Las coníferas son las plantas más longevas del mundo, pero hay un ejemplar que parece querer desafiar incluso a su propia naturaleza. Se llama Old Tjikko y es una planta que podemos encontrar en el Parque Nacional de Fulufjället, en la Provincia de Dalama, en Suecia.
¿Su edad? Se sabe que tiene, por lo menos, 9550 años, muchísimo más que Matusalén, un Pinus longaeva que crece en California y cuya edad es de unos 4847 años.
Las plantas a medida que envejecen deben de desarrollar nuevas estrategias para mantenerse, de algún modo, con vida si no quieren morir. Una de ellas es mediante la multiplicación asexual, es decir, por esquejes que caen al suelo y enraízan, o por esquejes de raíces desde donde brotará un nuevo tallo. Y es precisamente esto lo que ha hecho Old Tjikko.
Durante miles de años el árbol no fue más que un arbusto debido a que las condiciones eran muy frías para que pudiera crecer más; sin embargo, a medida que el planeta se va calentando puede tener un desarrollo normal, tanto es así que ahora mismo mide 5 metros de alto.
Dentro de unos 600 años la parte visible de Old Tjikko morirá, pero no será el fin de la planta. Como su sistema radicular permanece intacto, es más que probable que vuelva a surgir un nuevo tallo. Interesante, ¿verdad? Pero aún hay más que tienes que saber: el nombre le fue dado por su descubridor, Leif Kullman, profesor de fisiografía de la Universidad de Umea (Suecia) en homenaje a su perro.
Se trata pues de la conífera clonada más vieja del mundo. Una joya que conviene proteger y cuidar para que pueda, ciertamente, continuar con vida muchos miles de años más.
¿Habías oído hablar de esta planta? ¿Qué te ha parecido?
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