánicos o naturales que podemos elaborar en casa, y que se encargan de enriquecer el suelo y aportar nutrientes a las plantas.
Son una alternativa ecológica y económica a los fertilizantes comerciales y, precisamente por ello, se han popularizado tanto en los últimos años.
Algunos de los ejemplos más típicos de abonos caseros son el estiércol compostado, el compost casero, la infusión de cáscara de plátano, el té de compost, el fertilizante de algas marinas, el agua resultante de cocer cáscara de huevo, y el elaborado a base de posos de café.
Beneficios de los fertilizantes caseros elaborados con cáscaras de fruta
Las cáscaras de fruta que normalmente tiramos a la basura, pueden ser una importante fuente de nutrientes para nuestras plantas. Por eso, queremos explicarte todos los beneficios de estos fertilizantes caseros.
Aporte de nutrientes
Como acabamos de decir, la cáscara de fruta es rica en nutrientes que resultan esenciales para el crecimiento de las plantas, como el potasio, el calcio, el magnesio y el fósforo.
La descomposición de las cáscaras libera lentamente estos nutrientes en el suelo y aporta un suministro de alimento constante para las plantas. Por eso, las cáscaras de fruta son un elemento básico al hacer compost casero.
Enriquecimiento del suelo
Al descomponerse, la cáscara de fruta va aportando materia orgánica al suelo, contribuyendo a mejorar su estructura y su fertilidad.
Como resultado, el sustrato tiene una mejor capacidad para retener la humedad y está más aireado, lo cual le viene muy bien a la gran mayoría de variedades de plantas y árboles.
Estimula el crecimiento de microorganismos beneficiosos
La cáscara de la fruta se convierte en alimento para los microorganismos que viven en el suelo. Las bacterias y hongos beneficiosos se nutren de las cáscaras y contribuyen a su descomposición, liberando nutrientes que pueden aprovechar las plantas.
Acidificación del suelo
Algunas cáscaras de frutas, como las de los cítricos, son capaces de añadir un poco más de acidez al pH del suelo. Esto resulta interesante para variedades como las azaleas y los rododendros.
Repelen las plagas
Hay investigaciones que afirman que ciertos componentes de las cáscaras de los cítricos funcionan como repelente natural frente a algunas plagas.
Un producto económico y sostenible
Por si todo lo que hemos visto fuera poco, la última gran ventaja de los fertilizantes caseros es que son fáciles y económicos de obtener. Además, nos ayudan a reducir la cantidad de residuos que generamos en nuestro hogar, y esto es beneficioso para el medio ambiente.
¿Cómo hacer fertilizantes caseros con cáscaras de frutas?
Vamos a ver algunos ejemplos de abonos orgánicos con cáscara de fruta que puedes elaborar en casa:
Fertilizante de cáscaras de plátano
- Recolecta algunas cáscaras de plátano y córtalas en trozos pequeños.
- Ponlas en un tarro o recipiente grande y cúbrelas con agua.
- Deja reposar la mezcla durante una semana, agitando de vez en cuando.
- Cuela la solución y descarta las cáscaras.
- Diluye en una proporción de una parte de solución de cáscara de plátano y entre cinco y diez partes de agua.
- Riega con esta mezcla una vez por semana.
Este fertilizante es rico en potasio y calcio. El primero promueve la floración y mejora la resistencia frente a enfermedades, mientras que el segundo cumple una importante labor en el desarrollo de tejidos vegetales.
Fertilizante de cáscaras de banana o plátano y cáscaras de huevo
Si quieres sacarle todavía más partido a los desperdicios que se generan en casa, puedes elaborar este potente fertilizante casero con un alto contenido en calcio, magnesio y potasio.
- Recolecta cáscaras de plátano o banana y cáscaras de huevo.
- Tritura por separado en un procesador de alimentos, con la batidora, o en un mortero. Hasta que obtengas un polvo fino.
- Mezcla el polvo de cáscara de plátano y de cáscara de huevo a partes iguales.
- Almacena en un recipiente hermético hasta que llegue el momento de usarlo.
Para utilizar este abono casero, espolvorea un poco de la mezcla en la base de las plantas, o mezcla directamente en el suelo en el que vayas a hacer la plantación. También puedes añadirlo al compost para enriquecerlo todavía más.
Fertilizante líquido de cáscara de cítricos y café
- Recolecta cáscaras de frutas cítricas y frutas de café.
- Tritura las cáscaras de cítricos y ponlas en un recipiente.
- Añade después los posos del café que previamente habrás dejado secar.
- Llena el recipiente con agua y agita bien la mezcla.
- Cubre ese recipiente y deja reposar la mezcla durante una semana. Volviendo a agitar de forma ocasional.
- Cuela la solución y descarta tanto las cáscaras como los posos. Si tienes un recipiente de compostaje, puedes desecharlos allí.
- Diluye en proporción 1:5 o 1:10, de forma que siempre haya más cantidad de agua que de solución de cítricos y café.
Este fertilizante casero aporta potasio, y el café le añade nitrógeno, para un crecimiento y un desarrollo de hojas más saludables. También incluye otros nutrientes como calcio, magnesio y fósforo, aunque en cantidades más pequeñas que los dos anteriores.
Los fertilizantes caseros elaborados a base de cáscaras de fruta, o combinando estas cáscaras con otros desechos de la cocina, son una buena solución para que tus plantas crezcan fuertes y sanas. Como acabas de comprobar, se elaboran muy fácilmente y no te van a quitar nada de tiempo.
Anímate a probarlos durante la época de crecimiento activo de las plantas (primavera y verano) y nos cuentas los resultados. Eso sí, recuerda ajustar la concentración de la solución empleada en función de las necesidades de tus plantas. Para ello, observa cómo responden frente a estos fertilizantes.