Luciérnagas

Luciérnagas

Uno de los espectáculos más hermosos de las noches de verano son, sin duda, las luciérnagas. Estás en el bosque, en un jardín, o en un lugar a oscuras y que, de pronto, un millar de luces entre verdes y amarillas se enciendan parece mágico. Es como si hubiera miles de estrellas tan cerca de ti que podrías hasta tocarlas.

El problema es que hace tiempo que las luciérnagas se ven cada vez menos, en parte culpa de las luces de las ciudades y pueblos que van relegando a estos animales a vivir cada vez en zonas más pequeñas. Pero, ¿te gustaría atraerlas a tu jardín? Si siempre te has preguntado cómo son, su ciclo de vida y cómo tener un jardín lleno de ellas, aquí van las claves.

Características de las luciérnagas

Características de las luciérnagas

Las luciérnagas, también conocidas como «bichos de luz», isondúes (por la leyenda de Isondú), gusanos de luz o cucuyos, son de los animales más conocidos por mucho, y quizá de los que menos «asco» pueden dar porque se relacionan con leyendas y con situaciones positivas de estos animales. Sin embargo, lo que quizá no sepas es que una luciérnaga es considerada un escarabajo que, por la noche, son capaces de iluminarse.

Pertenecen a la familia de los lampíridos (Lampyridae) y en la actualidad existen alrededor de 2000 especies diferentes.

Las luciérnagas se caracterizan por tener varias partes en su cuerpo diferenciadas: unas antenas delgadas y articuladas (que son muy importantes para orientarse y para asegurarse de que no hay peligro), un élitros (alas anteriores), y un protórax (que es el primer segmento del tórax de un insecto, que le cubre hasta casi la cabeza).

Pero lo más característico de las luciérnagas es, sin duda, su luz. Esta se produce debido a unos órganos lumínicos especiales, que se encuentra en la zona baja del abdomen. Cuando estos insectos absorben oxígeno, este se combina con una sustancia llamada luciferina, que hace que se produzca la luz, sin generar calor por ello. Esta va a ser intermitente, y cada especie brillará de una forma diferente, utilizándola principalmente para encontrar pareja. De hecho, son capaces de encender o apagar la luz cuando ellos quieren. Además, también les sirve como defensa, porque si un depredador intenta atacarlas, pueden usar la luz como un aviso de que no son buenas opciones de alimentación.

Debes saber también que hay diferencia entre el macho y la hembra. El primero llega a su desarrollo como otros coleópteros. En cambio, la hembra sí que va a mantener en ciertos aspectos la forma larvaria, pareciéndose más a cochinillas que a escarabajos (tendrá las patas rechonchas y carecerá de alas).

Les gusta vivir en zonas templadas y cálidas y, en las noches de verano, es (o era). Sin embargo, a pesar de que prefieran temperaturas cálidas, les gusta mucho la humedad, razón por la que se encuentra sobre todo en Europa, Asia y América. Concretamente en zonas donde haya agua, bosques o pantanos.

El ciclo de vida de las luciérnagas

El ciclo de vida de las luciérnagas

El ciclo vital de una luciérnaga no es demasiado amplio, ya que solo dura unos 2 años. En ese tiempo, pasa por cuatro fases diferentes: huevo o embrióń, larva, pupa y luciérnaga adulta.

La fase de huevo aparece cuando los ejemplares adultos se han apareado en verano. La hembra puede poner entre 50 y 150 huevos, normalmente en zonas húmedas del suelo, o en lugares cercanos a este ya que es importante que las larvas se encuentren allí para conseguir alimento.

Esos huevos se sabe que brillan ligeramente, un mecanismo de defensa para que otros animales no los toquen.

Pasadas 3-4 semanas los huevos dan lugar a las larvas, que se encargarán de cazar su alimento, como pueden ser caracoles, babosas, gusanos… Para ello, tienen una enzima que, al inyectarla en sus «víctimas», las paraliza, ayudándoles así a comérselos sin que opongan resistencia.

Esta fase dura aproximadamente un año (y ya te decimos que es la más larga).

Tras un año, las larvas empiezan a moverse cada vez menos y se forma a su alrededor una «pupa» donde llevan a cabo la metamorfosis. Esta puede durar unos 10 días o varias semanas. Y tras romper ese cascarón, saldrá una luciérnaga adulta.

Curiosidades

A pesar de que las luciérnagas son muy conocidas, lo cierto es que no sabemos mucho de ellas. Pero eso se puede solucionar si te hablamos de algunas de sus curiosidades. Por ejemplo:

¿Sabes que en Asia y en Tennessee, en Estados Unidos, muchas luciérnagas se sincronizan? Es como si hicieran una coreografía de luces, con el objetivo de atraer a las hembras. Así, van iluminando y apagando de tal forma que es todo un espectáculo (y un evento turístico también).

Ahora bien, ¿sabes que son venenosas? No todas, pero sí hay algunas que pueden tener consecuencias graves, incluso para los humanos, porque son capaces de inyectar una sustancia química paralizante (aun de adultos). Es más, son hasta capaces de absorber el veneno de otras especies. Normalmente esto ocurre cuando se comen a otras luciérnagas (sí, algunas son carnívoras, algunas incluso caníbales (las hembras se comen a los machos)) y lo pasan a los huevos para que estos puedan desarrollar venenos más potentes.

Cómo atraerlas al jardín

Cómo atraerlas al jardín

Si después de todo lo que has leído te apetece tener luciérnagas en tu jardín, has de saber que hay que proporcionarles unas condiciones muy adecuadas. Para ello, prueba lo siguiente:

  • Coloca una fuente. Necesitan un medio acuático para que haya humedad en el ambiente.
  • No quites el lodo. O el barro. A las luciérnagas les encanta eso porque así inmovilizan su alimento, además de que podrían poner ahí los huevos y tener luciérnagas aseguradas.
  • Pon flores. Ellas se alimentan del polen por lo que no viene mal que les des el alimento que buscan.
  • Añade maderas y troncos a la decoración del jardín. El objetivo es que puedan protegerse e incluso dejar ahí sus huevos.
  • No ilumines el jardín. A las luciérnagas no les gusta estar en lugares llenos de luz, prefieren la oscuridad total. Así que intenta tener el jardín a oscuras.
  • No eches pesticidas. No solo no son buenos para las plantas, sino que los insectos huyen de su olor.

De esta forma, no te aseguras que vayan, pero sí tendrás más probabilidades de que lo hagan. ¿Te gustaría tener luciérnagas en el jardín?


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  1.   Noema Barayazarra dijo

    muy interesante, hay datos que desconocìa, gracias

    1.    Mónica Sánchez dijo

      Gracias Noema, nos gusta saber que te ha sido de interés.

  2.   dara dijo

    Me encanto el articulo muy informativo!gracias

    1.    Mónica Sánchez dijo

      Muchas gracias Dara 🙂