Sin agua no hay vida, pero es un error pensar que cuanta más agua se le dé a las plantas mejor crecerán. De hecho, tan importante como regar es hacerlo en su justa medida, sólo cuando sea necesario. Y es que, del mismo modo que el ser humano no se pasa el día bebiendo, las raíces de los seres vegetales tampoco absorben grandes cantidades del preciado líquido de la tierra.
Por eso, si queremos tener unas macetas perfectas tenemos que conocer la importancia del riego en las plantas. Y no es otra que la que te voy a explicar a continuación.
Las plantas necesitan absorber a través de sus raíces el agua de la tierra. Sólo así pueden realizar la fotosíntesis (transformar la energía del sol en alimento) y, también, respirar. El agua está compuesto por dos moléculas de hidrógeno y por una de oxígeno, por lo que, literalmente, toda la vida respira gracias a ella.
Ahora bien, no hay que darles en exceso. Aunque el oxígeno sea vital, un exceso de agua tampoco es bueno. De hecho, en este sentido les ocurriría algo similar a lo que nos ocurre a nosotros cuando queremos mantener la respiración durante mucho tiempo debajo del mismo: simplemente, llega un momento en el que consumimos todo el aire que contienen los pulmones y nos vemos obligados a salir para poder respirar. A excepción de las acuáticas, el resto tiene que recibir la cantidad de agua que necesita, ni más ni menos.
Ahora bien, ¿cuándo hay que regar? Dependerá del tipo de planta, de la ubicación y del clima, pero por lo general hay que hacerlo cada vez que la tierra o sustrato esté seco o casi seco. Para saber eso hay que comprobar la humedad del mismo, por ejemplo con un medidor de humedad digital o escarbando un poco con los dedos. De esta manera, seguro que no tendremos problemas 🙂 .